Jaume Collboni: “Si gana Trias hay un claro riesgo de regresión para la iniciativa privada”
El alcaldable del PSC por Barcelona señala que una victoria socialista "sería de gran trascendencia para la ciudad, y para la política catalana y española"
7 mayo, 2023 00:00Noticias relacionadas
Jaume Collboni (Barcelona, 1969) ve cerca su objetivo. El candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona, favorecido por la fuerza de la marca, del propio PSC y del PSOE, encara la recta final con optimismo. En las encuestas aparece como ganador o justo por debajo del ganador, que varía en función de las encuestas. Considera que la alcaldía se puede jugar entre él y Xavier Trias y señala que no investirá ni al propio Trias ni a Ada Colau al frente del Ayuntamiento. Habla con contundencia en esta entrevista con Metrópoli, con la idea de que Barcelona no puede ser la plataforma del independentismo, que, a su juicio, sigue representando Trias a pesar de que “esconde” las siglas de JxCat. Por ello, señala que “Si gana Trias hay un claro riesgo de regresión para la iniciativa privada”, con la premisa de que solo el PSC “puede asegurar la estabilidad e impedir la inseguridad jurídica” que provocó la salida de miles de empresas de Barcelona y Cataluña en el momento álgido del proceso independentista.
¿Considera que se ha entendido su salida del consistorio, como primer teniente de alcalde, un poco antes de la campaña electoral, a pesar de gobernar todo el mandato con los comunes?
La coherencia en política siempre tiene premio y dejar el cargo era lo coherente tras los últimos desencuentros, y en el periodo electoral. Es coherente con la intención de relevar a Ada Colau en la alcaldía. Hubiera sido difícil llegar juntos hasta el final. Y creo que es también responsable porque se ha asegurado la estabilidad en el gobierno municipal. La intención de voto demuestra que esa decisión no se ha penalizado.
Pero ha habido un gobierno de coalición entre los comunes y el PSC, con políticas compartidas.
Nuestro compromiso es con la ciudad de Barcelona, no con Ada Colau. Se formó el gobierno municipal porque era la alternativa a un gobierno independentista, y por eso se contó con los votos de Manuel Valls. Se pretendía impedir un gobierno que cayera en manos independentistas, con todo lo que había supuesto el procés. Hay que tener en cuenta, también, que al poco tiempo sufrimos una pandemia. La mayor parte del mandato lo dedicamos a salvar vidas y empleos, y en ese tiempo el consenso fue alto, en el seno del consistorio, con la votación de presupuestos, por parte de Junts, de Manuel Valls y la abstención del PP. Las discrepancias aparecen después de la pandemia y luego hay que pensar que la política es aritmética. En el plenario se apoyaban medidas distintas, y también dentro del gobierno municipal. Se perdían votaciones, como fue la relacionada, entre otras, con la Ronda de Sant Pau, o con el proyecto del Hermitage. Y en ocasiones no se votaba, porque esas votaciones se perdían. Es la lógica de una coalición. Y hemos visto cómo en otros casos, en el Govern, se llegan a cometer errores tan grandes como el reciente con la organización de unas oposiciones. Hay que entender que si una formación tiene más peso, más votos, gana en el plenario, pero también dentro de una coalición.
¿La gran diferencia con los comunes ha sido la concepción distinta sobre cómo debe colaborar el sector público con el privado, la llamada colaboración público-privada, que se ha plasmado en el proyecto del 30% de vivienda pública en las promociones urbanísticas?
En una ciudad gran parte de la iniciativa se desarrolla en los ámbitos privados, tanto los lucrativos como los no lucrativos, con la aportación, también, de las entidades sociales. Lo que hemos hecho, desde el consistorio, es el planeamiento de hasta 70.000 viviendas, entre el distrito del 22@, en la Marina Prat Vermell, y en el Bon Pastor. De ese total, 25.000 serán de protección oficial. Pero sin inversión privada no se podrán implementar, sin crear la confianza con el sector privado, no se podrán realizar. Ada Colau no cree en ello. Y si gana Xavier Trias hay un claro riesgo de regresión de la iniciativa privada en la ciudad, porque una victoria del independentismo ofrecería un mensaje negativo, que es todo lo contrario a la seguridad jurídica que se necesita, a la estabilidad que precisa Barcelona. En ese sentido, la medida de la reserva del 30% para vivienda pública debe cambiarse, es medida rígida, intervencionista, que no ha dado resultados. Lo que hay que generar es confianza, sentido común, que es todo lo contrario a lo que sucedería con una victoria de Trias, que sería celebrada por Puigdemont o Laura Borràs.
¿Ese es el gran problema que no ha sabido solucionar el gobierno municipal de coalición, el de la vivienda?
Se ha generado suelo, con un planeamiento en nuevas zonas, de 25.000 viviendas protegidas, como decía. Pero se necesitará mucho dinero que el Ayuntamiento no tiene. La Generalitat ha hecho pura propaganda con la vivienda, porque se anuncia hasta 10.000 viviendas, sin decir dónde se van a hacer. El Ayuntamiento ha hecho 2.300 a pulmón, con el presupuesto municipal, con un 10% de nuestro presupuesto dedicado a vivienda y con el gesto del Estado, que transfirió 70 millones de euros para vivienda asequible. Lo que tenía que hacer la Generalitat, que tiene la competencia, no lo ha hecho. Por todo ello, es fundamental que el Ayuntamiento colabore con el sector privado. Compete a los dos sectores. La Ley de Vivienda ayudará, pero favorecer que los precios no suban, que es positivo, no será suficiente para crear más oferta.
Pero, ¿de qué hablamos cuando decimos colaboración público-privada?
Lo podemos decir de forma clara: se trata de crear más empleo y de más calidad en la ciudad de Barcelona. Con salarios bien pagados, para combatir la pobreza. Hay que pensar que uno de cada cuatro barceloneses está en riesgo de exclusión. La tasa de paro ha bajado, pero todavía hay 60.000 parados. El principal objetivo es generar empleo, y eso se puede conseguir con iniciativa privada, con empresas e inversiones, y con facilidades, con una legislación más flexible. Y con un alcalde, al frente del Ayuntamiento, que genere confianza y estabilidad y con políticas de sentido común. La única opción es atraer empresas que generen más valor. Y para eso la colaboración público-privada es esencial, con la idea de que lo público haga fácil y amigable la iniciativa privada.
¿El consistorio tiene margen en la política impositiva? ¿Puede modificar el IBI?
Tocar el IBI sería debilitar la acción pública del Ayuntamiento y eso no lo voy a hacer. Ahora, sí es verdad que toca hacer una reflexión en este país con impuestos como Patrimonio. No puede ser que haya una carrera con distintos tipos sobre el Patrimonio en diferentes comunidades autónomas. Es hacernos trampas a nosotros mismos. Y hay países que compiten en ese ámbito. Catalunya no está en una buena posición. No me jactaría, como hacen algunos, de lo que pasa en Catalunya en ese ámbito.
¿Entiende el apoyo que puede generar Xavier Trias?
Nada de lo que he dicho hasta ahora se lo puede atribuir Trias, porque él representa a un partido que es el más radicalizado. Se ha puesto en marcha una operación de blanqueo de Junts per Catalunya, ocultando su identidad política. Genera cero confianza entre una parte importante del electorado, porque defender a Laura Borràs como ha hecho, cuando ha sido condenada por corrupción, o cuando señala que ha recibido el permiso de Carles Puigdemont para presentarse, da pie a pensar en el riesgo de una regresión si gana las elecciones. Hay que encender todas las alarmas políticas sobre el riesgo que corre Barcelona y Catalunya si gana Trias, por muy bien blanqueado que esté. El lobo disfrazado de cordero, sigue siendo lobo.
¿Una regresión?
El motivo para tener un candidato blanqueado es claro: se quiere volver a tener el poder. Trias está haciendo campaña en todos lados con Junts per Catalunya, menos en Barcelona. Se trata de una manta que quiere tapar a la vez a moderados y a partidarios de Puigdemont y Borràs. Y eso es imposible. Es funambulismo político. Porque, ¿cuál será el titular de la prensa internacional, de la prensa belga, si gana Trias? Está claro que sería que el independentismo ha ganado, que ha ganado el candidato de Puigdemont.
¿Lo apoyará si se produce la circunstancia?
No voy a hacer alcalde ni a Trias ni a Colau. Voy a ganar las elecciones. Cuando no ganas las elecciones, te vas a la oposición. Y buscaré acuerdos con todos los partidos, menos con la extrema derecha. Y hay muchos tipos de pactos, desde un gobierno de coalición hasta apoyos para los presupuestos. El objetivo es ganar las elecciones, y no voy a investir ni a Colau ni a Trias. Los concejales socialistas votarán al candidato socialista.
¿La ampliación del aeropuerto es una de las grandes condiciones para los acuerdos posteriores?
He puesto tres condiciones para cualquier pacto: compromiso con el crecimiento económico y la ampliación del aeropuerto; que no haya recortes ni precarización, y lealtad al Estado español y a las instituciones europeas. Ese será el marco de negociación.
¿Qué se puede hacer para mejorar la seguridad en la ciudad, que es ya uno de los ejes de la campaña electoral?
Hay cuestiones tangibles, como los 1.000 agentes de Guardia Urbana que hemos incorporado en este mandato. Y hay también carencias claras, como los 600 agentes de los Mossos d’Esquadra que la Generalitat no ha enviado a la ciudad. En la negociación de los presupuestos de la Generalitat, Salvador Illa ha logrado ese compromiso, con el despliegue de esos 600 agentes que se necesitan en Barcelona. Eso será importante, junto al refuerzo de la autoridad democrática, en un país que fruto de distintas circunstancias, con el proceso independentista y con los complejos de la izquierda, ha desatendido el discurso de la seguridad. Ha habido cambios legislativos, como el de las penas para los reincidentes, que pueden llegar a penas de prisión. Y toca luchar contra las okupaciones delictivas. Ya hemos legislado sobre ello, con la posibilidad de que las comunidades de vecinos puedan denunciar, y que se demuestre que se es el titular de una vivienda, con un título de propiedad o de arrendamiento. Y si no hay vulnerables, se ha legislado para que la ejecución de una vivienda se produzca en 48 horas. Se han mejorado cuestiones como los top-manta, y se ha solucionado la proliferación que había de bicis-taxis. La Guardia Urbana ha actuado a partir de sus competencias propias. Hay mejores datos, pero hay una percepción de inseguridad y hay que trabajar para que se reduzca.
¿Se potenciarán los efectivos especializados de la Guardia Urbana, la UREP?
Los efectivos especializados se deben potenciar en proporción a los riesgos de orden público. Y no debe haber problema en harcelo, si es necesario.
En la cuestión de la movilidad, ¿puede haber facilidades para las motos, utilizando el carril bus?
Estoy a favor de reconocer el papel de las motos en la movilidad de Barcelona. Yo soy motero. Habrá una ayuda a la conversión de los motores de combustión a eléctricos de 600 euros, y un aumento de 20.000 nuevas plazas de aparcamiento. Pero creo que las experiencias de uso mixto del carril bus es un riesgo para la seguridad. Trias lo intentó y se echó atrás. Depende de cada zona. Pero puede incrementar la inseguridad. En cuando a los aparcamientos se habilitarán fuera de la calzada, porque hay que proteger al peatón, hay que favorecer que la ciudad sea caminable.
¿Respecto a la Etiqueta B de los vehículos, se ampliará la prohibición de circulación para esos vehículos, siguiendo la política de las bajas emisiones en determinadas zonas?
Hay un calendario sobre eso que se debe respetar, con las ayudas que decía sobre la conversión de combustión a motor eléctrico. Hay que tener en cuenta la movilidad de coches que es obligada para los que vienen a trabajar y no tienen otra opción. Hay que actuar con prudencia y calma.
¿Se indultará a los vehículos clásicos?
Eso está regulado, por franjas horarias y en función de acontecimientos especiales, aunque hay que diferenciar cuando es una moto clásica, por ejemplo, o vieja.
Los comunes han declarado la guerra a los cruceristas. ¿Qué hay de mito y de realidad en la influencia de los cruceros en Barcelona?
Yo pensaba que la izquierda debía presentar una batalla contra la desigualdad y contra la pobreza. Creo que es lo que nos debería preocupar. Hay que pensar en un modelo solvente para el futuro, y es cierto que se pueden reducir los cruceros que hacen escala, pero es curioso que quien aprobó las bases para los cruceros en 2018, a dos semanas de las elecciones, digan que hay que retirarlos. El nivel de improvisación e incompetencia es preocupante. Lo importante es conseguir un turismo de calidad, y no causar ese ruido por cuestiones electorales.
¿Se conectará el tranvía por la Diagonal? Metrópoli ha publicado una encuesta en la que la mayoría de barceloneses está a favor, con contradicciones entre los electores y los dirigentes de los respectivos partidos.
El sentido común dice que una infraestructura ferroviaria debe estar conectada, cuando solo faltan dos kilómetros. Nosotros estamos a favor de la conexión. De hecho, los comunes han hecho cero kilómetros en ocho años. Y con los alcaldes socialistas se hicieron cerca de 30 kilómetros. Es un tramo, el que falta, que fue aprobado por la Generalitat, con Damià Calvet al frente, el mismo que ahora forma parte de la lista de Xavier Trias, que está en contra. Dejemónos de fantasmas. Lo que yo he dicho ahora es que en el próximo mandato la inversión debe concentrarse en los barrios y dejar al Eixample que respire. El Eixample se ha llevado una gran inversión en estos años en detrimento de los barrios. Lo que se debe hacer ahora es conectar el tranvía hasta Verdaguer, que llevará un par de años. E invertir en proyectos como en los parques del Clot, que necesita dos millones de euros. Hay que renovar muchos espacios de la ciudad.
¿Cree que Colau mima el Eixample?
Lo hace porque es lo que más se ve. Pero comete el mismo error que cometió Trias y es que los barrios se vuelven a sentir olvidados. Y hay un maltrato con la inversión. La pacificación de la que hablan los comunes, los socialistas la practicaron en muchos barrios y zonas de Barcelona, con ejemplos, entre muchos, como la Avenida Mistral. Lo que no vamos a hacer, en ningún caso, es 22 reformas como la de Consell de Cent, porque sería inviable, y podría absorber toda la inversion de la ciudad.
¿Se debe mantener el ordenamiento sobre la construcción hotelera?
En determinadas zonas, como la 3 y 4, hay margen para 4.000 nuevas camas. Pero no en la 1 y en la 2, donde hay una saturación. Hay una normativa en vigor. Y habrá hoteles en nuevas zonas, como en la Sagrera, que será un nudo de comunicación, con residentes y turistas. Lo que proponemos es una cláusula que permitirá que en edificios patrimoniales que están vacíos se puedan habilitar como hoteles pequeños. En el Gótico o en Ciutat Vella hay espacios de ese tipo. Y eso servirá también para conservar ese tipo de edificios. Lo que pretendemos no es conseguir más turistas, sino mejores turistas.
¿Qué se juega Barcelona con estas elecciones?
Se juega poner orden y generar oportunidades para vivir y trabajar en la ciudad. Se trata de recuperar el orgullo, que es lo más complicado. En Barcelona hay grandes activos, hay universidades, centros de investigación, infraestructuras, servicios públicos, capacidad para atraer talento. Y lo que se necesita es un alcalde que esté a la altura de las circunstancias, y el riesgo, reitero, es que se produzca una regresión política con una victoria independentista en Barcelona.
¿Considera que el valor de Jaume Collboni es tener todo un partido detrás?
Yo siempre digo que no escondemos las siglas, a diferencia de Trias. Se habla de la nostalgia de la Barcelona de hace unos años, y es la Barcelona de los alcaldes socialistas. Si se tiene nostalgia, está claro que lo que hace falta es un alcalde socialista. Es el proyecto político que en estos momentos está ofreciendo soluciones, también en el conjunto de Catalunya, con Salvador Illa. Ya ganamos las elecciones autonómicas. Ahora se trata de unas elecciones que son muy importantes para el PSC y para el PSOE. He estado ya en varios mítines con Pedro Sánchez. El PSOE sabe que la gran noticia en la noche del 28 de mayo será la victoria en Barcelona, y el cierre de la campaña electoral será en Barcelona, con Sánchez y Rodríguez Zapatero. Una victoria en Barcelona será de gran trascendencia para la ciudad, para la política catalana y española.