Entrevista a Daniel Sirera

Entrevista a Daniel Sirera GALA ESPÍN Barcelona

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Daniel Sirera (PP): "Si acabamos con todos los pisos turísticos, habrá un mercado negro incontrolable en Barcelona"

El líder de los populares en la ciudad, que hace especial hincapié en la lucha contra la inseguridad, cree que el consistorio barcelonés vive una deriva "turismofóbica", y rechaza medidas como la eliminación de estos apartamentos para paliar la crisis de vivienda

Más información: Sirera se erige como líder de la oposición ante la indefinición del resto de fuerzas en Barcelona: “Soy la alternativa real a Collboni”

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Daniel Sirera (Badalona, 1967) expresa una cierta satisfacción. O mucha. El concejal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona fue la pieza clave que permitió la elección del socialista Jaume Collboni como alcalde de la capital catalana. Y comprueba, a mitad de mandato, que Collboni sigue en solitario, sin pactar ni con los comunes ni con Esquerra. Esa era una condición de Sirera.

Pero el líder del grupo municipal del PP entiende que el alcalde, en realidad, sigue “las políticas de Colau”, y que no ha sido valiente para cambiar ni el discurso ni las políticas públicas en la ciudad. Es su posición, firme, con la idea de ser, realmente, el partido que ejerce la oposición en Barcelona, por delante de Junts per Catalunya.

Sirera, que ha tenido un papel destacado en la preparación del Congreso nacional del PP, que es escuchado en la sede de Génova, en Madrid, señala en esta entrevista con Metrópoli que el grupo socialista se equivoca en muchos ámbitos de la gestión de la ciudad. En concreto, sobre la reforma del 30% de vivienda protegida en las promociones inmobiliarias. “No se trata de flexibilizar la medida, sino de eliminarla, porque no es la solución”, señala.

El otro asunto importante guarda relación con el turismo. Para Sirera el final de las licencias para explotar pisos turísticos, decidido por Collboni, no comportará más vivienda residencial: "Si acabamos con todos los pisos turísticos, habrá un mercado negro incontrolable", asegura.

¿Está contento con el cumplimiento de la exigencia que le impuso al alcalde, que gobernara en solitario en Barcelona?

Le pedí que gobernara sin los comunes, para todos los ciudadanos de Barcelona. El resultado de las elecciones señaló que había que gobernar con todos y para todos. Por esa parte estoy contento, pero no puedo estarlo con que el alcalde gobierne como si fuera de los comunes. Hice lo correcto evitando que un presupuesto de 3.800 millones cayera en manos de Junts y ERC, pero no me parece bien que el alcalde gobierne mirando más a los votantes de los comunes que al conjunto de los ciudadanos.

Los comunes dicen todo lo contrario, no quieren saber nada de los socialistas...

Las políticas que está haciendo Jaume Collboni las podría firmar Ada Colau. En vivienda, tenemos los precios disparados por culpa de la política intervencionista del gobierno de la ciudad. Hay unos datos alarmantes de inseguridad, hemos pasado de 22 inmuebles municipales okupados a 26 en el mandato de Collboni. Vemos un cambio en las formas, pero no en el fondo.

Según el Barómetro municipal, la vivienda es la principal preocupación de los barceloneses. ¿Cuál es su propuesta para paliar esta situación?

Esta preocupación es consecuencia de las políticas que han llevado a cabo, en los últimos años, tanto Colau como Collboni, y ahora Illa y el gobierno de España. Para que el precio de la vivienda baje hace falta construir, y para construir hay que eliminar todas las trabas que impiden que en Barcelona se construya. Hay distritos en los que una licencia de obras tarda 1.000 días en ser concedida, mientras que la polémica reserva del 30% ha conseguido que en seis años solo se hayan logrado 22 nuevas viviendas protegidas. Los promotores se van a otras partes. Proponemos que el Ayuntamiento ceda suelo público a 50 o 70 años a promotores y constructores para que se edifique vivienda social. Así, el Ayuntamiento no pierde ese suelo y recupera un edificio que no ha costado nada, gestionándolo para las personas que más lo necesitan.

Entrevista a Daniel Sirera

Entrevista a Daniel Sirera GALA ESPÍN Barcelona

La declaración de zona tensionada y la limitación de los alquileres está provocando que los propietarios opten por arrendar las viviendas a quienes más tienen, lo que genera muchos problemas para aquellos con menos recursos. La solución que el alcalde ha tomado en algunos casos, como la compra fraudulenta de Casa Orsola, lanza un mensaje muy claro a las personas vulnerables que esperan una vivienda social del Ayuntamiento y ven, como alguien apuntándose al Sindicato de Llogateres y montando un pollo en la calle, consigue tener una vivienda antes que ellos.

Ha reclamado la eliminación de la reserva del 30% para vivienda protegida. ¿Asumiría una flexibilización de esta medida ante la falta de una mayoría en el Ayuntamiento para suprimirla?

Nuestro grupo municipal ya advirtió, cuando se planteó esta medida, que sería un fracaso. La solución no es replantear la reserva del 30% para que los promotores y los constructores cedan dinero en lugar de ladrillo. Cualquier intento de maquillar la reserva del 30% seguirá provocando el mismo problema. La vivienda social debe hacerla la administración, no los particulares. Trasladar esa responsabilidad a un promotor provoca que prefiera construir en municipios metropolitanos, donde esta medida no existe.

¿Cómo valora el papel de Foment en Barcelona en cuestiones como el 30%?

Foment ha dado su opinión. Ha criticado a Junts y al PSC por no llegar a un acuerdo, pero estoy convencido que en Foment estarían encantados con la propuesta del PP. Si soy alcalde en 2027, eliminaré la reserva del 30%. Estoy seguro de que Foment aplaudirá la medida.

Desde su vuelta al consistorio, ha hecho especial hincapié en la inseguridad de Barcelona. ¿Cuáles son las principales problemáticas y cómo deberían corregirse?

En Barcelona se producen, cada día, 500 hechos delictivos. Hay 260 denuncias diarias por robos, 220 por hurtos y tres agresiones sexuales al día. Hay que actuar de manera decidida sobre la delincuencia. En la ciudad faltan 1.000 agentes de la Guardia Urbana y 3.000 de los Mossos d'Esquadra. Pido que se pongan cámaras de videovigilancia en aquellas zonas más conflictivas, sacar a patrullar a todos los guardias urbanos que están vigilando edificios municipales y que lo hagan a pie, que es como mejor se ve que se está produciendo un delito para poderlo evitar.

Hay que luchar contra los narcopisos y, sobre todo, hay que reformar la ley contra la multirreincidencia. No puede ser que, el año pasado, 500 personas hayan cometido 9.000 delitos en Barcelona. Con la modificación de la ley que el PP propuso hace un año esto se habría acabado, porque esos delincuentes ingresarían en prisión o, en caso de no estar legalmente en España, serían expulsados.

¿La Guardia Urbana tiene que patrullar a pie de calle con pistolas táser?

Propongo que cada patrulla de la Guardia Urbana, como mínimo, disponga de una pistola táser. Dotar a la policía barcelonesa de 22 dispositivos es un avance insuficiente. Además, quieren que las tengan los mandos, por lo que cuando un agente esté patrullando y se tenga que enfrentar a un problema con algún presunto delincuente, no dispondrá del arma. Es un despropósito. La táser es un elemento disuasorio, mucho menos letal que un arma de fuego. Es importantísimo que nuestra policía esté bien equipada.

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En los últimos dos mandatos se han puesto muchas trabas al vehículo privado. ¿Cree que la ciudad continúa sumida en la guerra contra el coche?

El tráfico está cada vez peor, el caos circulatorio es evidente. En movilidad, Collboni actúa como si fuera de los comunes. Se están construyendo carriles bici y eliminando carriles de circulación para evitar que los ciudadanos utilicemos el vehículo privado. Con las modificaciones que se están haciendo, por ejemplo, en Via Laietana y en la Rambla, se está perjudicando a los vecinos de Ciutat Vella. La mayor duración de los trayectos está provocando estrés, también, en taxistas y transportistas. Barcelona tiene que diseñar el futuro de la movilidad desde la calle, contando con los vecinos, los comerciantes y la Guardia Urbana.

Barcelona es la capital europea de las motos, con 350.000 vehiculos de este tipo. ¿Cree que las políticas de movilidad aplicadas en la ciudad han denostado a los motoristas?

La moto forma parte de la solución al problema de la movilidad. Donde cabe un coche caben cinco motos, hay que facilitar su circulación. Los motoristas tenemos que ser respetuosos, corresponsables de la ciudad, pero perseguir la moto es un error. Hemos reclamado que las motocicletas puedan circular por el carril bus, e incluso en los próximos días presentaremos una propuesta en Comisión para que en aquellas vías de un solo carril que sea ancho, se dibuje un segundo carril para que las motos puedan circular por él.

Si fuera alcalde en 2027, ¿qué haría con la Zona de Bajas Emisiones?

Reordenarla. Hay que tener en cuenta que mucha gente no puede cambiarse su vehículo, por lo que hay que intentar bajar el el nivel contaminante de los vehículos con cabeza, no con ideología. Hemos propuesto un plan para que, quien quiera cambiarse el vehículo a uno menos contaminante, pueda recibir hasta 5.500 euros como ayuda municipal, algo que se está haciendo en gobiernos como el de Madrid. Parece absurdo que, con vehículos que cada vez contaminan menos, sigamos teniendo medidas limitadoras de la libertad de su utilización como si fueran vehículos con 20 años.

¿Cuál es el modelo turístico del PP para Barcelona?

Un turismo de calidad, que aporte valor a la ciudad. El turismo representa el 15% del PIB en Barcelona. El gobierno municipal y el resto de partidos están haciendo una campaña turismofóbica que pone en peligro el futuro de la economía en Barcelona. Nos preocupa la limitación de los cruceros que defienden la izquierda y Junts.

También creemos que acabar con los apartamentos turísticos en 2028 es un error. Si soy alcalde en 2027, haré una lucha sin cuartel contra los apartamentos turísticos ilegales, pero mantendré los legales. Si se eliminan, los turistas se alojarán en las ciudades de nuestro entorno y pagarán los impuestos allí donde se alojen. Pese a ello, vendrán a la ciudad, y la presión turística la seguiremos teniendo en Barcelona.

Las llamadas licencias de los apartamentos turísticos son permisos que se adquirieron por muy poco dinero. ¿Hay que apostar por su mantenimiento indefinido?

Cuando un Ayuntamiento abre la puerta a una serie de permisos, lo condiciona al pago de impuestos y de ciertos servicios. Revertir permisos por una política turismofóbica que quiere acabar con todos los apartamentos turísticos es un error. Si acabamos con todos los apartamentos turísticos, habrá un mercado negro incontrolable.

La previsión es que los pisos vuelvan al mercado residencial. ¿Cree que sería así?

Quienes poseen estos pisos ven muy difícil que esas viviendas vuelvan al mercado residencial. De todas formas, esta medida no solucionará el problema de la vivienda y agravará el problema del turismo, que no podrá venir a Barcelona. La ciudad vive del turismo, estamos matando a la gallina de los huevos de oro.

¿Urge, para Barcelona, la ampliación del aeropuerto de El Prat?

El politiqueo ha provocado que el aeropuerto haya llegado al límite de su capacidad. Es necesario que el Aeropuerto de Barcelona se amplíe de manera decisiva y urgente. Nuestra economía es global, Barcelona tiene que vender a todo el mundo y captar talento internacional.

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Hay una apuesta por esa ampliación, pero Manu Reyes, alcalde del PP en Castelldefels, se opone.

Es lógico que el alcalde de Castelldefels y la alcaldesa de El Prat, que es de los comunes, defiendan que el ruido puede molestar a sus habitantes. Hay dos debates complementarios. Entiendo las reivindicaciones de los alcaldes, pero estoy seguro que ellos entienden que una ciudad como Barcelona necesita crecer internacionalmente y necesita tener un aeropuerto que dé respuesta a las necesidades que tiene hoy la ciudad. La ampliación del aeropuerto también beneficia a las ciudades metropolitanas, incluyendo Castelldefels y El Prat, al conjunto de Catalunya y de España.

Si no se produce una renovación, el año que viene será el último en el que Barcelona acoja el Gran Premio de Fórmula 1. ¿Qué significaría para la ciudad la pérdida de esta competición?

Veo poco interés en la Generalitat y en el Ayuntamiento para mantener la Fórmula 1 en Barcelona. Hemos desaprovechado la ocasión para mantener el nombre de Gran Premio de Fórmula 1 de España, que nos lo ha quitado Madrid. Barcelona no se puede permitir perder este Gran Premio. La Fórmula 1 nos sitúa en el mapa, pero Collboni está haciendo lo mismo que Colau con grandes eventos como la Copa América, que no se ha querido repetir, y con la posibilidad de albergar unos nuevos Juegos Olímpicos, que han rechazado.

¿No ha visto un cambio derivado de la explotación del circuito por parte de Fira de Barcelona?

La profesionalización que está llevando a cabo la Fira es positiva, pero sola no puede mantener el Gran Premio de Barcelona. El gobierno municipal, el Generalitat y el gobierno de España también se tienen que implicar. La marcha de la Fórmula 1 sería una gran pérdida en el contexto internacional, económico y deportivo de Barcelona.

El GP de España calienta motores pese al freno del Ayuntamiento

El GP de España calienta motores pese al freno del Ayuntamiento Circuit de Barcelona-Catalunya

¿La celebración de los Juegos Olímpicos es compatible con el abordaje de los principales problemas que sufre Barcelona?

Es compatible, un gobierno puede hacer varias cosas a la vez. No entiendo que sea imposible ocuparnos de las 1.200 personas que duermen en la calle cada día en Barcelona y, a la vez, organizar unos Juegos Olímpicos. Los Juegos transformaron la ciudad, su celebración podría significar un impulso a la construcción de nueva vivienda y, a la vez, por ejemplo, serviría para ampliar las rondas. Sería un estímulo para recuperar el orgullo de ciudad.

¿Considera que la situación del Gobierno puede erosionar al PSC en Barcelona?

Collboni e Illa son del mismo partido que Santos Cerdán, Pedro Sánchez, Koldo y Ábalos y, por tanto, defienden lo mismo. El grado de podredumbre del gobierno de España ha alcanzado límites preocupantes. Me preocupa que el PSC esté callado, pero también que Junts, con Puigdemont a la cabeza, acepte que Pedro Sánchez siga en La Moncloa con toda esa corrupción a sus espaldas.