Aida Guillén
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La gerente del distrito de Sants-Montjuïc, Aida Guillén, habría obstaculizado el dispositivo policial durante una fiesta alternativa de okupas, antisistema y radicales independentistas. Según el sindicato CSIF, la cargo municipal dijo a los agentes de la Unidad de Refuerzo de Emergencias y Proximidad que no eran bienvenidos y se marchasen del parque de la Espanya Industrial. Como según ella, ya había pactado con el intendente que no habría presencia policial, los agentes se retiraron y comunicaron los hechos a sus superiores. Todo tuvo lugar el día 27, cuando el vecindario aún protestaba por las molestias causadas por los okupas de Can Vies. Pero el Ayuntamiento declaró que no le constan.
Tratándose de Aida Guillén, nada es de fiar. Comunera radical, en su currículum se define como: “Mujer, madre y trabajadora del Institut de Drets Humans de Catalunya. De formación científica y vocación humanista, vicepresidenta de la Federación Catalana de Onegés por la Paz, los Derechos Humanos y el Desarrollo”. Nada productivo. Ignorante de que la propia alabanza envilece, es de las adalibanas que cuando ven un uniforme sólo sienten bilis en el alma.
Antes de ser gerente y embolsarse casi 90.000 euros anuales, Guillén fue directora de servicios de Derechos de Ciudadanía y Diversidad del Ayuntamiento, de la que fue defenestrada por Janet Sanz. Desde sus inicios, fue uno de los nombramientos más conflictivos y criticados de Colau, ya que colaboró con la cueva de Alí Babá del Desc y personajes como Pisarello. Con la nueva crisis que ha creado a la jefatura de la Guardia Urbana y al concejal responsable, Albert Batlle, Guillén demuestra que lo suyo es la cizaña, la traición y la insolidaridad.