Este verano estamos siendo testigos de un incremento de la turismofobia a niveles nunca vistos en muchas localidades de nuestro país. Desde Canarias, pasando por el Norte donde se empiezan a hartar de que les escojamos para huir del calor y como buque insignia: Barcelona. ¿Cómo hemos llegado aquí?:

  • Sobresaturación Turística: Barcelona es uno de los destinos turísticos más populares del mundo, lo que ha llevado a una saturación en ciertas áreas de la ciudad, especialmente en el centro y en barrios como el Gòtic, el Raval y la Barceloneta.

  • Aumento de los Precios de la Vivienda: Se ha asociado turismo con incremento de precios del alquiler.
  • Impacto en la Infraestructura Urbana: La gran afluencia de turistas ejerce presión sobre la infraestructura urbana, incluidos el transporte público, los servicios de limpieza y la seguridad.
  • Reemplazo del tejido comercial: Cada vez en Barcelona hay más establecimientos que cierran y son reemplazados por un “Souvenir shop”, “súper 24 horas”, “tiendas de bicicletas”, restaurantes con cartas en inglés y de baja calidad. Esto genera mucha crispación en la población local.
  • Nivel de turismo de baja calidad: A pesar de la oferta cultural que ofrece la ciudad, sigue siendo percibida sobre todo por el turista europeo como un gran parque de atracciones.

Seguramente, debido a la proyección que ha tenido la ciudad desde los Juegos Olímpicos (JJOO) y del impacto mundial que tiene como referente turístico, estamos ya en una fase donde no se podrá dar marcha atrás. Consecuentemente, tendremos que asimilar esta nueva realidad  y adaptarnos a un nuevo modelo urbano parecido al de las principales ciudades europeas (Londres, París, Milán, Ámsterdam). El marco de ejecución debe ir en dos vías paralelas: solucionar el problema de la vivienda a los locales y atraer un turismo más sostenible. Ambas suenan muy bien en un texto frío pero implican sacrificio.

Algunas de ellas son:

  • Trabajar en un proyecto habitacional que permita reconvertir bajos comerciales, oficinas en desuso y suelos terciarios para crear mucha más oferta en el mercado.
  • Ofrecer un marco regulatorio seguro para dar seguridad a los propietarios y sacar del escondite a más de 70.000 pisos vacíos en Barcelona (sobre un parque de 300.000).
  • Establecer una legislación común en toda España. Podrá parecer irónico, pero el caso de Barcelona a través de Apartur es un caso de éxito de cómo regular el alquiler turístico. El problema ha sido generado por el alquiler ilegal de pisos y habitaciones.
  • Doble sistema de precios. En algunos lugares de Tailandia se está aplicando un precio a los locales y otro a los turistas por el usufructo de servicios como el transporte público, hostelería, hospedaje, etc. A pesar del fuerte contenido discriminatorio, ese sobreprecio podría ayudar a subsanar las externalidades negativas asociadas al turismo.
  • Análisis del turista. De qué países provienen los que generan un gasto superior en cultura y en restauración local, cómo promocionar esos visitantes en detrimento del que viene exclusivamente a lo que viene (principalmente a través de aerolíneas low cost) o a no consumir (cruceros).
  •  Tasa de solidaridad local. Un impuesto extra aplicado en la hostelería para recaudar (aunque sea a nivel simbólico) a un fondo de pensiones público estatal.

Como podéis leer, se tratan de medidas pensadas en el largo plazo y con un alto nivel de comprensión y diálogo entre todas las partes, ¿creéis que somos capaces de ello?