La alcaldía de Barcelona se la jugarán tres formaciones políticas, ninguna de ellas encuadrada en la derecha liberal, que se encuentra dispersa, rota, sin candidatos con garantías de obtener buenos resultados. Esquerra Republicana, el PSC y los comunes, los tres dentro del flanco de la izquierda, buscarán la victoria, sin ningún rastro de que se repita lo sucedido en 2011, cuando Xavier Trias ganó las elecciones al frente de CiU, o en 2015, cuando Trias dio paso a Ada Colau, tras cosechar diez concejales, solo uno por debajo de los 11 de los comunes. Ese es precisamente el problema ahora de esa derecha liberal: la disolución de CiU y la imposibilidad de ese espacio de rehacerse, fragmentado en distintas siglas y proyectos ambivalentes.
El mapa que deja el sondeo elaborado por Electomanía para Metrópoli es muy elocuente. Deja a ERC como vencedor, con el 23,5% de los votos, con el 21,4% para el PSC y el 19,1% para los comunes, y a mucha distancia a Junts per Catalunya, con el 9,7%. Pero en ese escenario hay dos cuestiones diferenciales. Primero, el espacio de esa derecha liberal, de disciplina catalanista-independentista, que trata de heredar el peso que tuvo CiU, y, en segundo término, la derecha que se declara constitucionalista, la que alcanzó una influencia considerable y que encabezó durante años el PP que dirigía en la ciudad Alberto Fernández Díaz. En ese flanco se debe incorporar a Ciudadanos, que se descompone ahora en Barcelona. Y el surgimiento, producto, en parte, a esa decadencia de la formación naranja, de Valents, que capitanea Eva Parera, una dirigente que proviene, precisamente, del mundo de CiU, de Unió Democràtica en concreto.
¿OPERACIÓN DE UNIDAD?
Los datos del sondeo de Electomanía son clarividentes. El PP se queda con el 4,9%, lo que supone que no entraría en el consistorio –la barrera para obtener representación es del 5%, a diferencia del mínimo que se exige en el Parlament, que es del 3%--, mientras que Valents aparece con solo el 2,3%. Y Vox tampoco entraría, con el 2,5%.
No hay derecha liberal catalanista ni constitucionalista a la vista. Por lo menos, a un año vista de las elecciones. Porque el otro proyecto que busca representatividad, y que acaba de celebrar su congreso fundacional, Centrem, tampoco saca la cabeza: el 0,7% en el sondeo. Se trata del partido que lidera la exconsejera de Empresa, Àngels Chacón, que reclama un catalanismo pragmático, liberal, que pueda atraer al exvotante más clásico de CiU.
Todas esas opciones han arrancado cada una por su cuenta, aunque son conscientes de que sería necesario algún acuerdo de unidad, con un candidato con proyección, que pudiera ser la palanca que dejara fuera del gobierno a Ada Colau. ¿Pero cómo se puede producir esa operación de unidad?
ROSELL, A LA ESPERA
En el sondeo sí surge un nombre que lleva meses pensando en un proyecto personal, alejado de las siglas de los partidos. Se trata del expresidente del F.C.Barcelona, Sandro Rosell, que obtiene el 4,7%, todavía fuera del consistorio. Rosell ha sido reclamado por Centrem para que pudiera encabezar su proyecto, pero éste cree que si tiene opciones, todas pasan por un discurso anti-partidos, de carácter más populista, como el que protagonizó Macri en Argentina, que, curiosamente, también pasó de presidir un equipo de fútbol, el Boca Juniors, a la jefatura del gobierno de Buenos Aires.
En Junts per Catalunya los ánimos están bajos. Las ilusiones pasaban por Elsa Artadi, que ha decidido retirarse por la falta de claridad interna en el partido y el caos organizativo. Los postconvergentes aspiraban a llegar a acuerdos con el PSC, con Jaume Collboni como alternativa a Colau al frente del Ayuntamiento. En todos los círculos de Junts se aspira a ese pacto, un deseo que se comparte con sectores económicos y políticos de la ciudad, que han intentado poner en pie distintas propuestas con poco éxito por ahora.
Esa derecha liberal, --y aquí se puede señalar al flanco constitucionalista y al catalanista, con todos sus acentos— busca ser el complemento de Jaume Collboni en Barcelona. Se pudo comprobar esa semana en el Círculo Ecuestre, en un almuerzo con el primer secretario del PSC, Salvador Illa. La comida giró en torno a la ciudad de Barcelona, con Jaume Collboni situado en la mesa central del acto. Y Enrique Lacalle, vicepresidente del Ecuestre, verbalizó el deseo: “Ánimo Jaume”. La percepción de esos sectores económicos –Foment también ha orientado otras operaciones—es que puede haber un voto útil alrededor del PSC, pero que será necesaria otra fuerza política para sumar y que posibilite una alcaldía distinta a la de Colau o el republicano Ernest Maragall.
LOS LAMENTOS DE ALBERTO FERNÁNDEZ
Alberto Fernández, eterno concejal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona –hoy concentrado en su profesión de abogado—señala que ese es el “drama”, que la derecha liberal está ausente. Con Junts per Catalunya en horas bajas –sin candidato, y con su debate interno sobre el independentismo y la necesidad de aterrizar para gestionar las cosas de comer en la capital catalana--, con el PP desconectado con su actual líder en la ciudad, Josep Bou, y con Valents todavía iniciando su camino, liderados por Eva Parera, esa derecha no está en condiciones de competir, según el sondeo de Electomía.
Hay, además, otra opción, la del abogado Daniel Vosseller, que ha pasado de liderar una agrupación de electores a un partido, BCN ets tu, con el que está seguro de obtener representación. El 26 de junio tendrá lugar su congreso para iniciar la carrera electoral. Pero en el sondeo de Electomanía ni aparece.
Tanto en el campo catalanista-independentista como en el constitucionalista, la falta de unión imposibilita opciones competitivas. Pero los sondeos, precisamente, pueden forzar esa unidad, a la búsqueda de candidatos que puedan atreverse a dar la batalla.