Gestos de última hora, prisas, y una fotografía casi robada. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, apareció junto al presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, frente a los medios de comunicación en el interior del Ayuntamiento. No estaba previsto, pero Sánchez Llibre quería esa imagen y Colau también entendió que debía dar la cara y explicar en público cómo había ido la entrevista. Fue el pasado miércoles y gracias a la estrategia ‘tarradellista’ de Sánchez Llibre, que aseguró que la reunión había ido de maravilla, y que servía para “iniciar un nuevo periodo institucional”.

Fue el presidente Josep Tarradellas quien, tras una dura entrevista con Adolfo Suárez, apareció ante los medios para afirmar que el encuentro había sido fructífero. A Suárez no le quedó más remedio que seguir la estratagema y preparar nuevas entrevistas para poder avanzar. Y es lo que ha logrado Sánchez Llibre, que entregó un documento a la alcaldesa con reproches muy duros sobre su gestión, pero también con alternativas, y que permitirá nuevas reuniones sectoriales en la sede de Foment para modificar políticas de movilidad, de urbanismo, de promoción económica o de reordenación y promoción del turismo.

LA FUERZA DE LOS GREMIOS

“Sánchez Llibre es capaz de echar una dura bronca y segundos después dar a entender que no ha pasado nada, que es necesario seguir dialogando”, asegura una fuente conocedora de la entrevista con la alcaldesa, que se produjo después de reiteradas peticiones del presidente de Foment, que se había encontrado siempre el ‘no’ como respuesta. Para la alcaldesa Colau, que encara la recta final de su mandato, conseguir una ‘pax’ con Foment es clave, porque la patronal agrupa a la mayoría de gremios de la ciudad que viven el día a día, desde los comerciantes a los hoteleros, y que no han dejado de lamentar la falta de diálogo de la líder de los comunes.

Sánchez Llibre, en el Ayuntamiento de Barcelona / MA



En la entrevista, Sánchez Llibre afeó a Colau su forma de gobernar, dejando claro que los comunes gobiernan en minoría, con ayuda de los socialistas, que, además, han discrepado de la posición de la alcaldesa, como su rechazo a la ampliación del aeropuerto de El Prat, que para Foment es determinante. Colau no se quedó callada, según apuntan las mismas fuentes, y reprochó al líder patronal su actividad constante contra su propia persona.

TIEMPO PERDIDO

El rechazo de los comunes cuando se lanzan críticas a la gestión de Colau se ha basado en la propia naturaleza de esos posibles interlocutores. Es decir, no se ha entrado en los últimos meses a valorar si eran razonables o no las críticas al llamado urbanismo táctico, que ha pintado de colores las calles del Eixample para restringir la circulación de automóviles, sino sobre quién vertía esos reproches. Y el prejuicio es claro: el mundo formal, los dirigentes económicos que se presentan encorbatados no son escuchados por el equipo de gobierno de Ada Colau. Eso, sin embargo, ha comenzado a cambiar ahora, porque la alcaldesa ha percibido que la erosión que sufre “es transversal”, y numerosas entidades, –con corbata o no– han comenzado a dejar claro que no se puede seguir en la misma situación.

El punto de inflexión que ha marcado Sánchez Libre coincide con la irrupción de la plataforma Barcelona es imparable, que tiene en Gerard Esteva a su cara pública. El presidente de la UFEC, (Unió de Federacions Esportives de Catalunya) sigue rechazando que él mismo pueda optar a la alcaldía de Barcelona. Lo que persigue ahora, en todo caso, es mostrar una alternativa de ciudad, dibujada desde hace meses por distintos expertos y consultoras, que sea recogida por los partidos políticos. A partir del mes de enero y a lo largo de 2022 la plataforma irá ofreciendo un marco detallado de lo que sería necesario impulsar para que Barcelona recupere “el tiempo perdido”.

Colau lo sabe y por ello ha querido ganar oxígeno, aunque forzada por la petición de Sánchez Llibre de abrir un nuevo periodo de diálogo.

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