La reputada científica Nuria Oliver en una foto de estudio / ARDUINO VANNUCCHI

La reputada científica Nuria Oliver en una foto de estudio / ARDUINO VANNUCCHI

¿Quién hace Barcelona?

Nuria Oliver: “No tienes que actuar como un hombre para tener éxito profesional”

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, la reputada científica habla de la poca presencia de mujeres en puestos de responsabilidad y de cómo las pequeñas acciones pueden revertir la situación

7 marzo, 2017 22:08

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Nuria Oliver (Alicante, 1970) es una de las científicas españolas de más renombre y ha sido citada en más de 11.000 publicaciones. Desde enero es directora de Investigación en Ciencias de Datos en Vodafone, pero tiene una estrecha relación con Barcelona porque durante los últimos nueve años ha sido directora científica en Teléfonica I+D, que tiene su centro en la ciudad. Aunque ahora vive en Alicante, viene al menos una vez mes para realizar conferencias y mantiene contacto con diversas universidades. Su éxito profesional bien merecería una entrevista aparte, pero con motivo del Día Internacional de la Mujer habla de su experiencia como mujer en el ámbito laboral.

¿Tienes la sensación de trabajar en un sector de hombres?

Claro, toda mi vida. En un contexto tecnológico, independientemente de si estás en un puesto de dirección o en cualquier otro puesto, desgraciadamente hay muy poca diversidad de género. Ya partes de una situación en desventaja y luego conforme asciendes profesionalmente y miras posiciones con capacidad de decisión y con más poder, cada vez hay menos y menos mujeres.

Cuando te nombraron directora científica en Telefónica I+D, ¿eras consciente de que era la primera vez que una mujer asumía este puesto? 

La verdad es que no... me dijeron que fui la primera directora en Telefónica I+D, pero me sorprendió mucho porque en aquél entonces la empresa tenía más de 10 años y me costaba creerlo (y a día de hoy no lo sabe seguro). En la posición de directora científica sí que lo sabía. Cuando me ofrecieron el puesto nunca pensé en el tema del género, para ser sincera. Me da alegría y me llena de orgullo, pero al mismo tiempo me genera tristeza ver que todavía tenemos tanto camino por recorrer en el contexto de la igualdad de género.

¿Cómo fue tu llegada al nuevo cargo?

Tengo un carácter bien definido y toda mi vida siempre he defendido que lo que aporta riqueza a las organizaciones es la diversidad, de toda índole. Tener diversidad de género no significa simplemente tener un cierto número de hombres y mujeres si todo el mundo se comporta igual, que por defecto suele ser adoptando patrones de comportamiento masculinos porque es un poco el status quo. Siempre he defendido el poder crecer profesionalmente siendo tu misma y poder cuestionar las cosas si no entiendes por qué se hacen de una determinada manera. 

Siempre he defendido el poder crecer profesionalmente siendo tu misma y poder cuestionar las cosas si no entiendes por qué se hacen de una determinada manera

¿Un ejemplo?

Nada más llegar me convocaron a una reunión a las 19:00 o las 20:00, bastante tarde, y mi primera reacción fue preguntar por qué la reunión era tan tarde. En realidad no había ningún motivo. Hay comportamientos que forman parte de la inercia de las organizaciones y de alguna manera ponen en desventaja a las mujeres, que muchas veces asumen una carga más grande a nivel de la conciliación con la familia. A veces no cuesta más que preguntar e intentar proponer una alternativa, pero para eso hay que tener cierto nivel de valentía porque ya estás en minoría.

¿Conseguiste cambiar la hora de las reuniones?

Sí. Salvo que fuese una reunión muy importante con el presidente o si eran reuniones con el extranjero porque con el cambio horario no te vas a reunir con Estados Unidos a según qué horas. Pero las reuniones que no tenían un motivo definido para que fueran tan tarde, siempre las tenía en un horario que considero más razonable para ayudar a tener más flexibilidad y también para acomodar a todo el mundo. Son pequeñas acciones que cuando se van sumando tienen un impacto en la experiencia laboral de las personas, sobre todo de las mujeres.

Existe la percepción de que, para llegar a un puesto directivo, las mujeres tienden a adoptar un carácter más masculino...

Es un arma de doble filo. Por una parte, cualquier minoría, incluyendo la de género, está en una situación de desventaja porque el ser humano tiende a la homofilia, se siente más cómodo con personas iguales. Hay comportamientos, tanto conscientes como subconscientes, que demuestran esa tendencia. Pero si estás en desventaja numérica tienes que intentar sentirte cómoda en esa minoría y al mismo tiempo tener cierta fuerza para no perder tu propia identidad y ser fiel a quién eres. 

La diversidad de género aporta diferencia de estilos de liderazgo y de comunicación interpersonal

A veces adoptar ese carácter más masculino penaliza.

Hay muchos estudios que demuestran que características de la personalidad que en un hombre se consideran como positivas (ambición, grandes convicciones, empuje), en el contexto de las mujeres generan percepciones negativas. No considero que tenga un carácter fuerte en el sentido de ser una persona dura. Una cosa que aporta la diversidad de género es la diferencia de estilos de liderazgo y comunicación interpersonal. Estadísticamente las mujeres suelen ser más colaboradoras, a encontrar soluciones más conciliadores, mientras que los hombres son más competitivos. Evidentemente es una generalización, pero lo importante, lo valioso, es que haya esa diversidad.

Volviendo al tema de la conciliación, ¿cuando la gente sabe que tienes un puesto de responsabilidad, te suelen preguntar por la familia?

A nivel profesional, de entrevistas sobre mi trabajo, nunca, pero a la que entras en temas más personales, siempre me lo preguntan. Destacan que tengo tres hijos pequeños, bueno, no sé si tan pequeños (se ríe). Ese tipo de preguntas no se las hacen a los hombres y es un estereotipo que hay que romper. Pero tiene una parte buena porque creo ayuda a inspirar a otras chicas, a que se den cuenta de que no es una situación en la que debas elegir entre tener una vida profesional de éxito o una familia, sino que es posible compaginar. 

Todavía hay muchas chicas que piensan que no es factible tener una familia y una carrera profesional al mismo tiempo y ya ni lo intentan

Pero no es fácil...

No es fácil porque el trasfondo de todo es que las mujeres tienen una carga muy superior a los hombres en relación al cuidado de los hijos, la casa, y es algo que realmente sigue siendo así. Las chicas deben saber que no tienes que actuar como un hombre para tener éxito profesional, que puedes realizarte como persona. Obviamente no todas las mujeres quieren tener hijos, igual que no todos los hombres lo quieren, pero que si alguien lo quiere, es factible compaginarlo. Todavía hay muchas chicas que piensan que no es factible tener una familia y una carrera profesional al mismo tiempo y ya ni lo intentan. O piensan que el sacrificio es demasiado grande. Hay una grandísimo talento entre las mujeres y creo que no deberían sentirse atrapadas en este dilema. 

Ahora se habla mucho de micromachismos, ¿es algo que vives con regularidad?

A veces soy testigo de comentarios o situaciones que considero que no son inclusivas e intento aportar mi perspectiva. Veo mucho más discurso y mucha más concienciación sobre la falta de diversidad de género, pero si nos quedamos en el discurso no va a cambiar la situación. Tenemos que tomar acciones conscientes para que no se perpetúe esta situación porque de lo contrario no vamos a salir de donde estamos.

¿A qué acciones te refieres?

Hay algunas pequeñas acciones que a mí me gustan mucho y que me gusta darles visibilidad porque son fáciles de implementar. Hay algunos laboratorios que si abren un concurso para cubrir un puesto de liderazgo y no hay al menos una candidata con opciones, lo declaran desierto. Simplemente haciendo eso han conseguido contratar a muchas mujeres. Se dieron cuenta de que muchas veces las mujeres ni se presentaban.

El otro tema es conseguir que las mujeres no se vayan de dónde están. Es un problema muy grande. En el sector tecnológico ya de por sí hay pocas mujeres, pero si miras cuántas de ellas siguen en posiciones técnicas 10 años después de empezar a trabajar, te das cuenta de que los porcentajes son bajísimos. Muchas lo dejan. Y eso sí es consecuencia de estos micromachismos, de estar constantemente en minoría, de ver que no prosperas profesionalmente. Y en eso los hombres tienen mucho que decir. Todavía toman muchas de las decisiones y deben hacer algo para que la situación mejore.