Dos novedades importantes sobre la novela histórica de Barcelona. El veterano Ildefonso Falcones ha publicado En el amor y en la guerra (Grijalbo). Y el novel Ramon Tomàs Pinyol L’organista. (Editorial Base).
Falcones continúa la saga de La catedral del mar, que lo elevó a la fama internacional. Pinyol debuta con una ficción que le ha valido el Premi Mestre Güell de novel·la històrica que otorga el Ateneu de Tàrrega.
El maestro retorna a la enorme y delicada Edad Media e inicios del Renacimiento. El aprendiz pasea ya por el Renacimiento y el Siglo de Oro. En ambos casos, guerras, pestes, amor y pobreza.
El Arnau Estanyol de Falcones participa en la conquista de Nápoles. El Josep Guimerà de Pinyol arranca en la guerra dels Segadors. El primero viene de una familia de estibadores en Barcelona. El segundo, de una estirpe de campesinos.
No se trata de comparar. Pero sí se observa un detalle novedoso en la obra de Pinyol. Porque además de por Barcelona y Nápoles, su organista se mueve por Montserrat, Martorell, Abrera, Sant Cugat… el Besós y el Llobregat.
Aunque todo comienza con el asesinato de un monje en la abadía de Montserrat, nada que ver con el crimen de otro monje en El nombre de la Rosa, de Umberto Eco. Salvo el amor y la perfidia.
Siempre presentes en este género literario y en el género humano, se pasa del Carnaval a las hogueras de la Inquisición en la plaza del Rey de Barcelona. Y de la música gregoriana a la tragicomedia y a la favola in musica italiana.
Entre los palacios de la calle Montcada, aparece la novelesca calle de los Ventres. Allí los carniceros lavaban los intestinos de los animales. Sus vecinos de la calle Corders de Viola trenzaban con ellos cuerdas de instrumentos musicales.
Lo importante es que la novela histórica de Barcelona goza de buena salud y se renueva. Así, de las muchas novelas que se han escrito sobre la ciudad, se está pasando a las que discurren por sus zonas de influencia.
El fenómeno ya se había notado con jóvenes escritores que han situado sus obras en poblaciones de la antes llamada provincia, y ahora demarcación o área metropolitana de Barcelona.
Si Candel escribió sobre Can Tunis, la nueva generación lo hace sobre Sant Andreu, Sants o L’Hospitalet. Se comprueba en los congresos y jornadas sobre novela histórica más localistas que se organizan por toda Cataluña.
Hay numerosas páginas web dedicadas al género y a paseos literarios que siguen los rastros y lugares de las novelas históricas de éxito. Victus, La ciudad de los prodigios o La sombra del viento, como ejemplos de clásicos.
El covid interrumpió el Premio Internacional de Novela Histórica Barcino. Entre los galardonados, autores de lujo como Eduardo Mendoza, Arturo Pérez Reverte o Isabel Allende, entre otros.
Afortunadamente, quedan editoriales especializadas y hay universidades que imparten cursos especializados. Incluso talleres para aficionados. Sólo faltan más atención y promoción a los nuevos talentos de algo más allá de Barcelona como ombligo.