La oferta de viviendas de alquiler ha caído un 46% en el último año en Cataluña, muy por encima de la media española, que fue del 25% en el tercer trimestre respecto al mismo periodo de 2021.

En paralelo, la rentabilidad de los alquileres ha subido. El 5,2% en la provincia de Barcelona, aunque no es el territorio donde más lo ha hecho: en Lleida ha sido un 8,3%.

Sería un error atribuir a la Administración la responsabilidad única y total de estos datos negativos, porque la normalización del turismo tras el Covid ha hecho que no pocos propietarios prefieran dar uso vacacional y no residencial a sus pisos.

Tampoco se puede ignorar que la ley catalana de vivienda, anulada por el Tribunal Constitucional, y el límite de la actualización de las rentas a un 2% con la inflación casi en dos dígitos desincentivan a los tenedores, como ahora se llama a los caseros. El intervencionismo en Cataluña de Barcelona en Comú y de ERC, con la colaboración de JxCat, como el de Podemos en el Gobierno central, no parece que dé buenos resultados; en realidad, fomenta lo contrario de lo que persigue porque, además, la actitud de esos partidos frente a las okupaciones genera más inseguridad en arrendadores e intermediarios que cada vez exigen más garantías a los inquilinos.

Las cifras están ahí, las conoce todo el mundo. Pero quienes se han equivocado en el camino para influir en el mercado miran hacia otro lado. El partido de la alcaldesa acaba de saludar a los asistentes al salón inmobiliario The District, que por primera vez se celebra en la Fira de Barcelona, con una sonora proclama bravucona y destemplada.

Está previsto que Jaume Collboni, teniente de alcalde de la ciudad, asista hoy a la inauguración del certamen y salude a los ayuntamientos de Bilbao, Málaga, Madrid, Lisboa, Londres y Melbourne, que estarán presentes. Sus socios, sin embargo, prefieren hacerse los tontos, como si no se hubiesen enterado de que las medidas que han impulsado perjudican a quienes tienen dificultades para acceder a una vivienda, precisamente los destinatarios de su propaganda política.