El alcalde de Barcelona está que se sale. Esta semana ha estado especialmente activo. Estuvo en Sevilla en el Congreso del PSOE y se ahorró enormes colas para votar porque fue de los más madrugadores. De vuelta a Barcelona se desmadró. En un diálogo en Casa Seat defendió ampliar el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat “para conectar la ciudad con los centros del mundo donde se innova más, en países como los EE.UU. y Asia, para no tener que pasar por Madrid y reducir así el tiempo de viaje”.
Lo dijo sin pelos en la lengua para añadir “si el talento y la economía son nuestras cartas para competir, debemos estar conectados con Asia y los Estados Unidos”. Y lo dijo a sabiendas que los Comunes están en contra y los de ERC recelosos. Se agradece tanta claridad sin el corsé del qué dirán porque digan lo que digan la ampliación es necesaria para tener vuelos de largas rutas y para evitar la subsidiaria conexión con Madrid. Tengo la esperanza de que las palabras del alcalde tengan algo que ver con los avances sobre la ampliación del aeropuerto que insinúa el president Illa.
El mismo día comunicó que el área de Cultura del Ayuntamiento se integrará a la de Alcaldía, y que el mismo será el nuevo presidente del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB). Y lo dijo ante la consellera Sònia Hernández con la que explicó los acuerdos de la Comisión Mixta entre Ayuntamiento y Generalitat del pasado 22 de noviembre en materia cultural. Es la primera vez que el alcalde integra cultura en la alcaldía lo que denota la importancia de la cultura para Jaume Collboni, que presentará el proyecto del nuevo Museo Carmen Thyssen Barcelona el próximo 12 de diciembre en un solemne acto en el Ayuntamiento. Será algo así como su puesta de largo.
El martes, el alcalde siguió. Esta vez con la vivienda encima de la mesa. No solo está desbloqueando proyectos de construcción y llegando a acuerdos con la Generalitat para ceder suelo, sino que verbalizó sus intenciones en la Cumbre del Liderazgo Global de la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias (Fiabci) que se celebra en la capital catalana. No solo dijo que "la vivienda es la principal prioridad del Ayuntamiento", sino que afirmó que "necesitamos promotores e inversores comprometidos para poder poner a las personas por encima de los beneficios". En definitiva, un canto a la colaboración público privada, por encima de la escandalera de los nuevos charlatanes, en una ciudad que todavía tiene espacio para crecer en zonas como La Sagrera o La Marina del Prat Vermell.
El miércoles el alcalde volvió a la carga cerrando la creación de cuatro nuevos juzgados para luchar contra la reincidencia que pongan coto al pequeño hurto que genera esa sensación de inseguridad. Generalitat, Gobierno central y Ayuntamiento dan un paso de gigante que unido al aumento de acceso a datos por parte de la Guardia Urbana pueden ser ayudar a frenar una indeseable situación. El jueves, por si acaso, el alcalde se multiplicó en los medios de comunicación cerrando una semana, digamos que, muy activa.
A Collboni se le pueden criticar muchas cosas, pero no se le puede acusar de pasotismo. Vista la actividad de esta semana me gustaría preguntarle que se tomó en Sevilla porque no solo mantiene una febril actividad sino que no da puntada sin hilo. No tiene presupuestos pero como si los tuviera.
Esperemos que ERC y los Comunes nos ahorren a los barceloneses la espera de un mes para superar una moción de confianza y den un SÍ quiero a unos presupuestos necesarios. Venimos de unos buenos, pero siempre es mejor no exponerse y más cuando es imposible una alternativa. Con ERC nos toca esperar otra semana y con los Comunes nos toca esperar que toquen de pies en el suelo.