Un usuario pasando la tarjeta para acceder al suburbano de Barcelona

Un usuario pasando la tarjeta para acceder al suburbano de Barcelona

Movilidad

TMB pierde 10 millones de euros al año por la gente que se cuela

El metro multiplicará los controles de billetes para comprobar que los usuarios lleven el título validado correctamente

28 mayo, 2019 18:46

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Colarse en el metro cada día es más fácil. La falta de controles en las estaciones del suburbano para comprobar si los usuarios llevan el billete ha hecho que incrementen las personas que no compran la tarjeta. Por este motivo Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ha tomado medidas y ha anunciado que multiplicará los próximos días los controles de billetes. Además, generalizará la presencia de equipos de intervención para comprobar que los usuarios lleven la tarjeta validada correctamente.

Según ha anunciado la compañía pública, este año la empresa ha perdido alrededor de 10 millones de euros por la gente que se ha ido colando en el metro de la capital catalana. 

En este sentido, durante las noches del fin de semana es cuando se concentran más fraudes en la capital catalana. En concreto, la empresa señala los sábados como el día de la semana que más estafas se cometen porque el metro de Barcelona está abierto toda la noche. Tras varios cálculos de TMB, cada día viajan en el suburbano sin pagar siete de cada 200 usuarios, lo que representa un 3,5% del total y una suma de 45.500 personas.

CAMPAÑAS ANTIFRAUDE

El objetivo de la actuación es “hacer patente la necesidad de llevar siempre el billete” y reforzar de esta manera el comportamiento cívico de la gran mayoría de usuarios, apunta la compañía. TMB señala que el fraude en el metro costó en 2017 alrededor de 9,6 millones de euros anuales, lo que significa un 3,5% del total de usuarios que viajan en el suburbano.

La empresa pública realiza puntualmente campañas para combatir el fraude como por ejemplo Viaja con Karma. El objetivo de la compañía es señalar las infracciones y comportamientos incívicos de los usuarios así como la substitución progresiva de los tornos antiguos por puertas automáticas, que dificultan el acceso de los clientes sin billete.