Hay una tendencia, pero también un hecho claro a la espera de que se sume un tercer elemento que lo puede cambiar todo. El republicano Ernest Maragall y el socialista Jaume Collboni batallan por ser los más valorados, pero los dos están a la espera de la irrupción de Xavier Trias, que en septiembre tomará la decisión para ser alcaldable de Junts per Catalunya. Pero mientras eso no sucede, los sondeos muestran que Maragall es el más valorado, con un 4,7, y le sigue Jaume Collboni con un 4,5. Ya más lejos aparece Ada Colau, con un 4, la responsable municipal peor valorada en la serie histórica, solo comparable al momento más bajo que tuvo el alcalde Jordi Hereu.

El hecho es que Esquerra aguanta el tirón, y que el veterano dirigente, Ernest Maragall, no sufre un desgaste, ni personal ni de la marca que lo eligió, aprovechando su distanciamiento del PSC, en el inicio del proceso independentista. La tendencia marca, sin embargo, que los socialistas están cerca, que mantienen el pulso, aunque Jaume Collboni no aparece todavía en primera posición.

Las dos fuerzas políticas, no obstante, han comenzado a interiorizar que habrá un tercer elemento inesperado que puede cambiar todo el tablero municipal. Electomanía no lo recoge, porque Junts todavía no ha tomado ninguna decisión. De hecho, en las valoraciones de candidatos no aparece ningún cabeza de cartel de JxCat. La marca se valora con un 3,3, por debajo de Eva Parera, la líder de Valents, que obtiene un 3,5; o de Josep Bou, el concejal del PP, que se queda con una valoración del 3,4, o del propio Sandro Rosell, con un 3,4.

Trias ha comunicado a los suyos que el papel de JxCat en el Ayuntamiento de Barcelona debe ser diáfano: la misión es la de facilitar un cambio en el consistorio, para dejar en la estacada a los comunes de Ada Colau. Y tampoco se plantea Trias un acuerdo con ERC, que ha “hecho un claro seguidismo de los comunes en este mandato”, como indican fuentes de JxCat. Lo que queda es una aproximación con los socialistas, pero ahora con la duda de saber quién quedará primero, porque Xavier Trias se ha propuesto jugar para ganar el partido.

El propio Trias se entrevistó hace unas semanas con Jaume Collboni, en un encuentro en el Raval, que incluyó fotografías difundidas en la cuenta de Twitter del dirigente socialista y primer teniente de alcalde del consistorio. Collboni lo interpretó como un aval a su figura, pero no se contaba, en la estrategia de los socialistas, con la posibilidad de que Trias pueda ser, finalmente, alcaldable.

¿COLLBONI, FAVORECIDO CON TRIAS?

En todo caso, la ascendencia de Trias en el mundo nacionalista puede ir en detrimento de ERC, aunque pueda restar un porcentaje de votos a los socialistas, que aspiraban a quedarse con esa parte del pastel exconvergente que se siente ya muy alejada de los postulados rupturistas y aventureros de dirigentes como Laurà Borràs. A partir de septiembre se tratará de analizar y compensar, si es necesario, qué es lo que suma o resta más. Si se produce ese desgaste de ERC, de Ernest Maragall, propiciado por Trias, es Collboni el que puede salir más beneficiado y llegar en cabeza en la recta final.

El exalcalde Xavier Trias, junto a Jaume Collboni, primer teniente de alcalde, en un encuentro en Ciutat Vella / TWITTER

Lo que marcan ahora los sondeos, como el último de Electomanía para Metrópoli, es que son los republicanos los que más números tienen para lograr la alcaldía, al dar por hecho que contarán con el apoyo de los comunes, pese a que Ada Colau se vería obligada a abandonar, al perder la vara de mando.

Con ese mapa juegan ahora todos los partidos que tienen aspiraciones reales a obtener la alcaldía de Barcelona.

La otra liga la juegan los aspirantes a tener representación. Y el que más fácil lo tiene, aunque sigue sin mover ninguna pieza, es el PP, que podría beneficiarse del viento a favor que se ha producido en toda España con su nuevo líder, Alberto Nuñez Feijóo. Sin embargo, y como lamentan algunos dirigentes del PP catalán, hay que nombrar ya a un candidato y ver qué estrategia se puede seguir para conseguir tres o cuatro concejales, que podrían ser decisivos en la elección final del alcalde de la capital catalana.

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