Para entendernos: es como un Sant Jordi en Barcelona, aunque un poco diferente... La gran fiesta es en Pamplona, y aquí nos adentramos en lo más parecido que se pueda estar del espíritu que preside un San Fermín: la Casa de los Navarros, en pleno Paseo Maragall barcelonés.

Hoy es 6 de julio y toca 'chupinazo', la previa de la gran fiesta de Navarra. Una ceremonia a la que asisten notoriamente los socios de la Casa, aunque cualquier barcelonés está invitado en día tan señalado.

Hay ambiente de fiesta, pañuelos rojos a punto de ser anudados al cuello -prohibido ponérselos antes de hora- y muchas ganas de celebrar. En el interior, una gran pantalla de televisión sincroniza el momento del 'chupinazo' auténtico, el que se da en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona.

El audio del primer cohete festivo llega justo a tiempo para que en Barcelona, se lance, a su vez, el que abre la gran fiesta. ¡¡¡Pummmm!!!

“El primer 'chupinazo' en Barcelona lo dieron en 1903. No era en este local, que aún no existía. Se juntaban los navarros en una casa de comidas y lo festejaban a las bravas. Ya en 1923, con Luis Azoz al frente de la Casa, se empezó a celebrar siempre en el mismo restaurante”, rememora Koldo Larrea, actual presidente.

“En 1969 se compró el actual local, que luego se amplió con el restaurante y, sobre todo, con nuestro famoso frontón”.

Larrea, que refiere maravillas de la escuela de pelota de la Casa (campeona de Catalunya en todas las categorías), ha sido el encargado de lanzar el primer cohete, el chupinazo, y, después de él, otros han seguido su ejemplo tirando nuevas andanadas que, además de ruido, le han dado un eco festivo a todo el barrio.

Uno de ellos ha sido Bernat Rovira, director de zona de Aigües de Barcelona. “No soy navarro, pero entiendo que lo que sienten es como un Sant Jordi en Barcelona para mí”, ha comentado Rovira. “Es mi primera vez en un 'chupinazo', y he de decir que he disfrutado mucho de este ambiente tan auténtico. La tradición es algo que vivimos muy dentro cada uno de nosotros”.

 

Alguien para quien el 'chupinazo' no es algo nuevo, sino una fecha señalada con rojo en su calendario vivencial, es Nuria Carmona, portavoz del Grupo Socialista en el distrito de Horta-Guinardó. “Hace tantos años que vengo al 'chupinazo' que ni me acuerdo de cuál fue mi primero... Lo que sí puedo decir es que aquí he venido con los alcaldes Clos y Hereu, porque vivían a fondo la ciudad”, rememora Carmona. “Yo me crié en este barrio, y recuerdo ir por la calle de pequeña, oyendo el estruendo de los cohetes y el jolgorio que se montaba aquí”.

EL DÍA DEL SANTO

Una vez lanzado el 'chupinazo', el primer cohete que santifica las fiestas, la Casa de los Navarros se transforma totalmente: el pañuelo rojo ya se puede anudar en el cuello, suena, cañera, una charanga de jóvenes con mucha marcha, la gente se pone a bailar, la cerveza y el vino corren de boca en boca, y el personal conversa animadamente, anticipando cómo serán los Sanfermines de este año.

Volvemos con Larrea. Para él se trata del día más grande de cada año: “No es por la responsabilidad, porque si tienes un gran equipo de trabajo, todo funciona”, asegura. “Soy de Añorbe, cerca de Eunarte, y he vivido el 'chupinazo' allá; también he corrido delante de los toros en la misma Pamplona. Desde Barcelona veo cada uno de los encierros en directo, por televisión, y no puedo evitar que se me erice la piel. Siento lo que llamamos en nuestra tierra 'txirrinta', o sea, la morriña de los gallegos... Una sensación imposible de explicar con palabras”.

Así que: ¡Gora San Fermín! ¡Visca Sant Fermí! ¡Viva San Fermín!

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