Antonio Delgado
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El presidente del Círculo Ecuestre, Antonio Delgado, teme que Barcelona “no sea capaz” de retener las empresas tecnológicas que nacen y crecen en la ciudad, y advierte que “debe esforzarse más y dejar de lamentarse”. Antonio Delgado Planás es uno de aquellos profesionales del Derecho cuya vocación es practicar el esfuerzo. Profesor de Esade, sabe que el único pecado que no perdonan los padres jesuitas es la imbecilidad. Su currículum profesional impresiona: se inició en el sector de las telecomunicaciones, trabajó en empresas como Auna y Ono, pasó por el área de banca electrónica y nuevas tecnologías de La Caixa, dirigió los Servicios Jurídicos del Hospital Clínico, se especializó en el asesoramiento jurídico del desarrollo de la innovación y continúa…
Experto en Derecho Mercantil, es el estudiante ejemplar que todo profesor quisiera tener. De mente polivalente, lo sabe casi todo sobre las industrias culturales y creativas en los entornos digitales. Con porte elegante, trato afable y cráneo bien amueblado, nunca ha precisado vivir ni medrar a costa del presupuesto público. Clásico liberal, en el mejor sentido de la palabra, preside el Círculo Ecuestre, club fundado en 1856 que es el referente internacional de la burguesía y del empresariado de Cataluña. Por su sede pasan personalidades de todos los ámbitos de la vida económica, política, social y cultural, y allí se debaten toda clase de asuntos en plena libertad. Lejos del arquetipo caduco, más de la mitad de sus socios tienen menos de cuarenta años. Y si Barcelona no estuviese enjaulada por la cerrazón, el sectarismo y la ignorancia, otro gallo le cantara con las propuestas del Círculo Ecuestre.