Promoción de viviendas protegidas de la Illa Acer
Un chiringo llamado sindicato
"La primera obligación de cualquier gobierno es proveer de hogares dignos a sus ciudadanos. Y tanto los gobernantes de Catalunya como los de Barcelona han fracasado"
Mientras haya barceloneses y no barceloneses sin techo, sin vivienda digna, malviviendo en cuchitriles, infraviviendas y campamentos de chabolas, todo cambio que propongan el Ayuntamiento de Barcelona o la Generalitat está abocado al fracaso.
Porque la primera obligación de cualquier gobierno es proveer de hogares dignos a sus ciudadanos. Y tanto los gobernantes de Catalunya como los de Barcelona han fracasado, fracasan y fracasarán a la hora de cumplir con su primera obligación.
Todo lo demás son falsas promesas, mentiras y cortinas de humo para ocultar su incapacidad y su falta de voluntad política. Ya que el fracaso de la vivienda es una suma de otros fracasos previos causados por sus propias políticas. He aquí algunas culpas.
No construyeron vivienda social cuando estaban en el poder. Sobrepoblación sobrevenida a causa del populismo woke. Saturación del turismo y de pisos para turistas. Complicidad con okupas de todo pelaje… Y subvenciones a sindicatos turbios.
Es el caso del Sindicat de Llogateres. Un ente surgido de la trama del Observatorio Desc de Alí Babá, los cuarenta vividores de dineros públicos y Ada Colau. Una de sus faenas: obstrucción a la justicia y coacciones cuando hay desalojos y desahucios.
Como siempre en el caso de los comunes, cuperos y compañía, cuatro gatas, gates y gatos. Los de mucho ruido y ninguna nuez. Los que empeoran el problema de los alquileres, atentan contra la libertad de mercado y arruinan a pequeños propietarios.
Sus escraches, su demagogia y sus huelgas ilegales de pago de alquileres causan que personas que alquilaban su piso se arruinen. O prefieran tener las viviendas cerradas, para evitar las mafias de okupas subvencionadas y apoyadas por el mismo sistema del que viven y al que culpan de todos los males.
Lo impresentable es que el presidente de la Generalitat reciba a activistas ataviados con camisetas de su chiringuito, faltando al mínimo respeto institucional y protocolario. Y que el presidente se retrate sonriente con ellos para darles alas.
Lo lamentable es que les prometa: “no me temblarán las piernas a la hora de estudiar todas las medidas para hacer frente a la emergencia de la vivienda, que es una prioridad máxima de este Govern”. No dijo cuántos años y dineros costarán dichos estudios.
Imperdonable es que el Sindicat de Llogaters reciba millones en subvenciones a través, por ejemplo, del chiringo Idra. Que tiene catorce cargos que se embolsan más de 35.000 euros anuales cada uno. Como Jaime Palomera, cofundador del sindicato; Carme Alcarazo, portavoz y Laia Bonet, concejala comunera. Además, su camarada Lucía Martín, otra fatídica concejala comunera, ha vetado que se limite la compra de vivienda a los extracomunitarios no residentes en la ciudad. Más especulación y más sobrepoblación no europea.
En resumidas cuentas, el engendro comunero minoritario e irrelevante se ha embolsado subvenciones de Illa y Collboni que van desde los 600.000 euros hasta un millón y medio. Otra vez, el síndrome de Estocolmo de los dirigentes socialistas con Colau.
A ambos les pasa lo de la canción que dice: “Ni contigo ni sin ti / tienen mis males remedio. / Contigo porque me matas. / Y sin ti porque me muero”. Resultado: unos, unes y otras no cumplen su deber de frenar la degradación de la vivienda. Ni las degradaciones de supuestos sindicatos.