Tensión en el flanco nacionalista y en aumento. El alcaldable de Junts per Catalunya (JxCat) a la alcaldía de Barcelona, Xavier Trias, ya ha encajado un primer fracaso. Su intención de que el expresidente del F.C.Barcelona, Sandro Rosell, renuncie a su candidatura no va a tener éxito. Al revés. Rosell está determinado a seguir adelante y ya ha agendado actos con distintos colectivos de la ciudad para intercambiar impresiones de cara a una intensa campaña electoral.
Trias sabe que puede tener una nueva oportunidad para ser alcalde, tras salir del Ayuntamiento de Barcelona en 2015, superado por la actual candidata de los comunes, Ada Colau. Pero todo depende de que ate en corto hasta el último voto exconvergente, de todo el electorado nacionalista que no quiere saber nada de Colau ni de los comunes. Y ahí choca con Sandro Rosell, que busca la misma bolsa de votos, aunque con un añadido nada menor: el exdirectivo del Barça, experto en marketing deportivo, quiere enarbolar un discurso populista, basado en la mera gestión de los asuntos públicos, alejado de las siglas partidistas, que puede atraer a una parte del electorado profundamente descontento con los políticos y el propio sistema político.
RESARCIRSE DE LA CÁRCEL
El exalcalde de Barcelona, que fue la mano derecha de Jordi Pujol como consejero de Presidencia de la Generalitat, y el portavoz de CiU en Madrid durante la legislatura en la que el PP obtuvo la mayoría absoluta con José María Aznar, (2000-2004), lo ha verbalizado de forma taxativa: “Hablaré con Sandro Rosell para que no se presente, porque no será algo constructivo para ninguno de los dos”.
¿Resultado? Rosell no se da por aludido: tiene una misión personal y el capital suficiente para pagarse una campaña electoral que rehabilite su figura a ojos de la opinión pública, tras haber sufrido dos años de prisión preventiva por una acusación según la cual integraba una red de blanqueo de dinero producto de la explotación de los derechos de imagen de la federación brasileña de fútbol. El caso quedó archivado.
Miembros de JxCat han pedido a Rosell en las últimas semanas que no presente su candidatura, porque el máximo perjudicado será Xavier Trias. Pero Rosell no ha cedido. Aunque la última decisión no está tomada, todas las valoraciones que hace lo inclinan hacia una lista electoral con la que él cree que podría tener un gran éxito. Lo que pudiera ocurrir tras la noche electoral no es excesivamente importante para Rosell, que ha dejado claro que, si no es alcalde, se irá a casa. Es decir, que no continuaría en el Ayuntamiento de Barcelona como mero concejal de la oposición.
El encuentro formal entre Trias y Rosell todavía no se ha producido. Pero tampoco lo han fijado los dos interesados. Lo que se está produciendo es un cruce de mensajes entre los dos entornos de los dos candidatos.
Y es que Rosell tiene un fin distinto a Trias. Aunque algunos de los que le conocen bien señalan que siempre tuvo ese interés en la política municipal, por el Ayuntamiento de Barcelona, lo que busca el expresidente del Barça es contar con el apoyo popular. Y eso, por ahora, lo encuentra en cada lugar que visita, porque es conocido y valorado por su etapa en el Barça.
BENEFICIADOS, COLAU Y COLLBONI
Las encuestas que maneja Trias son positivas y le dan, incluso, como ganador. Pero siempre que se concentre el voto exconvergente. Una división, con Trias y Rosell buscando parte de ese voto, y con ERC también interesado en un electorado de clase media, nacionalista y de orden, beneficia a los otros dos alcaldables, Ada Colau y el socialista Jaume Collboni. Y, curiosamente, tanto Trias como Rosell sí coinciden en un objetivo: que no repita Colau al frente del consistorio de Barcelona.
Los últimos mensajes de Rosell a los suyos es que despejará todas las incógnitas a mediados de enero. Pero va sumando, en estos días, todos los ‘pros’, más que los ‘contras’. Y siempre a la espera, como él mismo dijo, de que su madre le dé el definitivo visto bueno.