
Laia Bonet
Ha sido el gran proyecto que, contra viento y marea, impuso la ex alcaldesa Ada Colau. Los socialistas lo apoyaban, pero también señalaban los problemas que podía comportar. En realidad, nunca estuvieron muy convencidos. Colau implantó los llamados ejes verdes, que tienen en la calle Consell de Cent su gran referente. De nada ha servido la judicialización del caso. Porque se ha entendido por parte de la propia ciudadanía como un hecho consumado.
Y ha gustado. Porque los vecinos y vecinas de Barcelona no se preocupan en exceso por las consecuencias, por el desvío del tráfico hacia las calles Mallorca o València. Y los paseantes valoran ese tramo tan largo, que cruza todo el Eixample. Sin embargo, ¿es de verdad un paseo con vegetación tan idílico como se pensaba?
La concejal de Movilidad, Laia Bonet, es la responsable de poner un poco de orden, porque la calle Consell de Cent, en realidad, se ha convertido en una gran zona de carga y descarga, repleta de camiones, furgonetas y vehículos privados, que conducen comerciantes y representantes, como ha comprobado Metrópoli. El pavimento se ha oscurecido de forma alarmante, con manchas de aceite de los propios vehículos.
Es cierto que en ciertas horas del día el paseo es agradable. Pero el tiempo para disfrutar de la calle se antoja cada vez menor. La necesidad de abastecer a comercios que buscan de forma clara al turista, --con una presencia exagerada de pseudopanaderías, pseudopastelerías o cafeterías—lleva a un colapso de vehículos en lo que se había vendido como una zona ‘peatonal’.
Hay margen o debería haberlo para conciliar los diferentes intereses.
Se quería una calle Consell de Cent para pasear, se supone. Ahora el Ayuntamiento, de color socialista, deberá asumir ese compromiso.