Autismo, cáncer de mama, tercera edad, discapacidad. Ander Duque –guionista y director de cine vasco afincado en Barcelona– tiene experiencia sobre el abordaje documental de problemáticas sociales. Este martes ha presentado en CaixaForum su último trabajo que ha producido “En clave social” de Funcas. Espinas y demonios muestra la cruda vida de los sintecho en Barcelona desde una perspectiva humana, sincera y digna.

¿Cómo ha sido la experiencia de realizar el documental?

Espinas y demonios sigue la tónica de mis reportajes –aproximadamente 50 a lo largo de los últimos 10 años– en los que doy voz a los desarraigados, a los invisibles. Para realizarlo me tuve que poner una especie de coraza para que no me afectara tanto y así poder seguir adelante sin que se distorsionara la realidad. Anímicamente siempre sales tocado de un documental de este estilo. Lo que más me ha costado es enfrentarme a la sensación que tienen algunas personas de no saber por qué han llegado hasta ahí.

¿Cómo creas un clima íntimo con una persona que vive en la calle?

Dejo de lado todo mi equipo de grabación y me presento solo con mi cámara pequeña. Entonces les pongo el micrófono. Luego se acaban olvidando de la presencia de la cámara y solo estamos la persona y yo. Eso permite que el diálogo sea fluido, natural y cercano.

Los planos que aparecen en el documental son solo una pequeña parte de todo lo que rodaste. ¿Cómo eliges qué entra y qué no?

En un documental tú puedes tener una idea en la cabeza pero puede ir mutando, cambiando y eso hace que evolucione. Luego el documental toma forma en la mesa de edición y se convierte en una cuestión rítmica, casi auditiva. Yo toco la batería y siempre lo comparo: tú sabes dónde tienes que darle un punto de inflexión, dónde silenciar. Tocar la batería y editar es muy parecido.

Ander Duque y la periodista Pepa Fernández en el estreno de 'Espinas y demonios' en CaixaForum / P.B.



De hecho, la música en el documental cobra una dimensión importante.

Sí, a mí me gusta componer siempre la música de las piezas. En este caso quise hacer una banda sonora vinculada al flamenco. Hablé con una amiga madrileña que canta, Debora Moratalla, y le propuse. Con ella experimenté la misma improvisación que con el documental: no sabía a qué me enfrentaba. Entonces le pasé unas melodías de guitarras compuestas por mí. Nos metimos en el estudio y le dije: “canta lo primero que te venga a la cabeza”. Y así salió. Lo que se escucha está improvisado por ella. Igual que lo están muchas de las vidas que aparecen en el documental.

¿Recuerdas alguna anécdota que te haya marcado durante el rodaje?

Sí. Sobre todo la actitud de Fabián, uno de los protagonistas e imagen de la portada del documental. Me impactó su convicción absoluta y que nunca perdiera la dignidad. Decía: ¿cómo voy a ir a pedir ahí si me conoce todo el mundo? Él está siempre en su rincón de Poblenou con sus dos carritos con los que recoge chatarra. Nunca pide nada. Es una persona que está en la calle por desamor. Este tema a mí me provoca mucha tristeza. Que se encuentre así en la calle... sin querer volver a pasar por su casa.

Un momento del documental de Ander Duque 'Espinas y demonios' / P.B.



En el documental dice una frase muy impactante. “Cuando enferme, me tiraré a las vías del metro”.

Sí. Y después de decir esa frase se queda pensando en sus palabras durante unos minutos, imaginando ese momento con la mirada baja. Me pareció durísimo. Es un mundo terrible pero encontré mucha bondad y lealtad. La gente de la calle tiene un código humano que no tenemos el resto de las personas. Vivimos en la estabilidad, en nuestra rutina. Si vas a la Fundación Arrels percibes estos códigos.

La labor de la Fundación Arrels está presente en Espinas y demonios.

Sí, informan a las personas que viven a la calle de que tienen un lugar donde pueden asearse, cobijarse, descansar y tienen la opción de poder compartir piso con otras personas. Eso se muestra en el documental. Es la lectura positiva.

¿Qué te gustaría que se llevara el público con el documental?

Que cuando pase por la calle no mire a un indigente como a alguien que está ahí por voluntad propia. A nadie le gusta estar en esa situación. Yo les animo a observar y a hablar con ellos porque se llevarán una gran sorpresa. Tenemos que romper esa barrera. Son personas con las que se puede dialogar. A veces buscan dialogar. Si les das los buenos días ya verás que su expresión cambia.

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