Como todos sabemos, la última idea de bombero de Ada Colau ha consistido en cancelar el hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv y, ya puestos, cortar las relaciones del Ayuntamiento de Barcelona con Israel, lo cual ya incurre en la sobreactuación, pues se trata de usurpar privilegios que son de los estados y recursos a los que solo ellos pueden apelar. Sostiene Ada que Israel no se porta muy bien con los palestinos, lo cual es cierto, pero también lo es que la actitud de Hamás con respecto a Israel no es precisamente útil ni constructiva.

Tel Aviv, además, es, desde una perspectiva laica, la ciudad más normal de Israel y uno de los sitios de ese país en los que menos se nota la influencia siniestra de los clérigos locales y los fanáticos vestidos de negro que se escudan en la lectura permanente de la Torah para no hacer el servicio militar y, a ser posible, no trabajar y no pagar impuestos. Hablo de oídas, pues nunca he puesto los pies en Tel Aviv, pero me baso en lo que me han contado y en lo que he visto en series de televisión o leído en novelas. Tel Aviv cuenta con un alcalde del partido laborista que no le tiene el menor aprecio al mangante de Bibi Netanyahu, ese hombre obligado a ocupar eternamente la presidencia del país para esquivar los procesos judiciales que tiene abiertos.

MADRID, AL ACECHO

Conclusión: la actitud de Israel hacia Palestina es francamente discutible y mejorable, pero tomarla con la ciudad más democrática y cosmopolita del país, donde suelen buscar refugio todos los que ya no pueden más de las chorradas fundamentalistas de los hasídicos me parece errar el tiro de una manera lamentable, hasta el punto, casi, de pegárselo en el pie, como demuestra la drástica bajada de la inversión israelí en Barcelona, que ya ha sido aprovechada por la espabilada de Isabel Díaz Ayuso para plantarse en Tel Aviv y poner Madrid a disposición de Israel para lo que guste mandar en cuestiones de negocios.

POCA PUNTERÍA

Para acabarlo de arreglar, la decisión de Colau resulta errática y se queda a medias. A día de hoy, Barcelona sigue hermanada con lugares tan progresistas y democráticos como Dubai, Shanghai, San Petersburgo o La Habana, que, como todos sabemos, no se encuentran situados en países que se distingan por un respeto admirable hacia los derechos humanos. Romper con la antigua Leningrado, ciudad que alumbró a Vladimir Putin, habría tenido algo más de lógica, teniendo en cuenta que Europa se encuentra en una situación de guerra no declarada con Rusia por su absurda invasión de Ucrania. Pero no, las ansias de progresismo de nuestra querida alcaldesa las han tenido que pagar los ya sufridos habitantes de Tel Aviv, donde abunda la gente de izquierdas y los que se oponen a seguir machacando a los palestinos día sí, día también.

¿A quién pretende contentar Colau con esta maniobra? Supongo que a un sector de sus votantes y a cuatro gatos de la CUP; o sea, a ambientes en los que, disfrazado de ánimo justiciero pro Palestina, late cierto antisemitismo que nunca se atreve a reconocer que lo es. Ya sabemos cómo se las gasta Israel con Palestina. Ya sabemos que su presidente eterno es un corrupto de cuidado que, con tal de mandar y mantenerse alejado de los juzgados, es capaz de gobernar en comandita con lo más radical, intolerante y energuménico del panorama político israelí. Pero cortar relaciones con una ciudad conocida por ser de lo mejorcito del país a nivel humano no solo no le hace ningún favor a la causa palestina, sino que ofende inevitablemente a sus moradores, que, vistos desde fuera, parecen en su inmensa mayoría personas como ustedes y como yo que no quieren saber nada ni con los colonos abusones ni con el mangante de Bibi.

Desprenderse de Tel Aviv, pero seguir hermanada con La Habana o San Petersburgo es, además, de una incoherencia absoluta. ¿O es que los palestinos merecen más respeto que los cubanos y los rusos que no comulgan con la actuación general de sus gobiernos? Estamos ante otro gesto cara a una galería cada vez menos nutrida que no va a aportar ninguna ventaja a los barceloneses y solo va a conseguir crear mal rollo donde no lo había. Y mientras tanto, Díaz Ayuso viendo a ver qué pilla para Madrid aprovechando la última idea de bombero de nuestra querida IluminADA…