Ada Colau prometió que transformaría Barcelona y la ciudad ha cambiado. A peor. Sus cuatro años al frente del Ayuntamiento se han saldado con muchos más fracasos que éxitos. En casi ninguno de los grandes temas de ciudad ha logrado mejorar la situación que se encontró al llegar y su gestión, o su falta de ella, solo ha servido para agravar la situación.
Las críticas a su gobernanza han llegado de todos los sectores, incluidos los más afines. Partidos de la oposición, asociaciones vecinales, empresarios, gremios... Todos han tenido reproches por la forma y el fondo en que los comuns han manejado los asuntos del gobierno.
Vamos a desentrañar algunos de los grandes errores y fracasos que la alcaldesa Ada Colau y sus colaboradores más pròximos han cometido en estos últimos cuatro años.
LA INSEGURIDAD, EL PRINCIPAL PROBLEMA
La crisis de la seguridad que ha vivido Barcelona este mandato puede acabar costando la alcaldía a Ada Colau. El último barómetro municipal antes de las elecciones, hecho público el pasado mes de enero, arrojó que la principal preocupación de los barceloneses era la inseguridad. Un 21% de los ciudadanos lo ven así. El segundo problema más grave, el acceso a la vivienda, está a 8,9 puntos de distancia. No es para menos.
Como explicó Metrópoli Abierta cada día se cometen en Barcelona más de 500 delitos al día. Este es el triste balance que muestran los datos del Ministerio del Interior de 2018. El año pasado, los hechos delictivos ascendieron a 194.212, con un incremento del 17,2%. Los robos con violencia subieron un 19,4% (12.277 frente a 10.285), los hurtos un 16,8% (93.460 frente a 109.154) y los delitos sexuales un 18,4%. De 645 en 2017 se pasó a 764 en 2018. Oficialmente, Barcelona es la ciudad más insegura de España con una tasa de 119,85 delitos por cada mil habitantes.
El gobierno de Colau ha pasado de mirar hacia otro lado a echar la culpa a la Generalitat a medida que se acercaban las elecciones. Hace apenas dos semanas, la alcaldesa acusó al Govern de abandonar la seguridad de Barcelona con fines electoralistas. Tras una conferencia en el Hotel Avenida Palace, Colau dijo que el Departamento de Interior que encabeza el conseller Miquel Buch no se ha presentado a las últimas Juntas de Seguridad Local. También afirmó que Buch ha retirado el refuerzo de Mossos d'Esquadra pactado para el barrio del Raval tras la crisis de los narcopisos. “Nunca he querido hacer polémica del tema de la seguridad. Siempre hemos trabajado con lealtad institucional. Pero ahora me pregunto si no hay una intención electoral por parte de la Generalitat de abandonar la seguridad de Barcelona".
PERMISIVIDAD CON EL 'TOP MANTA'
Con el fenómeno del top manta ha pasado algo similar. La presencia de vendedores ambulantes irregulares en Barcelona no es nueva, pero el incremento tan enorme que se ha visto este mandato no se había visto nunca. Según el alcaldable de Barcelona pel Canvi-Ciutadans, Manuel Valls, se ha pasado de 300 a unos 2.000. El exprimer ministro francés se ha comprometido a acabar con la venta irregular en las calles de Barcelona en 90 días.
A lo largo del mandato, casi a diario, se ha visto a centenares de manteros instalados en el subsuelo ferroviario de la plaza de Catalunya, el portal de la Pau, el paseo de Joan de Borbó, el Park Güell y las playas de la Barceloneta. En distintas ocasiones, los sindicatos de la Guardia Urbana han denunciado la permisividad con la que actúa el gobierno municipal. Incluso dos sindicatos, SAPOL y CSIF, alertaron de presuntos chivatazos por parte del ejecutivo de Colau a los manteros de las redadas policiales. El PP ha denunciado el caso ante la Fiscalía.
La cercanía de las elecciones ha llevado a la Administración a actuar, pero lo único que se ha conseguido ha sido que los manteros se hayan trasladado de lugar. Por ejemplo, el mercado de la miseria de Glòries -objetos recogidos de los contenedores- se ha tolerado todo el mandato, con centenares de mantas en los suelos diversos días a la semana. Sin embargo, coincidiendo con la finalización de las obras del parque de la Canòpia Urbana, la Guardia Urbana vigila a diario la nueva zona verde de Glòries. A estos vendedores se les puede ver muchos domingos en la plaza Reial.
Operativos policiales similares se han montado en el subsuelo de plaza de Catalunya en el portal de la Palau para evitar el top manta tradicional, que ahora ocupa habitualmente algunas de las aceras de la Barceloneta.
VIVIENDA, UN SONADO FRACASO
Colau llegó a la alcaldía con la vivienda como bandera. Acabar con los desahucios, frenar la subida del precio del alquiler, construir vivienda social, poner fin a la especulación... Fueron miles las personas que se creyeron el discurso de la alcaldesa.
Sin embargo, ninguna de sus promesas electorales ha llegado a buen puerto. En sus cuatro años de mandato, el número de desahucios no ha dejado de subir; el precio del alquiler es un 40% más elevado que cuando llegó; la construcción de vivienda social ha pasado de las 4.000 prometidas a las 800 construidas y el coste de la vivienda se ha elevado de manera imparable.
Su único éxito: obligar a los promotores a reservar un 30% de las viviendas construidas para alquiler social… aunque el enorme descenso en la petición de licencias de construcción de nuevos edificios desde que la medida entró en vigor pone muy en cuestión la eficacia de la medida.
De hecho, el fracaso en las políticas de vivienda le ha servido para recibir críticas incluso de sus otrora aliados, como la PAH, que ella lanzó a la fama, o la FAVB.
TERRAZAS CONFLICTIVAS
El conflicto de las terrazas ha sido permanente durante todo el mandato. El intento de ordenar el espacio público provocó un agrio enfrentamiento con el Gremi de Restauració. Finalmente hubo acuerdo entre las partes, sobre todo por la negociación que llevaron a cabo desde el PSC, entonces socio de Colau en el Gobierno, entre ambas partes y desde el gobierno municipal hubo un compromiso de aplicar la normativa de la manera más flexible posible.
Sin embargo, la flexibilidad no llegó a todos los barrios. La regidora de Ciutat Vella, Gala Pin, optó por ir por libre y hacer una lectura peculiar de la normativa. El resultado: los restauradores cabreados y la regidora, duramente criticada por el gremio y los partidos de la oposición. La acusaron de actuar de manera arbitraria, de tener una actitud beligerante con los restauradores y de adoptar actitudes autoritarias. La respuesta de la alcaldesa fue dar todo su apoyo a la regidora.
UNA POLÉMICA MORATORIA
La moratoria hotelera impulsada en 2015 fue una de las medidas más agresivas del gobierno de Ada Colau para poner coto al crecimiento del turismo. La modificación del plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (Peuat) ha impedido construir nuevos hoteles desde entonces, lo que ha supuesto un freno a múltiples proyectos hoteleros en toda la ciudad.
Además, supuso el inicio de una guerra abierta entre el Ejecutivo local y el Gremi d’Hotels de Barcelona, que ha criticado hasta la saciedad la medida y ha alertado de los efectos colaterales que ha generado. Entre ellos, el desplazamiento de diversos proyectos al Área Metropolitana, que ha recibido con los brazos abiertos las nuevas construcciones hoteleras.