El 8 de marzo se ha colado ya en nuestras agendas como una de aquellas fechas con significado propio. El día de la mujer. Y eso no ha sido por casualidad. Miles de mujeres decidieron salir a la calle en 2018 y 2019 para visibilizar sus reivindicaciones en un mundo que, por más que trate de considerarse a sí mismo de otro modo, sigue viviendo unas dosis alarmantes de machismo. Y cito el machismo sabiendo que feminismo y machismo no son antónimos. Se trata de cosas diferentes por más que algunos políticos (y políticas, lo cual es todavía más sorprendente) traten de equiparar el término amparados en el conservadurismo más rancio e induzcan a error a mucha gente. Es común escuchar aquello de “no soy ni machista ni feminista, busco la igualdad y el equilibrio”. Eso es una soberana memez. El feminismo es el "principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre" y el "movimiento que lucha por la realización" de esa igualdad.

El feminismo consiguió colarse en el debate público en Barcelona hace ya varios años. Tras las manifestaciones contra la ley del aborto de Gallardón tanto en nuestra ciudad como en el resto de España el debate empezó a ser cada vez más intenso, pero no ha sido hasta hace un par de años que el feminismo ha conseguido la visibilidad que merece, consiguiendo que se inicie un verdadero cambio progresivo en la sociedad española.

España es a día de hoy  según varios estudios el tercer país más feminista del mundo, pero todavía queda muchísimo por hacer. Es curioso ver como, pese a ese tercer puesto que podríamos lucir con orgullo, se esconden datos que al menos a mi, todavía me sorprenden.  

Tan solo el 44% de los españoles se consideran feministas según un estudio de IPSOS, y 6 de cada 10 españoles considera que tal y como está hoy en día la sociedad, es mejor ser hombre que mujer. Y esto sucede, entre otras cosas, porque algunos (y algunas), mediante afirmaciones cargadas de ideología tratan de ridiculizar el movimiento feminista con argumentos falaces y tramposos.

¿Podemos estar en desacuerdo con algunas consignas que se han repetido en las manifestaciones de los últimos años? Probablemente. ¿Implica esto que debamos posicionarnos en contra del feminismo? En ningún caso. De hecho utilizar las proclamas que a uno no le gustan para estigmatizar a un movimiento global y heterogéneo como el feminismo o tratar de apartarse de él es un acto de cinismo absoluto que tan solo perjudica una cosa, la lucha conjunta por la igualdad.

Los intentos de denigrar las luchas por la igualdad son muchos. Unos se escudan en el supuesto rechazo que les generan las manifestaciones y otros intentan argüir que las diferencias genéticas entre hombres y mujeres nos hacen diferentes y que el feminismo pretende hacernos a todos iguales. Eso es sencillamente no entender nada. ¿Acaso un hombre siente de una manera determinada por el mero hecho de ser hombre? Es tan peligroso que políticos que no comprenden tan siquiera la base del movimiento feminista hablen del mismo que sería mejor que sencillamente no opinaran al respecto. Es necesario todavía hacer mucha pedagogía sobre todo esto.

Vale la pena recordar algunos datos duros, puesto que a veces, el entorno en el que vivimos hace que olvidemos algunas realidades que nos parecen lejanas. En Barcelona por ejemplo, según la Oficina por la No Discriminació parece que las discriminaciones por cuestión de genero no son las más comunes, pero aún y así las mujeres de nuestro país se enfrentan a verdaderas injusticias.

La brecha salarial que niegan desde parte de la derecha conservadora de este país sigue siendo una realidad. Y no solo es una realidad, sino que ha aumentado en los últimos años dejando a España en una posición intermedia con respecto a nuestros socios europeos. Según Eurostat la diferencia entre contratos de hombres y mujeres es del 13,9% en remuneración por hora. Los abundantes contratos temporales y precarios siguen siendo un problema que afecta a más mujeres que hombres. Para colmo el tema de la maternidad sigue siendo un problema para muchas mujeres por más que algunas bien acomodadas en el sistema se dediquen a tratar de invisibilizar un problema que probablemente no han vivido gracias a su posición económica o social.

Desde el año 2003 en España hemos sufrido más de 1.000 víctimas mortales por violencia de género. Si analizamos los datos sobre violencia sexual las cifras siguen siendo estremecedoras. En España en el año 2020 se han denunciado más de 1.000 agresiones y abusos sexuales al mes.

A nivel mundial el escenario de violencia contra la mujer es desolador. Trata de personas, mutilación genital y matrimonio infantil son algunos de los ejemplos que muy a menudo olvidamos y que viene bien recordar cuando uno se olvida de cual es la verdadera causa que mueve al movimiento feminista.  

Frente a todo esto no cabe ni el silencio ni la ambigüedad. Ya basta de estar siempre matizando con complejos nuestro apoyo a la igualdad. ¿Estás a favor de la igualdad? Pues eres feminista.