Calle de Pi i Margall tras su reurbanización

Calle de Pi i Margall tras su reurbanización AJ BCN

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La “chapuza” de Pi i Margall escenifica la ruptura entre comunes y PSC en Barcelona

La polémica obra de pacificación, cuyo espacio de calzada se reurbanizó en el pasado mandato sin tener en cuenta el paso de los autobuses, ejemplifica el desencuentro permanente en el que se han instaurado ambas formaciones

Otras informaciones: Barcelona renovará los desperfectos de la calle Pi i Margall

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De socios de gobierno a formaciones enfrentadas. Los comunes y el PSC están protagonizando un mandato marcado por las discrepancias, el cruce de reproches y el desencuentro permanente, situaciones propiciadas por el grupo que lidera Janet Sanz en Barcelona.

Con la posibilidad de un gobierno de coalición descartada, y pese a las concesiones del Ejecutivo local a BComú en cuestiones como la fiscalidad de la ciudad, la ruptura entre estos partidos resulta absoluta, un escenario que los comunes quieren mantener hasta finalizar el mandato.

La calle de Pi i Margall ha sido el último ejemplo de este enfrentamiento. Su reurbanización ha desencadenado el enésimo conflicto entre ambas formaciones, después de que la calzada central se haya deteriorado por un uso de materiales inadecuados para esta reurbanización, una "chapuza" en palabras de vecinos y grupos de la oposición.

Error en el proyecto

El último Consejo extraordinario de Gràcia, celebrado el pasado 4 de julio a petición de Junts y ERC, fue el escenario del enfrentamiento entre formaciones por el caso de Pi i Margall. Laia Bonet, regidora del distrito, recordó que la reurbanización se aprobó en marzo de 2022, bajo la alcaldía y el dominio del área de Urbanismo por parte de BComú.

La edil socialista explicó que, en el gobierno de coalición barcelonés, se produjo un debate en el que el PSC defendió que se trataran de manera singular estas obras al realizarse en un “eje fundamental del transporte público”, para “garantizar que los autobuses pudieran seguir pasando”.

Bonet aseguró que, en una reunión con la formación entonces liderada por Ada Colau, se acordaron unas condiciones que no se trasladaron a los técnicos encargados del proyecto.

Calle de Pi i Margall, en Gràcia

Calle de Pi i Margall, en Gràcia AJ BCN

"Tenemos una calle que no aguanta el peso de unos vehículos que necesitamos. El problema fue no trasladar al equipo técnico la necesidad de cambiar los materiales", señaló la regidora.

"Discurso sensacionalista"

Lejos, una vez más, de la autocrítica, los comunes respondieron a Bonet acusando al gobierno municipal de articular un "discurso tremendista y sensacionalista" sobre las obras de Pi i Margall.

"Sacan el tema para hacer populismo", aseguró Adriel Micael del Valle, consejero de BComú, quien afirmó que "estas cosas pasan con las obras públicas", obviando el millón de euros que costará la repavimentación de la vía.

Oposición incondicional

El descarte de una eventual entrada en el Ejecutivo local ha derivado en una oposición incondicional de los comunes, instalados en el rechazo permanente de cualquier propuesta de los socialistas barceloneses.

En los últimos meses, BComú ha incidido en sus críticas en materia de vivienda. Su reiterado rechazo a modificar la fallida reserva del 30% para pisos protegidos en nuevas construcciones, así como su anunciado 'no' a todo en caso de continuar con el desalojo de propiedades municipales en Vallcarca, son claros ejemplos de ello.

Desgastar a Collboni

Pasado el ecuador del mandato, la estrategia de los comunes pasa por desgastar al alcalde en los próximos años, como informó Metrópoli.

Esta apuesta incluirá una demora en la elección de la alcaldable para 2027--con Colau como mejor posicionada-- durante mayor tiempo posible, con el objetivo de lograr el máximo beneficio posible en la precampaña electoral.