El alcalde de Barcelona ya puede empezar a deshojar la margarita. La investidura de Pedro Sánchez cuenta con todos los apoyos necesarios para tirar adelante si no "se jode" a última hora. El candidato Sánchez parece contar con todos los apoyos necesarios: Junts per Catalunya, Esquerra Republicana, Sumar, BNG, Partido Nacionalista Vasco, Bildu y, quién sabe, hasta Coalición Canaria.

El tiempo se agota para el máximo edil de Barcelona que tiene los presupuestos y las ordenanzas fiscales empantanados porque nadie les dio apoyo, todos quieren tocar moqueta. O están en el gobierno municipal o no darán apoyo a unos números que son más que razonables incluso para todos los que le niegan el pan y la sal. En definitiva, Collboni debe empezar a deshojar la margarita para decidir con quién quiere pactar el gobierno municipal.

Solo tiene dos opciones, ya que la geometría variable no ha calado. O un gobierno de izquierdas con los comunes o Esquerra, o un gobierno centrado con Junts per Catalunya. A los comunes se les notan las prisas por entrar en el ejecutivo. De hecho, la pasada semana intentaron encontrar un atajo y se metieron en un lodazal. Los de ERC también, porque ser el último mono en la oposición no les apetece un colín y porque tratan de marcar un perfil propio para lanzar a su futuro candidato. No es que Ernest Maragall se haya ido, porque no lo hará, pero la nueva ejecutiva de Barcelona que ha mostrado un partido dividido necesita estar en el gobierno municipal para dar consistencia a sus planes de futuro. Estar en la oposición no es una alternativa.

El gobierno de izquierdas solo es posible con comunes y ERC. Collboni dice que esta opción es su preferida, pero ya veremos. El pacto debe ser con los dos, y por tanto, es un pacto complejo en el reparto del poder y se auguran refriegas constantes. Uno solo de ellos no sirve para nada, porque no se alcanzan los 21 regidores, la mayoría absoluta. Trias aprendió la lección porque su alianza con los republicanos solo le sirvió para constatar su fracaso. Otra cosa es Junts. Un gobierno centrado y no estridente sería una opción más que deseable. ¿Es posible? Sí, porque parece que los junteros han dejado de lado su aspiración de llegar a la alcaldía. Xavier Trias dijo que se iría pasados dos meses, y todavía sigue ahí. No se ha ido porque sabe que es la garantía para cerrar un pacto de gobernabilidad y su presencia es condición sine qua non para designar el hombre fuerte de los de Puigdemont en el consistorio. El doctor Trias no será el candidato en 2027. Necesitan al futuro candidato en el equipo de gobierno, y con un papel importante en el ejecutivo municipal para hacerse una carrera, construir un relato y tener una imagen.

Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. Esto ya se sabía, pero se dejaba al albur de lo que sucediera en Madrid. Ahora, lo de Madrid está visto para sentencia y, si nada se rompe, Sánchez será investido la próxima semana y presentará su nuevo Gobierno como mucho a principios de la siguiente. Nuevo gobierno con menos carteras. Dicen que de 22 se pasará a un máximo de 15 ministerios, con lo que algunas candidatas in pectore ya se han puesto la tirita antes de tener la herida anunciando que no quieren ser ministras, no vaya a ser que nadie se lo proponga.

Sea como sea, el alcalde Collboni tendrá que tomar decisiones en breve. Quizás antes del 30 de noviembre debería cerrar un nuevo gobierno, un presupuesto y unas tasas para no perder más tiempo, porque esto implica pérdida de dinero. Hasta ahora, el alcalde ha demostrado que tiene cintura. Ahora la necesitará más que nunca.