Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en un momento de reflexión  / Ajuntament Barcelona

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en un momento de reflexión / Ajuntament Barcelona

Información municipal

Ada Colau, la estrategia “a la desesperada”

La oposición espera que inicie un proceso de culpabilización de los demás partidos

10 mayo, 2018 21:36

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La oposición municipal en el Ayuntamiento de Barcelona no quita ojo a la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, a la espera de que inicie una campaña “desesperada” de culpabilización de todos los demás partidos para intentar salvar la cara ante la opinión pública. “Lo que pretende Colau es decir que todo lo que ha hecho es por Cataluña y que si no ha hecho más cosas es porque los otros no la han dejado. Ese es el colofón de una alcaldesa que jamás quiso negociar con la oposición y que nunca tuvo a bien intentar pactar un tema que llevase a plenario. Es la plasmación de la incompetencia de su equipo de gobierno”, acusa un concejal de la oposición.

Otro dirigente opositor explica que “en las próximas semanas veremos cómo la propia alcaldía lleva al pleno todos los temas que tiene encima de la mesa para después culpar a los demás de que no se han aprobado. Ada Colau se encuentra en un aislamiento total. No ha sabido negociar con nadie ni uno de los grandes temas que tenía en cartera y no puede presentar una obra de gobierno decente en estos tres años de mandato”.

Le queda, sin embargo, una operación de imagen por aplicar. Esta semana se traslada a Madrid para visualizar esfuerzos en materia de vivienda, un área en la que ha cosechado los más sonados fracasos de la legislatura, especialmente teniendo en cuenta que ella proviene del activismo de este sector, al haber sido la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). “En los anteriores mandatos, se habían llegado a construir 1.000 pisos sociales por año, o sea, en total, unos 4.000 pisos por legislatura. En esta legislatura, el Ayuntamiento de Barcelona presidido por Colau habrá logrado construir sólo unos 600, lo que equivale a unos 150 al año. Un absoluto fracaso”, critican desde la oposición.

CULPAR AL CONGRESO Y A LA LAU

Esta semana, en Madrid, sin embargo, quiere visualizar que la culpa no es suya, sino de “los otros”. Y pondrá la diana en la oposición barcelonesa y en los especuladores y los lobbies empresariales. Su intención es llegar al sábado con un discurso victimista que pueda contrarrestar las protestas en la calle, porque para el fin de semana se prevén manifestaciones en la capital catalana por el tema de la vivienda.

“La alcaldesa tiene que defenderse, pero en estos momentos carece de instrumentos para ello. Lo que intentará estos días es quitarse el problema de encima y lanzar balones fuera. Su principal excusa es que Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) es la principal causante de que no haya podido cumplir sus promesas electorales en materia de vivienda y echará la culpa al Congreso de los Diputados por mantener esa norma”.

Pero eso es solo la punta del iceberg. En los demás sectores, la acción de gobierno es igualmente desastrosa. “Lo que hará es empezar a llevar temas que saben que van a perder y apelar luego a que los demás partidos no han dejado que los aprobasen. La idea es hacer ver a los ciudadanos que no son los de Barcelona en Comú (BeC) los culpables, sino que son los otros los que los bloquean”, acusan desde la oposición.

FRACASO TRAS FRACASO

Lo mismo ha pasado con el tema del tranvía, que no supo ni quiso negociar con los otros partidos. “Es cierto que en algunas formaciones hay una reticencia sospechosa sobre ese tema. Y un sector de la vieja derecha convergente considera un escarnio para las clases pudientes que el tranvía pueda unir por la Diagonal el paseo de Gràcia con la plaza Macià. Pero también es verdad que el partido que gobierna el Ayuntamiento no supo negociar el proyecto con la oposición”, explica otra fuente de la oposición.

También ocurrió con la multiconsulta, que fue otro sonoro fracaso, al no haberla pactado con nadie de la oposición y, además, por querer introducir cuestiones obvias y sobre las que había consenso absoluto y dejar, sin embargo, fuera otras consultas que pueden ser más polémicas, como la mismísima conexión de los tranvías por la Diagonal.

SUBIR LOS ENTIERROS

Con la funeraria, otro tanto. “No puede ser que el concejal del ramo, Eloi Badia, no vaya a los consejos de administración de la compañía funeraria, de la que el Ayuntamiento tiene un porcentaje significativo. Pero es más intolerable que luego firme una subida del 16% de la tarifa mínima de los entierros, la que afecta más a las clases trabajadoras. Inconcebible. Esto es intolerable”, asegura otra fuente de la oposición.

El último patinazo ha sido con la ordenanza del civismo. Es cierto que, en un determinado momento, habló del tema con la oposición. “Fue al comienzo de la legislatura. Les dijimos que tenían que concretar algunos temas, porque las propuestas eran demasiado inconcretas. Y hasta hoy. Ni siquiera nos contestaron, hasta que el otro día se descuelgan diciendo que abandonan la idea de reformarla. Dicen que no lo hacen por falta de apoyos y ése es el soniquete que incorporan ahora a su campaña de imagen: ‘No nos han dejado hacer nada’. Claro que ellos no han querido negociar nunca nada, pero todo lo fiarán a que no tienen apoyos y a que no han podido cumplir ninguna de sus promesas electorales porque los demás partidos no les han dejado. En otras palabras: le echarán la culpa a la oposición”, critica un dirigente de la oposición.

Y otro apunta que hace unos meses Colau dijo que podría sacar adelante temas con la geometría variable que le ofrecían apoyos puntuales de grupos de la oposición. El tiempo la ha puesto en su sitio: “Desde que rompió con los socialistas, está más sola que la una. Ni siquiera ha logrado los votos que le habían prometido ERC y el PDeCAT”, subrayan. Se acercan, pues, tiempos convulsos en la política barcelonesa, en los que se oirán mensajes políticos que provocarán desde satisfacción en las filas de BeC hasta indignación en la oposición o desconcierto en algunos sectores de la ciudadanía.