Francina Vila (Barcelona, 1977) es regidora de JuntsxCat en el Ayuntamiento de Barcelona. Vila lleva desde 2007 como regidora en el consistorio. Licenciada en Derecho, formó parte del gobierno de Xavier Trias entre los años 2011 y 2015. Estuvo al frente de las concejalías de Dona i Drets Civils y del distrito de Horta-Guinardó. Vila fue la número seis de la lista del partido que encabezó Joaquim Forn en las elecciones de mayo de 2019 y que obtuvo cinco ediles. La implicación de Forn en el procés independentista le obligó a dejar el acta de regidor, lo que permitió la entrada de Vila como edil. Actualmente es la portavoz de Junts de medio ambiente, movilidad, servicios urbanos, energía y derechos humanos.
¿Qué le parecen las políticas de movilidad que lidera Ada Colau?
Las políticas de movilidad siempre habían dado soluciones a los problemas de la ciudad y ahora nos encontramos con unas políticas que ponen obstáculos para que la gente se pueda ganar la vida y hacer su trabajo. En lugar de ser facilitadora, la administración se ha convertido en obstaculizadora para que la ciudad funcione correctamente. Según el mismo barómetro, la movilidad preocupa por primera vez después de muchos años a los barceloneses. Hay un problema de tráfico. Es curioso que el tráfico esté peor que nunca por culpa del Ayuntamiento, porque la conducción es inducida y se está produciendo una situación anómala. La movilidad es un desastre y, lamentablemente, es intencionado. No es negligencia o incapacidad, sino que hay voluntad de poner obstáculos. Los barceloneses, mayoritariamente, nos movemos en transporte público, de forma mucho más sostenible que en Berlín o Ámsterdam, pero las conexiones con el área metropolitana no están resueltas y hay viajes que se tienen que hacer en transporte privado.
Hace años defendieron el tranvía por la Diagonal. Existe un vídeo de Xavier Trias atizando a Jordi Hereu en un pleno. ¿Por qué cambiaron de opinión?
Cambiamos de opinión porque las tecnologías nos dieron una solución que era más eficiente como el bus eléctrico. En vehículos de alta capacidad, eléctricos, y con prioridad de paso se podía dar respuesta a la demanda de conectar Glòries y Francesc Macià sin hipotecar el espacio público con una estructura ferroviaria. Por eso defendemos el bus eléctrico. Acabamos el mandato del alcalde Trias con los vehículos preparados, la famosa D30, que es una línea de bus que tuvo todo el consenso político y técnico. Este proyecto lo escondieron en las cocheras muchos meses cuando Colau entró en el Ayuntamiento de Barcelona.
TMB acaba de poner en marcha el primer semidirecto de Glòries a Francesc Macià. ¿Cree que demostrará que el tranvía no es necesario?
Nosotros lo pensamos. Lamentamos que se haya puesto en marcha este línea tan tarde y que no se haya hecho por la Diagonal porque sería la conexión más óptima. Lo hacen pasando por la Gran Via. Nos puede dar mucha información y tenemos una radiografía de la demanda y uso de esta línea. Si el recorrido fuera totalmente por la Diagonal sería más eficiente.
¿Ustedes están a favor o en contra de que los coches paguen un peaje?
El debate no debe ser peaje sí o peaje no. El debate se debe centrar en una movilidad lo más eficiente posible. En Barcelona, el mayor tesoro de movilidad es que vamos a pie y tenemos que potenciarlo. El urbanismo táctico del actual gobierno municipal no lo favorece. Dificulta y pone en riesgo la figura del peatón. Hemos de luchar contra la indisciplina de los vehículos de movilidad personal y las bicicletas. El peatón debe ir tranquilo por la acera. En transporte público debemos terminar la red ortogonal de bus y las líneas de metro. Cercanías es un mal endémico y la administración central nos debería ayudar. Ferrocarrils de la Generalitat tiene un plan de crecimiento importante como es la conexión con el Vallès Oriental y Occidental. También es importante hacer una estrategia con el transporte de mercancías. Hemos de llegar a un acuerdo con el sector. Un sistema eficiente de la red de aparcamientos también sería una solución. Defendemos que los coches han de estar en los parkings, las aceras han de ser para los peatones y en la calzada deben haber motos y servicios esenciales. Hoy ya pagas para aparcar, que es un peaje encubierto. Antes de hablar de peajes hemos de poner otras opciones.
¿Por qué son tan críticos con el urbanismo táctico de Colau?
Somos críticos porque Barcelona, en los últimos años, ha sido un referente en la calidad del espacio público. Creemos que el urbanismo ha de ser sólido, transformador y dar respuesta a las nuevas necesidades que tiene la ciudad. En Barcelona no puede plantearse un urbanismo de poca calidad, como es el urbanismo táctico, con problemas de mantenimiento permanentes. Somos una ciudad mediterránea. Tenemos grandes arquitectos, urbanistas y paisajistas que han decidido cómo debe ser la ciudad. El tacticismo tiene una mirada muy corta. No piensa en el medio y largo plazo. El urbanismo nunca ha de ser táctico, sino sólido. Y genera espacios de degradación que no favorecen la estancia. No tienen el uso que el gobierno municipal pensaba que tendrían.
¿Cree que el Ayuntamiento de Barcelona retirará los bloques de hormigón de muchas calles, como por ejemplo Consell de Cent?
Nosotros lo hemos exigido porque ponen en riesgo la seguridad. Si hay un accidente, acentúa su gravedad. Entendemos que hay otras maneras más acertadas de hacer intervenciones. ¿Por qué no ampliamos directamente las aceras? Nos dedicamos solo a pintar y poner bloques de hormigón. Las reformas de Diagonal, paseo de Gràcia y Sant Joan, como hizo el alcalde Trias, pasan por unas acercas más confortables y verdes, y debemos definir los espacios por donde pasan los vehículos. Los híbridos extraños, con muchos colores y señales en la calzada, generan mucha confusión.
Estos híbridos tienen una explicación económica.
Podría ser un tema económico, pero ¿cuánto dinero se han gastado en el urbanismo táctico? Tal vez es mejor ir más despacio, de manera consensuada, y consolidar una ciudad más amable y verde. Hay un problema de fondo. La construcción de Barcelona siempre se ha hecho de manera consensuada. No puede ser que desde la administración, de manera unilateral, se decidan estas cosas. Se ha roto el modelo de ciudad que tenía Barcelona. La sociedad barcelonesa no critica por criticar. Normalmente es muy corresponsable. Amamos nuestra ciudad, queremos que sea mejor. Buscamos el consenso. El gobierno municipal se lo está cargando y desvirtúa la esencia de Barcelona.
¿Cómo está la vía contenciosa contra los bloques de hormigón?
Estamos a la espera de que se nos faciliten unos informes que en su día hizo la Guardia Urbana poniendo de manifiesto que eran peligrosos y ponían en riesgo la seguridad vial.
¿Están en contra de que haya terrazas en la calzada?
No estamos en contra. Pensamos que la tendencia pasa por consolidar las terrazas en el espacio público. Deben ser terrazas de calidad, que cumplan unos cánones estéticos y técnicos, que se integren en la ciudad, y no impidan la accesibilidad de los ciudadanos. Y también deben ser seguras. Poner terrazas en la calzada tiene riesgos. Esto nos genera muchas dudas. Ponen en riesgo las vidas de muchas personas.
¿Las superillas del Eixample ayudarán a pacificar Barcelona?
No. Se consigue el efecto contrario. El planteamiento que hacen en el Eixample crea calles de primera y calles de segunda. Yo soy del Eixample. Todos han de tener las mismas oportunidades. Cuando especializas las calles, y unas las conviertes en jardines y otras en autopistas, creas un agravio comparativo. No será lo mismo vivir en Casanovas o Villarroel y se está discriminado a las personas. Se están cargando la diversidad del Eixample, que urbanísticamente era muy democrático. En el Eixample, personas con rentas distintas convivían en una misma finca y en un mismo espacio, y podías compartir interiores de isla. ¿Por qué no los recuperamos? Son espacios silenciosos que, con los actuales problemas de inseguridad, se pueden cerrar. ¿Por qué hemos de romper con la trama Cerdà que es muy eficiente desde el punto de vista de la movilidad y la funcionalidad? Los coches no desaparecerán ni se fulminarán. En Barcelona la gente que va con vehículos privados lo hace porque realmente lo necesitan.
¿Barcelona está sucia y abandonada?
Nosotros creemos que sí. La ciudad está dejada. No es una prioridad política del gobierno municipal. Ha sido muy negligente. No es excusa el calor ni que se acabe el contrato de limpieza. Es el contrato externo más elevado que tiene el Ayuntamiento. Es de más de 300 millones de euros. Se tienen que averiguar cuáles son los puntos oscuros y adaptar los servicios a las nuevas realidades. La ciudad es cambiante. Si hay visitantes o no, la situación cambia. Si hace calor o no, cambia. Hay que ir adecuando los servicios. No puede ser que porque haga más calor, la ciudad esté más sucia. Hay que exigir a las empresas la reestructuración. Nosotros creemos que la falta de limpieza es la punta del iceberg que evidencia una mala gestión municipal. Si no eres capaz de hacer un servicio básico como es el de la limpieza, imagina todas las otras cuestiones que son mucho más complicadas.
¿Cuáles son los principales puntos negros de suciedad que hay en Barcelona?
Toda la suciedad que se genera alrededor de los contenedores. Las calles no se limpian suficiente, no hay suficiente baldeo. Las calles se van deteriorando. Falta mantenimiento en los parques. Esto favorece la aparición de plagas: ratas, chinches...
¿Hay algún barrio o distrito en el que la situación sea más grave?
Son aquellas zonas en las que hay una mayor densidad de población. Pero es un problema generalizado en toda la ciudad. Esto es una novedad. Antes, la zona del centro, porque había mucho turismo, podía parecer que no lucía suficiente. Pero ahora es en cualquier espacio que hay dejadez. No hay interés para que la ciudad esté ordenada y limpia. Pienso que hay negligencia y abandono, pero también debe haber un trasfondo ideológico. Parece que el gobierno municipal haga bandera de la fealdad y la decadencia.
El futuro pasa por reciclar más y mejor, ¿por qué cree que hay tanto descontento en Sant Andreu con el Puerta a puerta?
Porque se ha introducido un sistema que ya se ha demostrado que no funciona en tramas urbanas tan densas como la de Sant Andreu. Hay que apostar por la recogida selectiva, pero hay muchas formas de hacerlo. Nosotros defendemos el contenedor inteligente. El contenedor es un elemento que todos los barceloneses conocemos. Lo que hay que hacer es un contenedor inteligente, que las tecnologías permitan pedir al ciudadano que recicle adecuadamente. Permite hacer un control, permite que la tasa de los residuos sea más justa. Ahora está basada en el consumo del agua y es muy injusta. Con determinados elementos tecnológicos se puede ver quién recicla y quién lo hace bien. A estas personas se las puede bonificar. El reciclaje se puede incentivar. En Sant Andreu se ha visto como una imposición. El sistema no funciona. Las casas no están preparadas, las comunidades tampoco. El gobierno no ha escuchado ni ha tenido en cuenta muchas consideraciones de los vecinos. No ha corregido. Y ahora tiene un problema.
Colau dice que no rectificará. ¿Cree que le puede pasar factura a nivel político?
La limpieza es un servicio básico urbano. Si la alcaldesa o el gobierno municipal es incapaz de hacer una gestión eficiente, le puede acabar pasando factura.
¿Si no se recicla bien, ustedes son partidarios de multar?
Ahora, nosotros creemos que lo que se tiene que hacer es bonificar. Premiemos a las personas que lo hacen bien.
¿Con la nueva contrata, prevista para la primavera de 2022, cree que la limpieza mejorará?
Si no se hace un seguimiento político y se va adecuando el servicio a las nuevas realidades, todo estará igual de sucio que ahora. Puedes tener camiones y contenedores nuevos, pero si sigue habiendo suciedad por la calle, no se baldea adecuadamente y no se actúa en determinados puntos oscuros de la ciudad, estaremos igual.
¿Por qué Junts votó a favor de David Bondia como síndic de Barcelona.
Aún no hemos votado.
Este martes hubo un acuerdo en la Junta de Portavoces.
Nosotros creemos que el proceso para elegir al síndic/a es bastante anómalo. Primero haces votar a la ciudadanía y después lo validas en un plenario. Es un poco extraño. Si lo vota la gente, que lo vote la gente. Si lo hacen los grupos, que lo hagan los grupos. Ahora es un sistema híbrido que puede acabar siendo muy perverso. Y si los ciudadanos votan una cosa y los grupos votan otra... Ahora, el proceso no está afinado. Es cierto que la figura de la síndica no se conoce y eso hace que haya una participación muy baja en el proceso participativo. Ante esta situación que se produce, tiene que ser el gobierno municipal el que se ponga de acuerdo. Si no hay consenso en el seno de gobierno, como ha pasado hasta ahora, lo que no se puede pedir es que la oposición tomemos parte. Primero se tenía que poner de acuerdo el gobierno y nosotros después ya lo ratificaremos. Bondia ha sido el más votado. Nosotros lo que no haremos es ir en contra de la ciudadanía. Lo ratificamos porque es el que ha decidido la gente de Barcelona.
Elsa Artadi junto con los concejales Jordi Martí y Francina Vila en la calle del Consell de Cent
En 2016, ustedes apostaron por Maria Assumpció Vilà como síndica de Barcelona y no por Bondia que también se presentaba. Vilà fue la más votada. ¿Fue por un tema de votos entonces?
No lo recuerdo, pero ahora ha sido así. También hay que pensar quién puede hacer mejor este trabajo. La señora Vilà tenía en ese momento una determinada trayectoria que quizá nos pareció más oportuna para ejercer el cargo.
¿Cuáles son las mejores recetas para reducir los altos índices de inseguridad que sufre Barcelona?
Una mayor presencia de la Guardia Urbana en la calle. Eso ya tiene un efecto disuasorio. Después, la Guardia Urbana tiene que hacer su trabajo. Y no es por la policía, es por el gobierno. El gobierno tiene la tendencia a expulsarse las responsabilidades y espera que otras administraciones le solucionen la papeleta. En seguridad no tiene que pasar. La Guardia Urbana tiene unas funciones y tiene que hacer cumplir las ordenanzas. También tiene que haber coordinación policial. En el momento en el que entre Mossos y Guardia Urbana había una máxima coordinación y bajaban al metro se consiguió acabar con los hurtos y otros problemas. Tiene que haber coordinación y presencia.
Esta semana se ha presentado la nueva propuesta de presupuestos para el 2022, que prevé unas cuentas récord de más de 3.400 millones. ¿Qué le parece?
Los presupuestos de un gobierno municipal que apuesta por el decrecimiento nos hacen estar en alerta. El gobierno de Colau y Collboni tienen un determinado modelo de ciudad y lo traslada a sus presupuestos. El modelo de ciudad se traslada a los números. Y su modelo de ciudad nosotros no lo compartimos ni un ápice. Seguramente, el presupuesto dejará mucho que desear. En un momento de crisis como el actual que se apueste por el decrecimiento económico nos parece absolutamente delirante. Pero eso no significará que nosotros no seamos propositivos. Haremos nuestras propuestas. Queremos ser útiles y constructivos, pero si el presupuesto no se adecua a nuestro modelo de ciudad, evidentemente no le daremos apoyo.
Le íbamos a preguntar si apoyarán el presupuesto o ya están inmersos en la carrera electoral
La aproximación no tiene que ser electoralista. Si el presupuesto es bueno, le daremos apoyo. Si recoge algunas de nuestras propuestas, le podemos dar apoyo. Ya veremos. Es un proceso que acaba de empezar. Lo tenemos que estudiar bien, pero viendo el modelo de ciudad que defienden socialistas y comunes, viendo las tesis de decrecimiento económico que se están imponiendo en Barcelona, se nos generan muchas dudas.
¿Ve a Colau repitiendo como candidata?
Veo a Colau muy desgastada. Un ejemplo es lo que pasó hace unos días durante el pregón de la Mercè. Se cerró la plaza de Sant Jaume. No había pasado nunca que una plaza se cerrara así. ¿Fue por miedo a los silbidos? ¿Fue por miedo a colectivos desencantados con el gobierno municipal? Evidencia que hay una situación de desgaste y, sobre todo, no ver qué está pasando y cuál es el grito de la ciudad de Barcelona. Es un proyecto político que está en decadencia. Este segundo mandato ha sido muy forzado. Colau no fue la lista más votada. Fue una operación de Estado colocarla como alcaldesa. Ahora Manuel Valls se ha ido, y era uno de los socios preferidos que tenía para pactar las cosas. Los cambios que ha habido en el gobierno por parte del PSC responden a ese desgaste. De alguna manera, los socialistas quieren hacer una sacudida, pero es una sacudida estética. Han cambiado las carteras para ver si pueden frenar esta decadencia de un proyecto que es de ambos.
¿Esperaba que ERC hiciera más oposición?
Me ha sorprendido su papel. Fue la fuerza más votada. Esperaba que intentara imponer su modelo y lo que hace siempre es ir a remolque del gobierno municipal. Es sorprendente. Quizá no son tan distantes. Igual están cómodos. Y es algo que nosotros tenemos que ser capaces de explicar. La alternativa real al modelo actual de Barcelona que se ha hecho con la complicidad de ERC es JuntsxCat.
Será Elsa Artadi la candidata de JuntsxCat?
Ella ya lo ha dicho. Tiene ganas. Somos un equipo en el que todos vamos a la una, alrededor de ella. Artadi es una magnífica candidata, por la cuestión de género, por la cuestión generacional. Es una persona que está muy preparada. Tiene muy claro cómo tiene que ser Barcelona. Capta muy bien cuáles son las necesidades actuales de la gente: el sufrimiento de la pandemia, la desafección del gobierno municipal... Ella puede capitalizar toda esta frustración, empatizar con las personas y proyectar un modelo de futuro. Puede poner una mirada sobre los 10 o 15 próximos años. Esto hace que puede que tengamos unos muy buenos resultados en las próximas elecciones.
Usted tiene la intención de repetir como regidora?
Junts es un proyecto político relativamente nuevo, un proyecto que provoca ilusión. Hace ya tiempo que trabajo para Barcelona. Me ilusiona la ciudad. Si puedo seguir aportando, estaré contenta. Me gustaría. Hay muchos elementos. Formamos parte de una organización. Hay un liderazgo. Tenemos que ver de qué forma cada uno puede ser más útil en cada momento.
Con la pandemia ha habido una caída de un 70% de los abonados de los gimnasios municipales en Barcelona. ¿Qué haría Junts para revertir esta situación?
En las políticas deportivas hay una falta de liderazgo muy importante. Y lo que se está poniendo en riesgo no es tanto la caída de los abonados, que es muy temporal y se irá recuperando, sino el modelo deportivo de Barcelona que nació con los Juegos Olímpicos y que era una simbiosis perfecta entre entidades y empresas de la ciudad de la mano de la Administración. Había una gestión de las instalaciones públicas y esto permitía promocionar el deporte, generar recursos para ayudar a los deportistas más de élite y hacer una labor social. Hay muchos barrios en los que la vertebración y la cohesión pasan por la actividad deportiva. Ahora nos encontramos que muchos centros deportivos municipales salen a concurso y los ganan empresas que son de fuera de Barcelona o incluso fondos de inversión que no tienen nada que ver con el sector deportivo. Este alma que hacía que el sector deportivo funcionara tan bien en la ciudad se está perdiendo. Muchos clubes y entidades están en crisis. Tiene que haber un debate muy importante de cómo blindamos este modelo Barcelona. Hemos pedido al gobierno hacer un grupo de trabajo con todos los grupos para estudiar cómo preservamos el modelo. Tiene que ser un acuerdo de ciudad que supere los mandatos políticos. De momento no hemos sido convocados y no tenemos noticias de que se avance en este sentido. Lo último que pedimos es que se hiciera un informe jurídico. El deporte genera riqueza, pero no es un negocio. Las instalaciones públicas no las podemos dejar de la mano de fondos de inversión.