Laura Peracaula
Laura Peracaula y Tomàs Llompart son codirectores generales de la Cooperativa Suara, una entidad dedicada al tercer sector, sin supuestamente ánimo de lucro, que tiene a gran parte de su plantilla contra las cuerdas por las condiciones laborales precarias.
La cooperativa se nutre de contratos públicos, gran parte de ellos provenientes de ayuntamientos como el de Barcelona y su área metropolitana. Suara, de hecho, ostenta el 25% del servicio de teleasistencia municipal y cerca de la mitad del Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) de la capital catalana.
Pero, además de estos negocios que beben directamente de la fuente de lo público, Suara tiene también una relación muy asidua con los organismos judiciales y laborales. Tan es así que acumula más de 70 denuncias en los últimos años ante los tribunales e Inspección del Trabajo.
Esta misma semana ha recibido una nueva sanción de parte del organismo laboral, que considera probado que mantuvo hasta a ocho trabajadoras con contratos en fraude de ley, al estar en régimen temporal.
Inspección del Trabajo, tras investigar la denuncia interpuesta por el sindicato CGT, ha obligado a convertir estos ocho empleos de trabajadoras de Barcelona y el Baix Llobregat en puestos indefinidos.
Tener cuentas pendientes con la Justicia puede incluso suponer la pérdida de contratos públicos, por lo que transitar el camino de la precariedad no parece la opción más viable para mantener a largo plazo un modelo estable de negocio.
Siendo una entidad que se dice 'social', los dos codirectores de la cooperativa harían bien en centrar sus esfuerzos en promover un ambiente y condiciones de trabajo que no rocen la línea de la legalidad.
