Caras de indignación, resignación y sorpresa. Es lo que se ha visto este lunes 24 de abril en el suburbano barcelonés durante las horas que se han convocado la huelga de metro. Los pasajeros descendían por las escaleras y se encontraban con mensajes que anunciaban entre 10 y 22 minutos de espera durante el día (se prevé retrasos de hasta 40 minutos durante la noche) y mensajes por megafonía que advertían de la situación. En definitiva, en todas las estaciones se repetía la misma escena, pero no todos los pasajeros la han vivido del mismo modo.
Ana Jiménez, usuaria ocasional del metro de Barcelona, ha decidido cogerlo precisamente este primer lunes de huelga sin saber lo que le esperaba en el andén de la estación de Sants. “Son días en los que, hablando mal, nos joden a los que no nos tienen que joder. Como siempre: nos afecta a los que no nos tiene que afectar”.
Toñi Blanco ha cogido el primer metro a las 10:30 horas, fuera de la convocatoria de huelga. Pero cuando ha salido del trabajo se ha encontrado con los retrasos en el servicio: “Se me acaba de escapar y mira, más de nueve minutos de espera” lamentaba sentada en la estación de la L5 de Diagonal. “Si te soy sincera, esto es un coñazo porque nos fastidia mucho a las personas que salimos de trabajar y queremos irnos a casa”, aseveraba con la mirada fija en las vías del tren.
Beti, que ha bajado al metro a las 9, en la primera franja horaria de la huelga, ha considerado que este tipo de paros “es una locura porque Barcelona está muy ocupada por extranjeros y entre los que somos de aquí, residentes, y los que son de fuera, se convierte en una presión para conseguir lo que están reivindicando”. Justo antes de que llegara el siguiente tren sentenciaba: “Es un trastorno para todos a nivel laboral y social”.
COMPRENSIÓN DE LOS MOTIVOS
Menos indignado y más resignado se mostraba Pep Barberà, usuario habitual del metro para ir a trabajar, que mientras esperaba esta tarde aseguraba que por la mañana había cogido el metro a las 7:30 y que “todo ha ido bien. Lleno a reventar pero he tenido la suerte de pillarlo justo cuando venía. Ahora acaba de escaparse uno y 10 minutos esperando hasta que venga el siguiente”. Un usuario acostumbrado al suburbano que entendía las afectaciones como una reivindicación laboral. “Cada uno tiene que arreglar sus asuntos laborales de la manera que cree y nosotros nos tenemos que aguantar. Esperemos que lo arreglen pronto”.
Otro joven pasajero en la parada de Diagonal, David Casas, se posicionaba a favor de la huelga a pesar de tenerle 10 minutos esperando en el andén. “Es una gran empresa (TMB) que son unos monstruos así que estoy con los trabajadores”. Ante la posibilidad de que estos paros se repitan todos los lunes hasta alcanzar un acuerdo en la negociación colectivo, David era tajante: “Aunque me afecta y me jode porque hoy voy a llegar tarde, entiendo la postura de los empleados”.
Enrique Martínez coge cada día el metro y desconocía los motivos de la huelga aunque intuía que los sueldos y las condiciones laborales se tenían que esconder tras ella. Y su opinión como pasajero diario también se decantaba a favor de los empleados. “La lucha de los trabajadores es lo que tiene. Un día por ti y otro por mí”. Además, apuntaba que la espera “no es para tanto”, y que el verdadero inconveniente de esta huelga “es que vas en el metro lleno de gente y apretado y es molesto. Pero no hay más misterio más que esperar”, consideraba.
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OTROS MEDIOS DE TRANSPORTE
Opiniones con las que una se tropezaba en diferentes estaciones de la ciudad. Fuera, usuarios habituales del metro optaban por otros transportes públicos para evitar las esperas de más como Teresa Vernet. Sentada en una parada de bus en calle Balmes, aseguraba que este lunes había optado por este medio ante los paros del metro. Y no ha sido la única. En declaraciones a los medios, la concejal y presidenta de TMB, Mercedes Vidal, aseguraba este mediodía que el 25% del pasaje habitual del suburbano barcelonés de entre las 07:00 y las 09:00 horas había cogido principalmente el bus o el bicing para poder llegar a sus destinos.
Era, precisamente, la peor franja según TMB porque es cuando los pasajeros están más concentrados en las vías del metro ya sea para ir al trabajo o a los centros educativos, según fuentes de la empresa pública. En el último tramo de la huelga, entre las 20:30 y las 22:30 y con unos mínimos del 20% de trenes circulando, la espera puede alcanzar los 45 minutos. “Es tan disuasorio que se opta por otros medios de transporte”, sostienen las mismas fuentes.
NUEVA OPORTUNIDAD
En cuanto al seguimiento de la huelga, UGT ha asegurado que el 95% de la plantilla ha secundado la convocatoria durante la franja del día de 07:00 a 09:00 horas y de 16:00 a 18:00 horas. “Demuestra el malestar de los trabajadores ante la parálisis absoluta de las negociaciones del convenio”, explican los representantes sindicales en un comunicado.
Este martes, dirección y sindicatos están llamados a negociar una vez más. El objetivo es desencallar un convenio colectivo que no se ha podido pactar tras 68 encuentros oficiales. Fuera de la mesa, pero con el mismo peso en importancia, los usuarios, que este lunes tan solo pedían que la reunión llegara a buen puerto para evitar un nuevo lunes de huelga subterránea.