Una operación de la que se conversaba durante meses, pero que nunca se acababa de concretar. Los socialistas en Barcelona querían entrar en el terreno de los comunes, pero no a cualquier precio. El candidato escogido, al final, ha sido Lluís Rabell, un dirigente conectado como pocos con el tejido asociativo de la ciudad, con una tradición de izquierdas, vinculado históricamente al PSUC y a ICV, y en los últimos años con los comunes de Ada Colau, como líder de la formación en el Parlament. Pero Rabell ha ido más allá, al buscar el acercamiento con ex miembros de otras formaciones en plataformas como Federalistes d’Esquerra –es miembro de su junta directiva—o Portes Obertes del Catalanisme.
El objetivo es claro. Jaume Collboni, el alcaldable del PSC por Barcelona, ha querido blindar el flanco izquierdo de su candidatura, entrando en un cuerpo a cuerpo con los comunes en distritos como Nou Barris, Sant Andreu, Sant Martí o Ciutat Vella. Y Rabell es el dirigente escogido para lidear un “plan de barrios” que atienda las necesidades vecinales. El hecho de que Rabell fuera el líder de los comunes en el Parlament, en los momentos decisivos del proceso independentista, tiene una trascendencia simbólica, pero no por serlo, como apuntan las fuentes consultadas, sino porque “dio la batalla de la izquierda al independentismo”, mientras que otra parte de esa izquierda alternativa, la que ha representado Colau o el abogado Jaume Asens, “o se ponía de perfil o se decantaba por las tesis soberanistas”.
Ahora se trata de incidir en los aspectos sociales, en discutir a los comunes el relato social, en ámbitos como la vivienda, en el que el equipo de confianza de Colau ha quedado lejos de sus objetivos y promesas. Pero lo que explica la elección de Rabell, un acercamiento que él ha correspondido con entusiasmo, es que se trata del representante de una izquierda en Barcelona que ha sabido entenderse con otras formaciones políticas.
EL 'FACTOR' TRIAS
Si bien Federalistes d’Esquerra, donde forma parte de la junta directiva, es un ámbito más cercano al PSC, con miembros también que provienen de lo que fue Iniciativa-Verds –a su vez herederos del PSUC—en el caso de Portes Obertes del Catalanisme la transversalidad es su mayor característica. La asociación se puso en marcha en 2016, con el proceso independentista en su mayor auge, y la pretensión fue la de aunar esfuerzos por parte de ex dirigentes de Convergència, de Unió, del PSC, de ICV, incluso del PP, como evidenció la participación del ex diputado Jordi de Juan.
Ese espíritu es el que identifica a Lluís Rabell, contundente en el verbo y muy próximo y siempre dispuesto a llegar a acuerdos. Y la química personal, la negociación entre dirigentes, será “vital” tras la noche electoral, como apuntan las mismas fuentes consultadas. Es decir, ¿será un obstáculo insalvable para Xavier Trias poder apoyar a Jaume Collboni, si éste obtiene más votos que el resto de candidatos? Rabell no lo será, mantienen las mismas fuentes, porque es el heredero directo de la cultura política del PSUC, la misma que abrazó Trias en sus tiempos de consejero de Salut, cuando tiró de ex miembros ‘psuqueros’ para formar parte de los equipos directivos del departamento o de los hospitales públicos. Eso no quita que no haya duros reproches mutuos. Rabell ya comenzó a lanzarlos este mismo lunes, al entender que el auge de Colau, en 2015, se debió la gestión anterior, de Xavier Trias, cuando se "incrementó la desigualdad en la ciudad".
EL PSC SE QUITA LOS COMPLEJOS
Sin embargo, ¿nombres como el de Rabell son suficientes para que Collboni se afiance de cara a ganar con claridad las elecciones? Eso es lo que queda en el aire. Con Rabell, Collboni marca su flanco izquierdo, sabiendo que el centro-derecha que quiere representar Trias no lo verá como un hombre vinculado a la gestión de Colau. En todo caso, se señala, “es una pieza importante, una primera pieza” para la candidatura del alcaldable socialista.
Lo que demuestra, también, es que el PSC ha comenzado a quitarse algunos complejos. Hasta ahora han sido numerosos los ex dirigentes del PSC que han recalado o en los comunes o en ERC, desde Jordi Martí, mano derecha de Colau en el Ayuntamiento, a Joan Ignasi Elena o Ernest Maragall, ahora en la factoría de ERC.
Sin embargo, hay un factor que puede ser importante de cara a las elecciones y que el PSC intenta comunicar, con mayor o menor acierto. Lo dijo el propio Rabell en la sede de los socialistas catalanas: “la fuerza metropolitana”. Collboni juega con el peso de la marca, --al margen de la influencia que puede tener Pedro Sánchez—, con el poder de los socialistas en el área metropolitana. “Una urbe como ésta, corazón palpitante de una vasta región metropolitana, sólo puede encarar su futuro pensando otra vez su lugar en el mundo”, aseguó, constatando que el PSC hoy es un partido político sólido, con presencia en todo esa área metropolitana, a diferencia de los comunes.