La Vila de Gràcia lleva más de dos siglos celebrando sus fiestas, pasando de ser un evento de y para los vecinos de Gràcia a convertirse en un atractivo cultural para barceloneses y personas venidas de distintas partes del mundo. Unas fiestas caracterizadas por ser abiertas y acogedoras, que la ciudad espera con expectación y que los vecinos preparan con enorme ilusión.

Este año -que debía ser especial, dado que el año pasado las fiestas no pudieron celebrarse con todo su esplendor- el gobierno de comunes y PSC ha invitado a Jordi Cuixart a ser el pregonero. ¿Una persona condenada a nueve años de prisión e inhabilitación por un delito de sedición debe tener el honor de ocupar el balcón del distrito e inaugurar una fiesta muy querida por todos los barceloneses?

Si crees firmemente que gobiernas para todos y que las leyes deben ser respetadas, la respuesta debe ser NO. ¿Qué puede pregonar una persona que defiende el incumplimiento de las leyes y que clama por la destrucción de nuestro Estado de derecho? ¿Es ese el mensaje que queremos lanzar desde nuestra cultura, nuestras tradiciones y nuestras fiestas?

El Ayuntamiento de Barcelona justifica su elección como pregonero por distintos motivos: su vinculación con el barrio, así como por su activismo cultural y su compromiso en la vida social de Gràcia. Y añade: "Del 16 de octubre del 2017 al 23 de junio del 2021 fue encarcelado por ejercer los derechos fundamentales de protesta y de libertad de expresión en defensa del referéndum de autodeterminación del 1 de octubre", a la vez que reivindica la labor de Òmnium Cultural como entidad defensora de la autodeterminación. Me parece inconcebible que desde una comunicado oficial se mienta y se desvirtúe la realidad dando amparo a los delirios demagógicos del independentismo.

El PSC, supuestamente contrario a la autodeterminación de Cataluña, no se ha opuesto con mucha fuerza ni insistencia; es más, no han hecho queja formal alguna. Parece ser que los comunes mandan con el apoyo de ERC, y el silencio cómplice de los socialistas; puede que por los indultos que su partido ha concedido en aras de una supuesta reconciliación. Debería el PSC estar atento al pregón que tan “ilustre preso” hará desde el balcón de la Casa de la Vila para entender de una vez que ni hay reconciliación ni voluntad de rectificación.

Por ahora, y a pocos días del inicio de las fiestas, lo que sí ha conseguido la dupla comunes-PSC es aliarse una vez más con los independentistas para excluir a todos aquellos que no lo son dando un altavoz a quien no duda en afirmar que ho tornarem a fer, que llama a la desobediencia civil, y que en sus delirios de grandeza se considera un pacifista perseguido por sus ideas.

Hicimos un enorme sacrificio para que el independentismo no gobernase la ciudad de Barcelona. ERC dejaba clara su hoja de ruta para nuestra ciudad, “la independencia de Cataluña, la defensa del referéndum y la libertad de los prisioneros (sic) soberanistas” decía Ernest Maragall. “Barcelona tiene que ser la locomotora hacia la independencia”, afirmaban voces de su partido.

Para acabar con el procés que tanto daño está haciendo a Cataluña no se necesitan reconciliaciones inexistentes camuflando pactos partidistas, sino impedir que los partidos nacionalistas copen las instituciones. Pero al parecer, éstos han encontrado en comunes y PSC unos aliados impagables en la imposición de sus ideas.

Las fiestas de Gràcia van a ser unas fiestas politizadas. Darán voz a una persona que no se arrepiente de todo el daño causado en el seno de la sociedad catalana, y que muy probablemente, volverá a incendiar los ánimos con un discurso sectario, falaz y lleno de odio.

Nosotros vamos a estar en unas fiestas que también son las nuestras, pero no vamos a estar escuchando, y mucho menos aplaudiendo a alguien que jamás debería ser digno de representar nada en una democracia como la nuestra.

Veremos dónde está el PSC.