Sectores independentistas de Barcelona preparan una maniobra envolvente para obligar a Esquerra Republicana (ERC) a recular y aceptar otras primarias con el objetivo de relanzar una candidatura unitaria soberanista que le pueda disputar el control del Ayuntamiento a la actual alcaldesa, Ada Colau. Las citadas fuentes señalan a Metrópoli Abierta que ya ha habido contactos entre algunas fuerzas rivales de ERC para perfilar esa maniobra y ya se han puesto de acuerdo con el objetivo de doblegar a los republicanos.
La estrategia es que cada partido ha de hacer primarias para elegir un candidato de cada uno de ellos. De esta forma, solventan dos problemas a la vez: respetan las primarias que ya ha celebrado ERC, y, además, serviría para que todos compitan en igualdad de condiciones. Una vez elegidos los candidatos de cada partido en primarias, se celebrarían otras primarias sobre los candidatos elegidos. El que obtuviese más votos, sería el que encabezaría la candidatura unitaria independentista.
En esta operación entrarían el PDeCAT, ERC, Demòcrates de Catalunya, Procés Constituent y Moviment d’Esquerra Socialista (MES). Faltaría por determinar si la CUP entraría, aunque según las fuentes citadas, los anticapitalistas se quedarían fuera de la operación porque se niegan a formar parte de una candidatura con fuerzas de la derecha, como PDeCAT o Demòcrates. Además, algunas encuestas que se han realizado apuntan a que los cupaires pueden recuperar voto en la capital catalana. “En las últimas municipales, sacaron el 6% de los votos y el año que viene pueden llegar al 8 u 8,5%, lo que les pondría en una situación inmejorable”, explican las fuentes.
EL ‘EFECTO PUIGDEMONT’
Ese repunte de la CUP castiga directamente al candidato de ERC, Alfred Bosch. “No es ya que la CUP podría pasar a tener 5 ó 6 concejales: es lo que la CUP le resta al segmento votante de ERC, lo que le impediría a Bosch levantar el vuelo”, subrayan. “Si la CUP sube un par de puntos y ERC continúa con el desgaste que sufre en la actualidad por las circunstancias de la política catalana en general, el batacazo puede ser importante”, aducen. A ello se le puede sumar lo que se llama el factor Puigdemont, es decir, que el PDeCAT o una lista auspiciada por el ex presidente huido en Alemania puede capitalizar el voto soberanista, lo mismo que hizo en las elecciones autonómicas del 21 de diciembre: la candidatura de Junts per Barcelona podría convertirse, así, en la ganadora de los comicios locales del año próximo. Ésa es, al menos, la estrategia que planean los ex convergentes.
Según las encuestas que comienzan a circular, Ciudadanos dispara su voto y se podría situar como tercera fuerza disputando la segunda plaza con PDeCAT (si no hay candidatura unitaria) o incluso con los mismos comunes. Paralelamente, el PSC se estanca y el PP se hunde, pasando a última fuerza política, con riesgo de perder representación en el Ayuntamiento.
LA TERCERA VIA
Pero la estrategia pasa por forzar a ERC a sumarse a la lista unitaria. Y ahí entraría en escena otra cuestión: la elección de un candidato no vinculado a ninguno de los partidos que compiten. Se trataría de consensuar una tercera vía para visualizar que los partidos mayoritarios pasan la apisonadora sobre los minoritarios.
En los círculos independentistas se da por seguro que el tapado de Carles Puigdemont sería Jordi Graupera, que se presentó como independiente, pero que en realidad es el candidato de Demòcrates, un partido escindido de UDC que se ha convertido en la ultraderecha del secesionismo. Y es en quien Puigdemont confía para minar a sus adversarios, que son el PDeCAT y ERC. Y por algo, ambos consensuaron su estrategia en una reunión celebrada en Waterloo el pasado 17 de marzo.
Por paradójico que parezca, “Puigdemont no apoyaría a los candidatos de su partido, sino a alguien ajeno. Lo venderá como una estrategia para hacer una lista transversal, pero en realidad es para arrinconar al PDeCAT y que no le puedan hacer sombra, al mismo tiempo que controlaría la política municipal por el pacto suscrito con Demòcrates”. Con este pacto, no sólo deja de lado y mina el peso del PDeCAT, sino que debilita al mismo tiempo a ERC, ya que Demòcrates se coaligó con los republicanos en las últimas autonómicas. El líder municipal de este pequeño partido, Gerard Ardanuy, ya pidió días atrás a su organización que los dos diputados que están en el grupo parlamentario de Esquerra pasen al grupo mixto. Mayor deslealtad, imposible. Y mayor favor a Puigdemont, tampoco.
En las filas independentistas, sin embargo, no se da por ganado nada. “Colau no va tan de capa caída como se quiere hacer ver desde determinados sectores. Es cierto que ha habido problemas en su equipo y que no tenía experiencia de gobierno, pero las encuestas no le dan una debacle; al contrario, puede salir airosa y repetir resultados”, advierten las fuentes. Por eso, el independentismo necesita como agua de mayo una candidatura unitaria: sin ella, se da por perdido el Ayuntamiento de la capital de Catalunya.