El PSC seguirá como segunda fuerza en el Ayuntamiento de Barcelona, tras el recuento final. Después de casi diez horas de recuento, los socialistas se quedan con 131.923 votos, por los 131.735 asignados inicialmente tras la noche electoral.
Los comunes se quedan con 131.581, por los 131.594 del escrutinio del pasado domingo. Así las cosas, El canditato Xavier Trias continúa siendo la lista más votada con 11 regidores, seguidos de cerca por los socialistas, con 10 y los comunes, con 9. El recuento de votos ha servido, además, para ampliar la brecha de votos que separaban a comunes y socialistas. Si bien el 29 de mayo solo les separaban 141 votos, ahora la distancia ha crecido hasta los 342.
SIN CAMBIOS
Con esa cifra, el PSC mantiene su aspiración para lograr la alcaldía en la persona de Jaume Collboni, a pesar de que los comunes buscaban ese adelanto a partir de papeletas confusas o que se habían declarado nulas.
La posibilidad de que Ada Colau, al frente de los comunes, hubiera pasado a Jaume Collboni, abría las puertas a una nueva negociación, después de que un sector de Esquerra Republicana, liderado por el ex diputado Joan Tardà, señalara la posibilidad de elegir a Colau como alcaldesa.
Los republicanos, que no quieren saber nada del PSC, como de forma reiterada lo ha afirmado desde Ernest Maragall a Oriol Junqueras, hubieran tenido un dilema en el caso del adelanto de los comunes. Son sus socios en el Parlament de Catalunya, y, de hecho, Ernest Maragall ha apoyado todas sus políticas en el último mandato.
TRANQUILIDAD EN EL PSC
El PSC se ha mostrado muy tranquilo en las últimas horas, esperando ese recuento final. En ningún momento, como apuntan las fuentes consultadas, han creído que esa segunda posición, por detrás de Xavier Trias, estuviera en peligro. Pero el recuento final era necesario.
Las fuentes conocedoras del recuento señalan que sí se espera que algunos partidos puedan ahora presentar algún recurso, pensando en Vox, que aspiraba a un tercer concejal a partir de algunas papeletas que se dieron por nulas.
Esa circunstancia era vital, aunque pudiera ser para el PSC algo rutinario. El recuento era necesario y ahora ya es definitivo, a falta de esos posibles recursos finales. La cuestión es que el PSC mantiene su argumento: “existe una mayoría progresista en Barcelona”, en referencia a la suma del PSC, los comunes y ERC. Pero los republicanos se han desmarcado por completo. Y los propios negociadores socialistas, capitaneados por Laia Bonet, señalan ahora que ya no hay “nada que hacer” con Esquerra, porque ha optado por un “frente independentista”.
Lo que queda, para el grupo que lidera Jaume Collboni, es negociar “un gobierno estable y que aplique políticas progresistas”, como ha afirmado la propia Laia Bonet. Eso implica un posible acercamiento a JxCat, o buscar una alternativa con los comunes y el PP, que lidera en Barcelona Daniel Sirera.
“Quedan muchos días por delante, hasta el 17 de junio”, apuntan las fuentes consultadas. Las mismas recuerdan, pensando en los republicanos, que tampoco querían que el PSC apoyara el presupuesto de la Generalitat. Junqueras quería prorrogar esas cuentas, “y al final aceptaron una negociación, que implicó la aprobación, con condiciones importantes”.
El recuento, en todo caso, deja a Jaume Collboni como segundo, con diez concejales, justo por detrás de Xavier Trias, con 11 ediles.
RECUENTO
La Junta Electoral ya aclaró que, con el conteo, no se esperaba un sorpasso de los comunes a los socialistas. Sin embargo, la escueta diferencia de 141 votos sí ha generado expectativas e incluso algo de nerviosismo por parte de los morados, pues la línea era tan fina que cualquier desajuste podía inclinar la balanza hacia los de Ada Colau.
No obstante, lo que se ha hecho no es un recuento de votos como tal, sino que se han revisado las actas de 20 mesas electorales de Barcelona y los votos nulos de cada colegio electoral. Quienes revisan las actas son funcionarios y llevan a cabo su labor bajo la atenta mirada de apoderados de cada partido. Pueden darse casos en los que un voto nulo pase a ser válido tras la revisión si se observa una clara intencionalidad de votar a un determinado partido.
También se han repasado las actas para confirmar que el número de votos comunicado y las cifras coinciden. En ocasiones, por error humano, han podido darse algunos desajustes. Todos los votos válidos se destruyeron tras ser contabilizados en la jornada electoral.