La alcaldesa Ada Colau está empecinada en empobrecer y empequeñecer la otrora gran metrópoli y referente internacional. Barcelona ya está en la nada. Gracias a la Generalitat, también no nos olvidemos, enfundada en su maillot de “unitat independentista” que lo tapa y enreda todo, y gracias a Colau que en traje de faena lucha por dejar a la ciudad a la altura del barro llenándola de eufemismos “progres” y de patochadas de progresismo miope. No somos nada. No somos referencia de nada y cuando nos dan algo lo rechazamos porque vamos de “sobraos” y nos ponemos estupendos. Esta es la crónica de una decadencia anunciada y, es más, buscada. Gracias Pere, gracias Ada. Sois unos cracks.

Cierre de Nissan. El Ayuntamiento ni se preocupó, al contrario, casi lo celebró. Poco importaba que se perdieran más de mil puestos de trabajo. Algunos de ellos han encontrado cobijo en otros proyectos que está por ver qué recorrido tienen.

Centro de mantenimiento de tanques. Más de cuatrocientos trabajadores de Nissan siguen fuera del mercado de trabajo. Sobre la mesa, el Gobierno propone un centro de mantenimiento de tanques con un contrato con el Ministerio de Defensa por 50 años. Ni Colau, ni la Generalitat, por supuesto, la han aceptado y la han rechazado con vehemencia ante el estupor de los sindicatos. El centro recalará en otra comunidad. Sus 500 puestos de trabajo han ido al garete.

Fábrica de baterías. Como estamos servidos de todo, la fábrica de baterías impulsada con fondos europeos y donde estaba, nada más y nada menos que SEAT, tampoco se quedará en Cataluña. La necesaria complicidad entre administraciones y empresas -recuerden a Aragonés dando un plantón a la dirección de SEAT- no ha tenido lugar y ha tenido consecuencias. La fábrica del futuro de la automoción se irá más allá del Ebro. La Generalitat no ha estado a la altura, el Ayuntamiento simplemente no ha estado.

World Race. No se celebrará en 2023 ni volverá a Barcelona a “corto plazo”, eufemismo que nos la deja lejos. Al cuerno los 36.000 visitantes que habían recalado en la ciudad en las pasadas tres ediciones --se suspendió en 2018 por la situación política--, y al cuerno el impacto económico de 23 millones. Lo peor es que perdemos ante competidores como Alicante. La alcaldesa estaba en contra y seguro que se felicita. Otra victoria que sumar.

Políticas de Agua. Eloi Badia ejerce de perro del hortelano, ni come ni deja comer. Estamos en un año de sequía que provocará problemas sino se toman medidas. La desaladora duerme el sueño de los justos y la reutilización de agua es como un campo de minas. No hay previsión ante lo que puede pasar. Solo un dato. Los pantanos catalanes están al 56%, ¡en pleno invierno!, y desde el consistorio están a por uvas, con reglamentos participativos mediante. ¡Coño! ¿Por qué no preguntaron sobre la pifia de la recogida de Sant Andreu? ¿Por qué no preguntan sobre las superillas, por las obras inútiles? Con el agua vendrán las prisas porque es ahora y no cuando la sequía apriete cuando hay que tomar iniciativas. El capón a Colau vale para los alcaldes --socialistas-- metropolitanos que se presentan sumisos ante las políticas de los Comunes.

Hermitage. Se va el Hermitage y tocamos madera para que encima no tengamos que pagar. La política del NO de Colau y sus tropas es letal. El Hermitage podría ser un referente internacional, pero aquí nos conformamos con los payasos en los semáforos como epicentro de la cultura. Ni Hermitage, ni Sea Experience. Este segundo tenía una inversión de 12 millones y contaba con la creación de 70 empleos. Ni la presencia del CSIC ayudó a que Colau dejara el sillón del ridículo. La pérdida del primero va más allá de la inversión y el empleo. Es un intangible: la referencia internacional y eso no tiene precio.

La Agencia Mundial del Medicamento. Estuvimos aquí todos juntos pero ya no éramos de fiar y la EMA acabó en Ámsterdam. En la comitiva a Bruselas para defender el proyecto no fue Colau. ¡Para qué! Ella no se mancha las manos por tan poco. La EMA solo aportaba la presencia anual de más de 35.000 expertos --que potenciarían el turismo congresual--, un presupuesto de la EMA de más 300 millones y 900 funcionarios. Todo un escenario negativo para su proyecto de gran huerto urbano.

Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas, subsede de la Agencia Europea. Tampoco acabó en Barcelona, se fue a Bonn. La unidad de las administraciones no sirvió para nada porque la credibilidad de la ciudad ya estaba bajo mínimos. La agencia cuenta con un presupuesto de 110 millones y 360 trabajadores. La marca de Barcelona está muerta.

Aeropuerto. Al grito de salvar la charca, Cataluña dio al traste con una inversión de 1700 millones. Nos dará gustito cuando acusemos a Madrid de maltratar a Cataluña, perderemos peso en el tráfico aéreo internacional, no se crearán cientos de empleos y no se reordenará una zona que requiere una actuación más allá de mirarse el ombligo. Colau lo celebró porque los aviones ya saben que contaminan.

Juegos Olímpicos del 2030. Como ya sabemos que no nevará en 2030, como dice el preclaro concejal Jordi Martí, que les den a los del Pirineo. No a los Juegos porque los pijos-progres-urbanitas quieren visitar la montaña aunque los de la montaña no tengan ni internet. ¡Qué se jodan! ¿Plan B si no hay juegos? Tampoco, para qué. 1000 millones de inversión pública al garete, inversiones en infraestructuras a hacer puñetas y la inversión privada de camino a otros lares.

Hoteles. Corríjanme porque no entiendo nada. No queremos turismo cutre pero se frenan los hoteles de alta categoría que atraen un turismo bien dotado de recursos que recalan en el comercio de la ciudad. Como en Barcelona les cerraron el paso, el Four Seasons acabó en Madrid. Eso sí, la alcaldesa disfruta de asueto en hoteles de alto estanding en Andorra. Para mear y no echar gota.

Agencia Europea de Emergencias Sanitarias. Se intentó pero la marca ya estaba muerta y la sede de este ente acabó en Bruselas. Lo dicho vamos de victoria en victoria hasta la derrota final.

Primavera Sound. Todavía no está perdido pero crucen los dedos porque no estamos para echar cohetes. No estamos para ponernos estupendos aunque algunos todavía no se han dado cuenta.

Eso sí, quiero presentarles un éxito. Los okupas de Gràcia tendrán su renovación por parte del Ayuntamiento del local ocupado. No pagan el alquiler, han sido denunciados por abuso de licencia de actividad, quejas de los vecinos por el ruido de sus fiestas y juergas en plenas restricciones covid. Eloi Badia, concejal de Gracia, les ha renovado la concesión. Citando al “gran poeta”, Federico Trillo, es una guasa, ¡manda huevos! ¿Quieren más decadencia? Insisto como la semana pasada, necesitamos la rebelión de los idiotas.