La dimisión del director general de Turisme de Barcelona, Jordi William Carnes, no es una dimisión normal. En realidad, es el síntoma de que algo no marcha del todo bien en el seno del equipo de gobierno municipal de Barcelona; en otras palabras, es la consecuencia de las luchas intestinas entre los distintos sectores de Barcelona en Comú, la plataforma que aupó a Ada Colau a la alcaldía y que engloba no sólo a los comunes, sino a Podemos y a ICV.
Jordi William Carnes dimitió este lunes, después de que la semana pasada se filtrase convenientemente un informe que desvelaba algunas irregularidades en los gastos de su tarjeta de crédito. Hay una salvedad. “No hay indicios de delito. Lo que se está discutiendo es si algunos gastos están debidamente justificados o no. Es decir, si eran necesarios. Por ejemplo, había algunas comidas con periodistas que son del todo normales y que ahora están bajo sospecha. Lo que pasa es que en algunas ocasiones, no se había especificado exactamente el motivo de los gastos, aunque estaban las facturas físicas en los expedientes. O sea, no se trata de haberse llevado dinero o haberlo malgastado, sino que lo que se discute es la justificación formal de todos y cada uno de los gastos”, explican a Metrópoli Abierta fuentes municipales.
PUGNA ENTRE DOS SECTORES
Estas fuentes aseguran que “no existe fundamento para una acusación de corrupción ni nada parecido. Simplemente, le tenían ganas. La dimisión denota la obsesión de los comunes por controlar al milímetro un área sobre la que tienen predilección, como es la de turismo”.
Otras fuentes destacan que Colau “quiere entrar a fondo en Turisme de Barcelona y arrasar con el sector. Todo se reduce a un pulso entre miembros del equipo de gobierno y, especialmente, entre la pugna que tienen el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, y el concejal Agustí Colom”. Pisarello es del ala dura de Barcelona en Comú; Colom proviene de las filas de ICV. Y la guerra entre estas dos formaciones es feroz. Algunas fuentes señalan que “a los duros de los comunes les chirría el protagonismo de la gente de ICV y por eso intentan acallarlos de todas las maneras posibles”.
UNA TRAYECTORIA SINUOSA
A Jordi Williams lo nombró el anterior alcalde, Xavier Trias, a pesar de que proviene de las filas socialistas: había sido concejal con Pasqual Maragall, consejero de Agricultura en el Tripartito y teniente de alcalde con Jordi Hereu. Luego, fue premiado por Trias con el cargo de director general del ente, en medio de un acercamiento a las tesis convergentes. No hay que olvidar que William Carnes también se hizo cargo de otro chiringuito convergente: la Fundació Ctecno, un órgano compuesto por empresas cotizantes a las arcas de Convergència que luego recibían suculentos contratos del área de telecomunicaciones del Gobierno catalán… y del Ayuntamiento.
La maniobra contra Turisme de Barcelona, pues, tenía un doble objetivo: debilitar el sector de ICV del equipo municipal y acabar con el directivo que había nombrado el anterior alcalde, permitiendo a Ada Colau controlar plenamente el sector del turismo municipal. “Hay quien ha querido ver también una cierta venganza sobre el socialista Jaume Collboni, pero no es exactamente así: iba a por los vestigios que había dejado Trias, aunque el dimitido no deja de ser socialista”.
REPRESALIAS CONTRA JANET SANZ
Respecto a la guerra interna, las fuentes consultadas por este diario recuerdan que a la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, “Colau le sacó la responsabilidad de puestos clave donde podía brillar con luz propia”. Uno de esos puestos era la dirección de la empresa pública Foment de Ciutat, responsable de la transformación de los barrios. La alcaldesa cesó a Sanz (que también es militante de ICV, como Agustí Colom) y se puso ella en su lugar, sustituyendo también a todo el equipo que tenía la concejala.
Paralelamente, le arrebató el protagonismo en la coordinación del Ayuntamiento con otros consistorios limítrofes en el Consorcio del Besòs, otro de los puestos cuyos trabajos se dejan ver por la ciudadanía. En ese caso, fue de nuevo la alcaldesa la que sustituyó a Sanz. “Lo que se ha hecho siempre desde la alcaldía es sacar a ICV de puestos que podían tener rentabilidad política y poner a gente de Barcelona en Comú del sector de Colau”, subrayan fuentes municipales a este diario.
EL MIEDO DE COLAU
En el fondo, según algunas fuentes subyace el miedo de la alcaldesa a llegar a las elecciones del año que viene con las manos vacías. “Colau está tocada y necesita protagonismo, hacerse notar y cosechar alguna obra de gobierno. Con la maniobra contra Jordi William ha destrozado a ICV y gana oxígeno. Esa maniobra coincide con la incorporación a su gabinete de Carlos Macías, que debe entenderse como un toque de atención a Manuel Simarro, jefe de gabinete, que se encuentra en estos momentos en horas bajas”.
Macías era hasta ahora el portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Barcelona, la organización de la que proviene Colau. Los tres últimos años, cobraba su nómina como técnico de vivienda del Observatori de Drets Econòmics, Socials i Culturals (DESC), en una trayectoria similar a la que había seguido la propia Ada Colau. Desde hace un tiempo, sin embargo, la PAH se había vuelto contra la alcaldesa, con ácidas críticas por la nula actividad del gobierno municipal en ese terreno y, sobre todo, por no haber cumplido ni una de sus promesas electorales. Ahora, la alcaldesa ha premiado a su crítico con un salario de 51.298,94 euros anuales (de los que, en realidad, cobrará 2.000 euros netos mensuales por catorce pagas, destinando el resto a BeC). Pero, sobre todo, lo ha desalojado de la PAH.