Este singular rascacielos del arquitecto francés Jean Nouvel cambió el perfil de la ciudad desde su inauguración en 2005. La que fuera sede de la multinacional que le da nombre está siendo remozada para volver a sus orígenes (pese a los proyectos que le auguraban otros usos). De ahí que con el tiempo es probable que nos acostumbremos a su nueva acepción: Torre Glòries. Una construcción cuyo devenir ha acabado siendo una metáfora de la voluble situación por la que atraviesa la ciudad.

El sociólogo Zygmunt Bauman acuñó el concepto de líquido para referirse a las nuevas sociedades (también calificadas de posmodernas): menos predecibles y menos resistentes al cambio. Una transformación que nos retrotrae a los promotores del rascacielos: Agbar, empresa de capital francés (su accionista mayoritario es Suez, tras el cambio de acciones que operó con La Caixa en 2009, lo que permitió a esta última hacerse con la aseguradora Adeslas).

Pero dejemos el contenido y volvamos al continente. El edificio, cuya espectacular iluminación nocturna recuerda un géiser, estuvo a punto de pasar a manos del fondo de inversión Emin Capital en 2005 (el mismo que se hizo con la antigua sede del Deutsche Bank en la esquina de la avenida Diagonal con el Paseo de Gracia). La idea era convertir ambos en hoteles (Hyatt el primero y Four Seasons el segundo), aunque ninguno de los dos proyectos se ha llevado a cabo por la moratoria hotelera del actual equipo de gobierno que encabeza Ada Colau. O por lo menos uno, puesto que el Consistorio asegura que la obra de Nouvel no estaba afectada por dicha moratoria. Al frente de este fondo de inversión se encuentra el empresario andorrano Jordi Badia Llorens.

Finalmente, la Torre Agbar (o Glòries) ha acabado en manos de Merlin Properties tras abonar 142 millones de euros. Una socimi (Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversiones en el Mercado Inmobiliario que, por cierto, están exentas en el pago del impuesto de sociedades) cuyo consejero delegado es Ismael Clemente, imputado por presunto blanqueo de capitales de una de las filiales del grupo: Tree Inversiones. Caso que está emparentado con otro aún más turbio y que se conoce con el nombre de Defex, en referencia a la empresa semipública que habría vendido armamento a la República de Angola y de cuyas comisiones habría salido beneficiada la sobrina del ínclito agente secreto Francisco Paesa.

A pocos metros de la Torre Agbar, en el distrito 22@, la multinacional española Indra observa todo esto con cierto interés. Mientras tanto, la plaza de las Glòries sigue siendo un caos circulatorio tras permanecer paralizadas las obras durante al menos diez meses (y su posterior reanudación hace tan sólo dos) con la vista puesta en el 2021. La causa de este hiato temporal fue la sombra del 3 %. Para esa fecha los trabajadores de Facebook ya estarán más que habituados a tomar los ascensores del edificio de Jean Nouvel. Y es que la empresa de Mark Zuckerberg ha anunciado que alquilará ocho plantas. Una noticia que compensa el proyecto fallido de instalar en ella la sede de la Agencia Europea del Medicamento.