Colau arremete contra todos al verse fuera del gobierno de Collboni
La líder de los comunes no asume su nuevo sitio y ataca a los socialistas, pero pide un tripartito y las propias bases de Esquerra señalan que no la quieren en el gobierno
11 febrero, 2024 23:30Una dureza que dosifica, pero que se incrementa cuando se ve en peligro. Ada Colau ha recuperado su discurso más crudo, el que carga contra empresas y entidades financieras que no quieren, según ella, que forme parte del gobierno municipal. La líder de los comunes está –hoy— en la oposición, mientras el alcalde Jaume Collboni ultima un acuerdo con Esquerra Republicana, sigue ganando tiempo y esboza un futuro en el que el partido de Colau puede tener un papel, pero no dentro del ejecutivo municipal. Colau no acepta esa nueva posición, y mantiene su discurso, pese a que en las elecciones municipales las urnas constataron que los barceloneses no deseaban que siguiera gobernando. Así lo indicó el apoyo a Xavier Trias, el líder de JxCat, que llegó a ganar los comicios con un lema muy simple: ‘no a Colau’.
Las políticas concretas en los meses de gobierno de Jaume Collboni han mostrado diferencias respecto a los comunes. Ha sucedido en relación a los pisos turísticos y la pacificación de la ciudad, con normativas que, si bien equívocas, tratan de rehacer o paliar las acciones de los comunes en el anterior mandato. Colau mantiene el mantra del pacto tripartito, y se arroga la bandera de la izquierda, pero sus posibles socios ven la situación de forma muy distinta.
"Colau no puede hablar siempre como abanderada de la izquierda"
Entre los socialistas prima la idea de que Colau no puede seguir con ese latiguillo: “No puede hablar siempre como abanderada de la izquierda, como si hacer algo diferente ya deba ser algo propio de la derecha. Es un monopolio que no vamos a tolerar”, indican las fuentes consultadas. Y se añade, por parte socialista, pero también por parte de los republicanos, una idea clara: “Quien no desea que forme parte del gobierno, que no se busca un tripartito de izquierdas, son las propias bases de Esquerra”. Y es que la dirección del partido en Barcelona ha sometido a consulta el posible acuerdo con el PSC en los diez casales de la ciudad. Aunque no se han producido votaciones –ni esa era la intención— el denominador común sí ha quedado claro: “acuerdo con los socialistas, sí, hay que intentarlo, pero no con los comunes”.
El equipo de Collboni también se refiere a esa cuestión: “son los republicanos los que han dejado claro que no quieren a los comunes”. En todo caso, la posible colaboración con los comunes sigue abierta. No se descarta por completo, porque hay otros equilibrios en juego, en el Congreso de los Diputados y también de cara a lo que suceda en el Parlament de Catalunya después de las elecciones autonómicas, previstas para finales de este año o justo a principios de 2025.
Colau y el obstáculo para un tripartito
Colau, pese a todo, ha dado muestras de estar desubicada. “Hay élites que no quieren que estemos en el gobierno, porque en el anterior mandato les molestamos con nuestras políticas”, señaló este jueves en el programa Café d’Idees de La 2. Su idea es que las medidas de “pacificación” de la ciudad –las superillas como la de Consell de Cent—o la voluntad de acabar con los pisos turísticos han chocado con “determinados intereses”. Aprovechando la compleja situación con la sequía, Colau recuperó su vieja aspiración para “remunicipalizar” el servicio del agua, a pesar de haber sufrido varias sentencias en contra. Con la idea de que Jaume Collboni busque un acomodo a los comunes en el gobierno municipal, Colau quiso poner en solfa un supuesto doble rasero: “Se criticó mucho a la alcaldesa por la inseguridad en Barcelona, pero ahora han aumentado los delitos, y no se habla tanto de ello en los medios de comunicación”, señaló.
A Collboni le presentó una moción de reprobación, que acabó retirando, pero se sumó a otra de JxCat, también contra Collboni. Ha insistido en que se siente “decepcionada” con el alcalde socialista, pero reclama un tripartito de izquierdas con el PSC y Esquerra. Y, al mismo tiempo, da por hecho que ella no es “obstáculo” para que se constituya ese gobierno tripartito, sin hacer caso a lo que se desliza desde el PSC y desde las propias bases de Esquerra. Y es que no la quieren.
Promesas evaporadas
Su idea es quedarse en el Ayuntamiento como concejal, después de haber “renunciado a ser ministra”. Tampoco se ha mostrado favorable a encabezar las listas europeas de Sumar, en el que están integrados los comunes. Quiere gobernar en el Ayuntamiento con el PSC, pero no ha dejado de marcar distancias con los socialistas. Está y no está, con poca presencia en el consistorio, donde participa muy poco en las comisiones municipales. Y sigue pensando que las urnas la habilitaron para poder ejercer, como mínimo, de teniente de alcalde. Aunque todos los mensajes que recibe no van en esa dirección.
Sus promesas se han evaporado. Ha pasado por delante de los estatutos de los comunes, que fijaban un límite a los mandatos municipales. Asegura ahora que "nunca" ha querido hacer carrera política, y por ello ha renunciado a ser ministra. Pero se queda en el grupo municipal como concejal, taponando cualquier movimiento de renovación en su propio espacio político.