Se nos van las Clarisas del Monasterio de Pedralbes. Solo quedaban tres religiosas y este sábado han hecho las maletas para instalarse en el monasterio que la orden tiene en Vilobí d’Onyar.
La escasez de vocaciones --que no de feligresas como han publicado algunos medios, lo que hace sonrojar-- han impedido la renovación generacional y provocado el cierre de las instalaciones que estaban a punto de cumplir 700 años desde su fundación por la reina Elisenda de Moncada, esposa del expansivo rey de Aragón, Jaime II, también Conde de Barcelona. El convento pasó multitud de vicisitudes a lo largo de la historia. El actual data de 1970.
Las Clarisas son toda una institución. Todas las parejas que se van a casar donan sus huevos a las monjas pasteleras para evitar que su boda quede deslucida. No solo las parejas. El PSC, de la mano del gran Josep María Sala, hacía su ofrenda a las Clarisas para que la tradicional, y anua, Festa de la Rosa de la Pineda de Gavá no se viera deslucida. Un año no se llevaron los huevos y pasó lo previsto.
Un aguacero impidió en 1999 el acto socialista en el que tenía que debutar Joaquín Almunia. Toda una premonición. Pasqual Maragall se sacudió el sambenito haciendo una rueda de prensa, más que improvisada, en La Pava, el restaurante de la autovía de Castelldefels de casi parada obligatoria. Un mes después ganó las autonómicas en votos pero tuvo que esperar a 2003 para ser presidente. A
lmunia dimitió seis meses después tras las elecciones del año 2000. Lo que tienen los huevos de las Clarisas. Por cierto, en el PSC no se olvidan de llevar los huevos a las Clarisas. Ahora veremos como se las apañan.
Tanto es así que el alcalde Collboni ha tenido que salir a la palestra en este tema. El ayuntamiento ha garantizado que el consistorio seguirá subiendo al monasterio cada año por Santa Eulalia --no parece que se desamortizará el convento como en 1835-- y que mantendrá la tradición de la comida de mató, aunque seguramente no se podrán degustar las pastas que hacían las monjas.
Jaume Collboni ha expresado su deseo que la orden pueda encontrar nuevas integrantes para regresar al monasterio pero la escasez --o nulidad-- de vocaciones lo hacen casi imposible aunque hoy todavía hay en la segunda orden franciscana algo menos de 9000 monjas en casi 900 conventos. Las clarisas se van porque quieren. Así lo ha decidido la orden.
La manifestación que se montó ante el adiós del alcalde que decía que la marcha de las monjas era forzosa me dejó perplejo. ¿Forzosa? ¿En serio? Vamos que no se las echa, se van siguiendo las instrucciones de su orden. Demasiada ociosidad, sin duda.
La cuestión es ¿qué van a hacer las parejas casaderas? Sin huevos no hay garantía de que una tormenta arruine una jornada importante, dure lo que dure. En esto de la duración del matrimonio, los huevos se ponen de perfil. Por eso, toma importancia la decisión del alcalde de estudiar cómo mantener viva la tradición mientras no haya monjas en el convento. Este estudio requiere rapidez porque desde el sábado el convento está vacío.
Y me pregunto, si está vacío, ¿no se podría estudiar la cesión de parte de las instalaciones de la iglesia para vivienda social? No hace mucho un sacerdote me confesaba su decepción con la cúpula de la iglesia porque le habían solicitado ceder un monasterio abandonado al ayuntamiento para hacer vivienda social para personas vulnerables. En Mallorca, para ser concretos. Le dijeron que nanay y se sintió frustrado.
Seguro que las Clarisas tampoco están por la labor pero el abandono del monasterio conllevará su deterioro. ¿Mejor cerrado que cedido? ¿Cuántas propiedades de la Iglesia están cerradas que podrían cumplir una función social en Barcelona? Me temo que unas cuantas. ¿Dónde queda la función social de la Iglesia?
Y encima sin huevos. No consta que en 1835, 1909 o 1936 cuando Barcelona se quedó sin Clarisas que bajaran el número de bodas. Sin huevos se puede vivir, aunque te mojes, sin vivienda no. Excepto Casa Orsola, esa solo es para privilegiados.