Hay minutos y minutos de radio, tertulias y comentarios en las redes. Podría ser hasta divertido. Pero, en realidad, resulta un poco patético. El Barça de Laporta tiene una enorme suerte. Un grupo de jóvenes que juegan al fútbol como los ángeles aseguran un buen futuro al club.

Pero la gestión es lamentable, pese a que siempre hay que intentar ser ecuánime. Difícilmente otro presidente se hubiera lanzado en una tarea tan complicada como es la de construir un nuevo estadio. Laporta lo ha hecho. Bravo por ello, porque eso es determinante para toda la marca Barça. Pero no puede culpar al Ayuntamiento de Barcelona del retraso en la apertura del estadio. Y las especulaciones quedan bien en una tertulia, pero comienzan a estar fuera de lugar.

Se señala que el consistorio que dirige el socialista Jaume Collboni tendría “intereses ocultos”. Lo ha señalado el gurú económico Xavier Sala Martín, muy cercano a Laporta, y siempre interesado en los asuntos del Barça.

Considera Sala Martín que los socialistas estarían intrigando para dominar “también” el Barça, después de llegar a los gobiernos de la ciudad de Barcelona y del Govern de la Generalitat. Y que Collboni estaría retrasando los permisos de apertura para dejar en mal lugar a Laporta, con la acusación de que es un mal gestor.

Seguramente esos permisos, que no se conceden porque no hay todavía garantías en cuestiones como la evacuación del estadio, por ejemplo, como bien ha explicado Culemanía, llegarán en pocas semanas. El Barça podría jugar en su estadio en el partido con el Girona. El club se ha puesto las pilas, porque es consciente de las carencias que las obras todavía presentan.

Pero los comentarios se mantienen. Las acusaciones son objeto de debate en las radios y en las redes sociales. Y la pregunta es muy clara: ¿algún alcalde, del color que fuera, se arriesgaría a conceder esos permisos para contentar a una determinada directiva del Barça que necesita como agua de mayo poner ya en marcha el estadio por todos los ingresos que tiene previstos ingresar para equilibrar las cuentas?

A las administraciones se les pide que sean lo más rigurosas posibles. Lo primero es la seguridad, de los vecinos de Les Corts, y de los propios seguidores culés. ¿De verdad Laporta y Sala Martín creen que Xavier Trias hubiera dejado jugar ya el partido del Barça con la Real Sociedad de este domingo en el Camp Nou? Pongamos el caso de que en la alcaldía estuviera la republicana Elisenda Alamany. ¿No pensaría lo mismo que Collboni?

¿Se jugarían los bigotes esos posibles alcaldes ante la posibilidad de un accidente, de heridos o, incluso, de algún muerto?

La idea de que el Ayuntamiento ingresaría unos buenos recursos en el caso de que el Barça jugara en el estadio olímpico de Montjuïc --gestionado por una empresa municipal-- y por eso desea retrasar la apertura del Camp Nou es ridícula. De hecho, lo que el consistorio pensaba y encontraba un tanto extraño es que la directiva de Laporta no hubiera realizado una reserva por el estadio ante la posibilidad de que la empresa turca Limak se retrasara más de la cuenta.

Y hubiera sido lo razonable. Laporta, orgulloso, insistió en que el Barça inauguraría el campo ya en el trofeo Joan Gamper, a principios de agosto. Un error que sólo se puede explicar si lo que quería, en realidad, Laporta era presionar a la empresa turca.

"Como ya tienen la Generalitat y el Ayuntamiento, no te extrañe que ahora quieran controlar el Barça”, dejó caer Sala Martín. Sus palabras le califican.