Ignasi Segui
El mal existe. “Y los peores malos son los aparentemente buenos”, avisa Melchor Marín, mosso d’esquadra de novela que abatió a cuatro terroristas en Cambrils. ¿Quién diría que detrás del rostro del alicantino que dice “trabajar” para el Ayuntamiento de Barcelona, y cuenta en su perfil que se dedica a la Historia, la sostenibilidad, el Bicibcn y la NexGenerationUE se esconde una mala persona infectada de odio? Es Ignasi Segui Arnau, técnico municipal de la comunada, que en su red social se mofó de los accidentes que sufren los motoristas.
“Jojojo, yo creo que con los datos en la mano cada vez que aparece una moto nueva es una buena noticia para funerarias, traumatólogos, rehabilitadores, fabricantes de prótesis, fisioterapeutas…”, escribió con veneno y malevolencia. Anteriormente, había insultado a motoristas y a personas discapacitadas llamándolos “subnormales”. Y a otro, “pedazo de mierda sin empatía”. Observen su cara, quédense con ella, no se le acerquen ni se fíen de él, y piensen que este sujeto vive de los impuestos que paga la ciudadanía, use el transporte que use.
¿A que parece buena persona? Pues es el clásico perfil de psicópata contra quien sus camaradas del Ayuntamiento no han tomado medidas preventivas ni le han aplicado cordón sanitario alguno. Quizá porque hay tendencia a llamar enfermedad a la maldad. ¿Cómo sorteó las pruebas, tests y entrevistas para ser técnico municipal? ¿Quién de su manada le enchufó y por qué? En espera de información oficial, cabe desear que nunca nadie de su familia muera en accidente de tráfico. Porque cargaría toda la vida con su mala conciencia, si es que tiene.