El tono es el mismo. Los distintos alcaldes metropolitanos no dudan en destacar la colaboración por parte del Govern de la Generalitat. El cambio es manifiesto. Lo señala este domingo la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Mireia González, en la entrevista que publica Metrópoli.
En su caso, tiene claro que el Besòs está ahora en la agenda pública, en el centro de las políticas públicas de la Generalitat. En el pasado reciente hubo buenas palabras y ganas de aportar, pero sin resultados tangibles. Los alcaldes utilizan un verbo: “desbloquear”. El ejecutivo que encabeza Salvador Illa “ha desbloqueado” distintos proyectos, sea en Santa Coloma, Sant Adrià o L’Hospitalet.
Illa fue alcalde de La Roca del Vallès. Y nombró como consejero de Presidencia a Albert Dalmau, que fue la mano derecha de Jaume Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona. Lo que impera, por tanto, en la Generalitat es una idea de gestión que procede del ámbito municipal.
Claro que la sintonía política ayuda, el hecho de que el PSC haya logrado una enorme hegemonía en el área metropolitana. Pero eso no es garantía para que los distintos proyectos salgan adelante. Debe existir una determinación especial. Y eso pasa, por ejemplo, por asumir cuestiones por parte del departamento de Presidencia, que antes estaban en departamentos como Cultura.
El renovado parque fluvial del río Besòs en Santa Coloma de Gramenet es un ejemplo en el que la colaboración ha dado frutos. También respecto a la política de seguridad. En este caso, ha sido un poco a la inversa. El modelo de la exalcaldesa Núria Parlon, con dispositivos conjuntos entre las distintas policías, se ha llevado a la Generalitat, con la propia Parlon como consejera de Interior.
En Sant Adrià el rostro de su alcaldesa, Filo Cañete, lo dice todo. Se ha encontrado con la voluntad del presidente Illa de asumir los retos de una localidad que ha estado en un segundo plano durante muchos años.
En L’Hospitalet se está a punto de firmar un acuerdo histórico. El Govern de la Generalitat ha “desencallado”, después de cinco años de su aprobación, el soterramiento de la Granvia en l'Hospitalet para albergar el mayor BioClúster del sur de Europa.
Lo señalaba su alcalde, David Quirós, también en una entrevista en Metrópoli, al destacar cómo la anterior alcaldesa, Núria Marín, se había encontrado con numerosos temas bloqueados, en educación, en sanidad y en urbanismo.
En L’Hospitalet se juegan muchas cosas y eso lo ha entendido el Govern de la Generalitat. La ciudad, con una de las densidades urbanas más altas de Europa, abordará ahora una urbanización de 96 hectáreas para hacer realidad un BioClúster que puede ser un motor de enorme importancia para la economía catalana.
Los temas se “desencallan” porque hay voluntad política, porque hay determinación. Pero es algo más importante. Han comenzado a llegar acuerdos y compromisos porque el Govern cree en la capacidad transformadora de los ayuntamientos.
Y cree en una concepción más amplia. Hay muchas realidades en Catalunya. Existe un territorio que no se conoce bien desde Barcelona. Y a ello se dedica el Govern de la Generalitat, en comarcas donde su población tiene la convicción de que no dispone de las mismas oportunidades de crecimiento.
Pero también hay una realidad que no se ha querido admitir en los años de gobiernos nacionalistas: sin el crecimiento de un área metropolitana, sin el equilibrio social, poco podrá avanzar el conjunto de Catalunya.
Esa realidad la reflejan alcaldes como Filo Cañete, Mireia González o David Quirós. También ediles como García Albiol o Manu Reyes en Badalona y Castelldefels. Con todos ellos quiere colaborar la Generalitat, que prioriza ahora cuestiones como la vivienda o la rehabilitación de vivienda con la Ley de Barrios.
Sin la cohesión del área metropolitana, sin el respeto y la colaboración con sus alcaldes, Catalunya no podrá avanzar. O dicho de otro modo: ahora sí avanza precisamente porque se confía en el poder local.