Una serpiente ha sembrado el pánico en Barcelona. El reptil fue avistado entre la Torre Glòries y la boca del metro de la línea L1, y se escondió en un árbol en cuestión de segundos. El año pasado, los vecinos del Guinardó hallaron otra sierpe en el alcorque de un árbol entre la calle de Xiprer y el pasaje Garcini. Aunque se ignora su procedencia, en Badalona aparecieron serpientes en una nave llena de narcotraficantes y okupas. No consta que se haya investigado si la fauna de los okupas de Badalona guarda alguna relación con la especie de okupas protegidos por la alcaldesa de Barcelona.

Mientras, en el Zoo de Barcelona agonizan las elefantas Susi, Yoyo y Bully. Las tres paquidermas continúan esperando desde hace décadas que las envíen a un santuario en Francia para que mueran dignamente en un cementerio de elefantes. Y no como acabó la madre de Susi, que la acribillaron a dardos anestésicos para practicarle la eutanasia ante los ojos aterrados de escolares y visitantes, y a pesar de los sermones de la facción animalista de la comunada. Otra novedad de la fauna barcelonesa para este verano son más plagas de cucarachas, mosquitos, avispas y chinches que anuncia la Asociación Catalana de Empresas de Salud Ambiental de Cataluña (ADEPAP). Además del acostumbrado mosquito tigre, han llegado otras especies invasoras procedentes de Japón y de África, que transmiten los virus Dengue, el Chikunguya y Zika. Por lo que respecta a las chinches, se las relaciona con la vuelta de los turistas después de la pandemia, así que se refuerzan las teorías y las campañas turismofóbicas de Colau para cortar por lo sano una de sus obsesiones.

Capítulo aparte merecerían las ratas que pululan por toda la ciudad. El cuidador, responsable de su manutención, crianza y reproducción es el incomprensible concejal Eloi Badia. El presidente de ADEPAP ha advertido de que “las ratas se han vuelto cada vez más atrevidas”, que han cambiado su comportamiento y “se acercan cada vez más a las zonas con presencia de personas”. El experto calcula que después de la pandemia el incremento de ratas ha sido de entre un 20% o un 25% . A todo ello hay sumar las plagas de palomas, gaviotas y jabalís. Respecto al amor municipal por los perros, Colau ha contratado a una psiquiatra de lujo para la “protección internacional” de la adopción de perros y para la “exportación de razas peligrosas”.

En la Arca de Ada tampoco faltan jumentos, como dijo Sancho Panza: “Se ha visto ir más de dos asnos a los gobiernos”. Don Quijote añadió: “Por muchas experiencias sabemos que no es menester ni mucha habilidad ni muchas letras para ser uno gobernador, pues hay por ahí ciento que apenas saben leer, y gobiernan como unos gerifaltes”. “Gente tan sin letras”, afinó el ingenioso hidalgo. Y por si acaso Colau soltase sus lágrimas de cocodrilo ante un panorama tan animal, que la desborda, aconsejó el escudero a su señor: “Hay que tener cuidado con los llantos de las mujeres”. No se refería a todas ni era machista, pero podría aplicarse a la alcaldesa y a sus serviciales feligresas, tan sin letras y con tantas malas pulgas.