La inseguridad ciudadana es el principal problema que señalan los barceloneses. Este padecimiento y/o sensación pudiera ser más descriptible: la lucha contra la delincuencia es ineficaz. Cuando no hay vigilancia suficiente por falta de Guardia Urbana y de Mossos, quienes se sientes seguros son los delincuentes. Cuando las leyes son laxas la impunidad de facto de demasiados malhechores es segura. Cuando los gobernantes tienen complejos en aprobar normas contundentes, en ampliar las plantillas policiales y en poner a disposición de la Justicia los recursos humanos y materiales necesarios, se tornan en cooperadores indeseados del desamparo de los ciudadanos.

La delincuencia no conoce fronteras, pero sí va por barrios en intensidad delincuencial y tipologías. Y ante ello, el Ayuntamiento debe saberlo y reaccionar si es que no ha sabido anticiparse. Sería injusto responsabilizar en exclusiva al Ayuntamiento y no constatar que la Generalitat es tan o más corresponsable por sus competencias en seguridad.

Tengo la sensación de que quienes son responsables de garantizar nuestra libertad con seguridad ejercen su gobernanza de forma ordinaria, con ineficacia, pero también que sus respuestas extraordinarias acaecen ante sucesos graves que generan una alarma social o a golpe de titular y tras noticias aparecidas en los medios de comunicación o cuando los vecinos evidencian que sus denuncias reiteradas de hechos delictivos y actos incívicos en su barrio no son escuchadas.

Entonces, salen a la calle juntos en convivencia vecinal para reclamar lo que nunca debiera ser preciso hacerlo.  

Esto es lo que ha sucedido, y sucede, en La Verneda Alta. Un vecindario harto ante tanta delincuencia, okupaciones e incivismo. Cansado de tanta impunidad y de olvido en la protección de su quehacer diario, de sus casas y comercios y exigentes.

Vecinos que pagan impuestos y que reclaman el buen funcionamiento de servicios como el alumbrado y la limpieza pública. Se han manifestado y sus protestas han conseguido lo que era obligado, pero que casi nunca era posible, unir a toda la oposición desde ERC a Vox pasando por por Junts y el PP. Unidos han sumado y forzado al gobierno municipal, al Distrito y al alcalde a reaccionar.

Ahora se trata de que actúen, aunque lo hagan tarde, y que no lo hagan mal. Y cuando la deseada respuesta municipal sea efectiva, que lo sea de forma continuada. De lo contrario, quizá se ataje la delincuencia y el incivismo en el hoy inmediato, pero las razones actuales de la indignación e indefensión ciudadana se reproducirán de nuevo en el mañana próximo. La respuesta ha de ser perseverante y no puntual y estructural y no coyuntural.

Esta vez ha sido La Verneda Alta, pero podrían ser muchos otros barrios. Ahora es uno, pero podría ser el anticipo de más. Es una vecindad, pero podrían ser también los ciudadanos propietarios, los comerciantes y trabajadores, los peatones y los turistas, los usuarios del transporte público y tantos otros.

Ni las administraciones pueden estar por mas tiempo impasibles ni garantizar la seguridad y el incivismo en barrios a ciudadanos es un imposible. Sólo falta lo obvio: determinación de gobierno y diligencia.