Bengalas en el Camp Nou, a manos de los hooligans del Eintracht de Frankfurt
Refugios cívicos para hooligans
Sería necesaria la creación de unos “refugios cívicos”, tras incidentes como los protagonizados por los hooligans del Eintracht de Frankfurt. Una“fan zone” o "espacio acotado a hinchas rivales, y, en particular, a los “hooligans”, y que vete el deambular cual jauría desordenada e irrespetuosa con los vecinos o el comercio y hacia la propia Barcelona"
Han transcurrido bastantes años desde aquel 2008 en el que, con ocasión de un partido de futbol celebrado en Montjuïc, se habilitaron unas zonas especiales para aquellos aficionados sin entrada del Celtic de Glasgow que querían acceder al evento. Eran 15.000 los seguidores que merodeaban por el Estadi y en la propia ciudad. El consistorio puso anuncios en la prensa escocesa informando del alcance de nuestra Ordenanza de Civismo e incluso instaló una carpa para ellos con paella y música para evitar desmanes.
Cada vez con más frecuencia hay celebraciones de conciertos y sobre todo de eventos deportivos. En la competición europea futbolística, por ahora solo del FC Barcelona y confío pronto también del RCDE, la afluencia de la hinchada rival es cada vez más notable y periódica, atendiendo a su nuevo formato de liguilla y demás equipos en disputa.
No es extraño que una parte de los seguidores vengan sin entrada y en otro grupo radicales o individuos que no respetan vecinos, mobiliario, normas básicas de conducta o son violentos. Esta semana se ha constatado la deplorable actitud, dentro y fuera del Camp Nou de ciertos aficionados del Eintracht de Frankfurt. Confío en que la UEFA adopte severas y ejemplares sanciones al respecto.
Para evitar reincidencias e incidentes mayores y otras perturbaciones de la convivencia, sería obligada una mayor exigencia a los clubs que disputan el partido, al local y al visitante, o de los organizadores, en otros casos, de conciertos multitudinarios. Son los más interesados y no dudo que son ya los primeros colaboradores con las administraciones que también deben adoptar medidas complementarias a las actuales a estos fines.
Una responsabilidad obvia en el interior del recinto del evento que debiera ser compartida también en el exterior. Este doble compromiso de seguridad y convivencia ya corresponde a los Mossos y es reforzado en los aledaños y en la ciudad por la Guardia Urbana y en el interior por los empleados del promotor y la seguridad privada.
Deben contar con el soporte adicional, no en funciones de seguridad, de “agentes cívicos deportivos” aportados por los promotores para impulsar el buen comportamiento ciudadano de quienes nos visitan y lo hacen de forma masiva y en conjunto.
En paralelo, sería conveniente abrir un debate y cerrar nuevas decisiones de gobierno con los clubs u organizadores de eventos sobre los inconvenientes y molestias que generan estos grandes acontecimientos. Así, en los conciertos, competiciones deportivas y otras actividades con importantes afluencias de público, y una parte significativa de los asistentes lo hagan sin entrada con derecho de admisión al evento, sus organizadores en colaboración con el Ayuntamiento debieran habilitar espacios provisionales durante su celebración y en su momento previo y posterior.
Unos “refugios cívicos”. Si se quiere llámese “fan zone” o espacio acotado a hinchas rivales, y, en particular, a los “hooligans”, y que vete el deambular cual jauría desordenada e irrespetuosa con los vecinos o el comercio y hacia la propia Barcelona.
Es obvio que ni todas las aficiones son iguales ni tampoco todos los que las configuran son incívicos, pero la pasión y el turismo deportivo no pueden tornarse en un ejercicio de descontrol y de perturbación de la normalidad ni ser un riesgo para la convivencia o un peligro para la seguridad.
A final de este mes de diciembre, el pleno del Ayuntamiento de Barcelona aprobará la modificación de la Ordenanza de Civismo. Se tiene la oportunidad de incluir en el texto una disposición que sea exigente, no solo con las personas, sino también con los organizadores de eventos multitudinarios.
Una obligación cívica y concretada de colaboración con el ayuntamiento y con los Mossos en el devenir correcto del acontecimiento y para la garantía de la convivencia y de la seguridad de los aficionados propios y ajenos, de vecinos y del comercio. De todos. De Barcelona.