Jaume Collboni durante la entrevista con Metrópoli BARCELONA
Jaume Collboni: "La medida del 30% en vivienda la meto en un cajón hasta el próximo mandato tras el 'no' de Junts"
El alcalde de Barcelona asegura que negociará con los grupos municipales el presupuesto de 2026 para que esté aprobado en diciembre y pide a la izquierda, en un mensaje a los comunes, que sea consciente del "momento de involución democrática" que se vive en todo el mundo
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En el ecuador. Y con más seguridad que al inicio de su mandato. Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, reclama que se tenga en cuenta lo que se juegan hoy las democracias liberales. Advierte a esa izquierda activista que pone palos en las ruedas. No cierra las puertas a nadie, pero entiende que quien quiera gobernar con el PSC en Barcelona deberá respetar un modelo de ciudad en el que, para distribuir, “primero hay que crear riqueza y ofrecer oportunidades”.
Collboni recibe a Metrópoli en su despacho en el Ayuntamiento, en el que destaca una fotografía con el rey Felipe VI. Eso lo dice todo: respeto a las instituciones y gobernar para todos los ciudadanos. ¿No tiene socios Jaume Collboni? Seguirá gobernando con la aspiración de ensanchar su electorado, una vez convencido de que los comunes no saben qué dirección tomar, mientras que Junts per Catalunya vive un desconcierto interno importante, con Carles Puigdemont todavía como el gran mago del independentismo desde Waterloo.
Sobre todo ello, Collboni lo tiene claro y no quiere “marear al sector”. La reforma de la medida del 30% de vivienda pública, --que no ha resultado—la guardará en un cajón al comprobar que Junts no ha querido aprobarla, tras una larga negociación. "La medida del 30% en vivienda la meto en un cajón hasta el próximo mandato tras el 'no' de Junts", asegura con convicción.
El PSC ha pactado con ERC un paquete de inversiones en diferentes distritos de la ciudad. ¿Puede haber socios sin que formen parte del gobierno y llegar así al final del mandato?
Lo que piden los ciudadanos en Barcelona es que los políticos lleguen a acuerdos. Y nosotros no cejaremos en nuestro empeño de seguir buscando esos pactos, en la medida en la que otros grupos políticos quieran llegar a acuerdos con nosotros. En el ámbito presupuestario, por ejemplo, les puedo anunciar que vamos a tirar adelante los presupuestos para 2026. Vamos a presentarlos a partir de septiembre y seguir el calendario ordinario.
Mi objetivo es tener presupuestos a aprobados el 31 de diciembre. La gente quiere instituciones que funcionen a partir de sus necesidades: un servicio de transporte público, limpieza, seguridad o vivienda. El único grupo, no el único, con el que hemos tenido más interés en llegar a acuerdos es ERC. Creo que se puede estar en la oposición, criticar al gobierno municipal y luego llegar a acuerdos. Es lo que hace ERC. Y eso tiene el reconocimiento de la opinión pública. En el barómetro de la ciudad mejora la valoración y la intención de voto tanto del PSC como de ERC.
¿Es posible una aprobación de los presupuestos? Porque faltaría un grupo más, al margen de ERC. ¿En caso contrario, ya se piensa en una moción de confianza?
Yo voy a intentar que sea un acuerdo mayoritario del plenario. Nosotros estamos dispuestos a introducir partidas, o cambios de prioridades siempre que sean coherentes con el modelo de ciudad que defendemos. Como gobierno, lo que queremos es una ciudad que vele por el derecho a quedarse en ella. Y ese derecho implica que una ciudad que tenga muy presente la prioridad de la vivienda, con políticas de protección y de habitabilidad ante los retos climáticos. Es decir, defendemos oportunidades, una ciudad habitable y vivienda. La ruta de inicio de mandato se mantiene. Somos una fuerza progresista, socialdemócrata.
Queremos llegar a acuerdos con fuerzas progresistas, por tanto con ERC, comunes y también con Junts en aquellos puntos donde podamos coincidir.
¿Qué reflexión hace después de la negociación frustrada con Junts sobre la medida del 30% de vivienda pública? ¿Se puede decir que tanto el PSC como Junts querían de verdad ese pacto?
El 30% tiene que servir para reactivar la oferta, y la construcción de vivienda libre en la ciudad de Barcelona. Por tanto, llegar a ese acuerdo no es llegar a un pacto con el gobierno municipal, sino llegar a un acuerdo para solventar un problema que tenemos en la ciudad. En Barcelona tenemos la producción de vivienda libre estancada. Bajo ese paraguas nosotros hacemos una modificación de la medida del 30% que, manteniendo esa reserva, reactiva a la vez la construcción de vivienda libre.
No voy a entrar a valorar los motivos de la decisión de Junts, que se ha levantado de la mesa, porque no me corresponde. Respeto la posición de Junts. Seguimos, en todo caso, muy sorprendidos porque creo que hicimos un esfuerzo de aproximación de posiciones muy equilibrado, que, incluso, tenía el apoyo del tercer sector. Lo que me corresponde hacer como alcalde y como gobierno municipal tras esa decisión de Junts es aparcar la propuesta del 30% y ponerla en un cajón porque no ha sido posible llegar a un acuerdo.
¿Y si Junts ofreciera esa posibilidad en el último año de mandato, sobre el 30%?
Nosotros hemos hablado mucho con los promotores sociales, con los privados y como administración no podemos generar incertidumbres respecto a las regulaciones. Quiero ser muy claro en ese aspecto. Si Junts se ha levantado de la mesa, yo lo que tengo que hacer y decirle a todo el sector es que cojo la propuesta y la guardo en el cajón hasta el próximo mandato.
Lo digo porque no es bueno mantener la incertidumbre sobre la regulación. Los operadores públicos y privados necesitan certidumbres y saber cuáles son las reglas del juego. Lo que no podemos hacer desde las administraciones es estar constantemente especulando sobre cuáles son las reglas del juego. Vamos a seguir buscando fórmulas para estimular la construcción de vivienda pública, y vivienda libre, con el actual marco regulatorio.
En una situación similar se encuentra la ordenanza de civismo. ¿La podrá aprobar antes del verano o antes de finales de año?
La limpieza de la ciudad ha mejorado y creo que todo el mundo lo ha podido apreciar. Estaba entre los principales objetivos del gobierno municipal. Faltan cosas por hacer, pero estamos en la buena dirección. Hoy la limpieza ya no es uno de los principales problemas. Cuando le preguntamos a la ciudadanía nos dice que el principal problema en relación al mantenimiento del espacio público hace referencia a los incívicos. Más de un 80% en el barómetro municipal. Y se nos pide una regulación más dura. Ese es justamente el contenido de la propuesta que tenemos para la ordenanza de civismo, con un recorrido ya de más de un año y medio, que ha servido para debatir con entidades vecinales y comerciales y en todos los distritos. Hay un gran consenso.
Yo lo que espero, en coherencia con todo ese trabajo, es que tenga el aval mayoritario de los grupos. Sería una sorpresa no tener el acuerdo mayoritario, cuando, insisto, no es una propuesta solo del gobierno. Es una propuesta participada y además es una demanda social obvia. La ciudadanía nos pide perseguir a los incívicos, con sanciones más altas, para que no se gaste en vano dinero público en el espacio. Espero que la consecuencia lógica de todo eso sea la aprobación.
Jaume Collboni durante la entrevista con Metrópoli BARCELONA
¿En qué medida ‘ha vuelto Barcelona’ desde el punto de vista económico, y cómo lo ha recibido el conjunto de España después de la ansiedad que manifestaban los sectores económicos de la ciudad?
Los datos son buenos. Crecemos en PIB por encima de la medida catalana y española. Estamos en mínimos históricos de desempleo, con creación de empleo de calidad. Estamos recibiendo inversiones, con AztraZeneca como la más icónica, con 1.500 investigadores que traerá a la ciudad.
Estamos contribuyendo a la diversificación de la economía de la ciudad. El derecho a quedarse en Barcelona pasa no sólo por tener vivienda, en lo que estamos centrados, no por tener una ciudad habitable y protegida del cambio climático, que también, sino que pasa sobre todo por tener oportunidades.
La próxima semana vamos a anunciar la puesta en marcha del Consejo de Inversiones en Barcelona, de carácter público-privado, para facilitar el aterrizaje de proyectos en nuestra ciudad que tienen que crear empleo bien pagado, estable, el de sectores como el tecnológico, el farmacéutico, o el de la biomedicina.
Usted se ha reunido con Airbnb para hablar sobre los pisos turísticos. ¿Se entiende el mensaje que difunde el gobierno municipal?
Lo que debe entender Airbnb o cualquier otra plataforma es que quien decide el modelo de ciudad y el modelo de economía es la propia ciudad, no las plataformas. Son los ciudadanos y ciudadanas los que deciden el modelo a través de las instituciones democráticas, que son las que marcan el juego. Lo que le decimos a Airbnb es que las reglas del juego, en lo que se refiere a la vivienda, están cambiando. Y uno de los cambios regulatorios es que en noviembre de 2028 no va a haber pisos turísticos en la ciudad. Hay plataformas que sí lo hacen bien. Si Barcelona te está diciendo cada mes que tienes 300 pisos turísticos sin licencia, que estás publicitando en su plataforma, los debes descolgar, porque son ilegales. Va en contra de la normativa de Barcelona y contra las leyes catalanas y españolas.
En Barcelona tenemos 10.000 viviendas que en estos momentos tienen curso turístico. Incluso el Tribunal Constitucional, después del recurso que presentó el Partido Popular, nos ha dicho que podemos y tenemos derecho a no permitir que haya pisos turísticos en Barcelona a partir de noviembre 2028. ¿Cuál es el problema de estas grandes plataformas? Aparte que están demasiado acostumbradas a decidir por nosotros cómo tiene que ser nuestro transporte, cómo tenemos que vivir, o cómo tenemos que comprar en nuestro comercio, no están acostumbradas a que vengan gobiernos locales, regionales o nacionales y les digan que esto no es la ley de la selva. Hay que decir que la vía no es la de salarios precarios, o la de plataformas que tienen la sede fuera de España, porque Airbnb, ‘oh sorpresa’, tiene la sede en Dublín.
Jaume Collboni durante la entrevista con Metrópoli BARCELONA
¿Y qué les dice al sector hotelero que no quiere saber nada de la subida de la tasa turística, que critican cada vez con más fuerza?
Yo creo que la subida de la tasa turística se ha abordado con un alto grado de consenso con el sector privado. Se ha revelado como uno de los grandes éxitos de la ciudad de Barcelona por lo que se refiere a la gestión del turismo. Y por dos motivos. En primer lugar porque los costes lo pagan los turistas, por el transporte público, la limpieza, o la seguridad que nos cuesta, por los sobrecostes para nuestros servicios públicos. Y también porque con esos ingresos hemos buscado un retorno social, y el más conocido es la climatización de las 170 escuelas públicas de primaria de la ciudad de Barcelona dentro de la estrategia del plan para combatir las consecuencias del cambio climático.
El riesgo, a juicio de los hoteleros, es que haya un descenso de turistas. ¿Sería grave?
No ha ido en detrimento de la llegada de turistas a Barcelona. Hemos seguido subiendo el número de turistas o se ha estabilizado. Pero si llegara ese descenso, entonces deberíamos hacer otra reflexión ¿Hay que poner límites al turismo? Nuestra respuesta es sí.
¿Por dónde pasan esos límites?
La supresión de los pisos turísticos contribuirá a poner límites. También tendremos que establecer un debate muy serio con los cruceristas de escala, que han crecido, y la ciudad no los puede asumir. Barcelona tiene un aforo, y el gobierno municipal tiene que saber cuál es ese punto óptimo en el que el turismo reporta beneficios a la actividad económica evitando un impacto negativo por la masificación. El concepto que ha lanzado Turisme de Barcelona es muy acertado, cambiando VisitBarcelona por This is Barcelona, pasando de la promoción a la gestión. Nos encontramos en este cambio de modelo.
¿Cómo ayudará la ampliación del aeropuerto de El Prat a esa reorientación del turismo?
La ampliación tiene que ver con la decisión que tomó la ciudad en su día de ser internacional, de saber que nuestras oportunidades de crecimiento y de desarrollo pasan por una actividad económica internacionalizada, que vengan empresas a instalarse y generen empleo en Barcelona. Eso tiene una relación directa con la conectividad transcontinental directa del aeropuerto de El Prat, con atraer inversiones y talento mediante vuelos directos a Asia y Estados Unidos. Además, nos conecta con estos mercados que aportan turismo de mucha calidad.
Un avión despega en el Aeropuerto de Barcelona-El Prat
¿Entiende las críticas de alcaldes metropolitanos como Alba Bou (El Prat) o Manu Reyes (Castelldefels) a la ampliación del aeropuerto?
Entiendo todas las críticas, es sano que en una sociedad democrática haya debate. No solo la Generalitat tiene que tener presencia en la toma de decisiones sobre el aeropuerto, tiene que haber presencia de los municipios y de Barcelona. Sin embargo, sería justo atribuirle al aeropuerto la generación de puestos de trabajo y de ingresos fiscales que redundan en el territorio y en algunos municipios en concreto. Habría que ser más justos al hablar del aeropuerto porque es una fuente de riqueza.
¿Podría producirse un conflicto fiscal con El Prat?
Hay muchos vecinos de municipios del Baix Llobregat y Barcelona que tienen trabajo gracias al aeropuerto, que es como una gran factoría, una de las empresas que más trabajo da. La ciudad aeroportuaria que se está planificando dará más actividad, sobre todo de mercancías y de generación de empleo en el territorio. El aeropuerto da beneficios en términos económicos en todo el territorio.
Jaume Collboni durante la entrevista con Metrópoli BARCELONA
¿Sigue creyendo en la Barcelona de los cinco millones de habitantes y en la figura del 'superalcalde' para su gobernanza?
La región metropolitana de los cinco millones es un hecho. Este ámbito es el que concentra mayor población, mayor generación de riqueza y, por tanto, mayores oportunidades económicas, pero también mayores posibilidades para dar soluciones a problemas como el de la vivienda. Hay muchas políticas que deberían compartirse a nivel metropolitano. No hablo de qué institucionalización debe tener ese proceso, pero hay que abrir una reflexión sobre qué políticas queremos compartir. Como ciudad de Barcelona estoy dispuesto a ceder competencias a nivel metropolitano.
Luego ya hablaremos de si debe tener un presidente, o de quien lo elige.
Barcelona ha arrancado grandes proyectos de transformación de la ciudad durante este mandato. ¿Hay alguno que considere prioritario?
Hay un primer mensaje claro que es que Barcelona vuelve a tener proyectos estratégicos a medio y largo plazo. Yo como alcalde tengo claro que mi prioridad es resolver problemas inmediatos del espacio público: la limpieza, la seguridad y la vivienda. No obstante, también tengo muy presente los retos que tenemos a medio largo plazo. No hay uno en concreto que considere más prioritario que el resto porque todos son importantes en sus ámbitos. La transformación de la Sagrera y Sants, la reforma de la Fira para 2029, la apuesta por convertir nuestra línea de costa en un espacio económico y resistente al cambio climático… todos son proyectos de gran impacto que son clave para el futuro de la ciudad.
¿Aspira Barcelona a convertirse en una potencia científica?
Por supuesto. Ser una potencia científica significa generar empleo y atraer empresas innovadoras. Por ello, tenemos que empezar a hacer las inversiones y ahora mismo se están levantando ya los edificios de la Ciutat del Coneixement, en el Mercat del Peix, donde va a haber tres grandes edificios de investigación. Hay proyectos muy ambiciosos y muchos apuntan a eso o al ámbito cultural, para seguir siendo una potencia en el futuro. En esta línea, tenemos la ampliación del MNAC, el rescate de edificios emblemáticos como el Teatre Arnau, el Capitol o la llegada del Museo Thyssen.
¿Tiene la previsión de ‘cortar la cinta’ de muchos de los proyectos en los que trabaja antes del final de mandato?
Hablando claro, la mayoría son proyectos complejos y muchos de ellos no los voy a poder inaugurar en este mandato. El claro ejemplo es la vivienda, estamos movilizando suelo para construir 10.000 pisos públicos pero su finalización pasará a otro mandato. Yo siempre digo que estoy trabajando para que en el futuro lejano, el alcalde o alcaldesa que me releve dentro de X años se encuentre con algo más de lo que me he encontrado yo. Más proyectos encaminados, más suelo para construir vivienda pública y más visión de futuro, no hay que pensar solo en las siguientes elecciones.
Jaume Collboni durante la entrevista con Metrópoli BARCELONA
Encontrar suelo para construir vivienda pública es una de las prioridades del mandato. ¿Vallcarca podría aspirar a ser un gran núcleo de pisos protegidos en Barcelona?
Mi voluntad, mi determinación es movilizar todo el suelo disponible para poder construir vivienda protegida. Y eso es lo que estamos haciendo. En algunos casos, aprobando planeamientos que se habían quedado en el cajón y en otros casos con planeamientos que inexplicablemente se habían encallado, no se habían ejecutado. Y lo vamos a hacer.
Recuperando la capacidad de Barcelona de atraer talento y empresarios, la percepción de que la ciudad se ha quedado por detrás de Madrid y ya no interesa tanto se mantiene entre algunos sectores. ¿Le consta que exista esta sensación?
Yo sé el estado de ánimo que hay en ciertos sectores económicos de la ciudad y no sería responsable por mi parte no ser consciente de ello. Todo esto es fruto de unos años muy complicados que hemos tenido en Barcelona y en Catalunya. Hemos pasado por una “década perdida” en la que se dejaron de hacer muchas cosas que se tendrían que haber hecho desde las administraciones y, en su lugar, se hicieron otras que iban en contra de crear un clima favorable.
El mensaje que queremos enviar desde el Ayuntamiento es que esta ciudad tiene estabilidad política y da la bienvenida a la inversión y a la actividad económica. Nosotros debemos hacer y dejar hacer, con un acompañamiento y un impulso a aquellos que quieren aportar a la ciudad.
Jaume Collboni durante la entrevista con Metrópoli BARCELONA
¿Cree que hay un exceso regulatorio en algunos ámbitos?
Es verdad que no somos suficientemente ágiles en algunos ámbitos. Es verdad que falta información y transparencia en algunos ámbitos. No voy a negar que hay retos y necesidad de cambiar cosas en ese aspecto, pero también digo claramente que nosotros vamos en esa dirección. Haremos una ciudad atractiva desde el punto de vista de la actividad económica porque si queremos garantizar el derecho a quedarnos en Barcelona tenemos que generar oportunidades económicas.
Jaume Collboni durante la entrevista con Metrópoli BARCELONA
Hay una cierta paradoja porque usted apuesta abiertamente por un gobierno progresista de izquierdas que contrasta con lo que intentan hacer los comunes en los últimos meses: distanciarse lo máximo posible de su formación. ¿Qué reflexión hace tras estos dos años de gobierno, pensando también en los equilibrios de Salvador Illa al frente de la Generalitat?
Yo soy de los que la cree que la izquierda tiene que tener una política de seguridad muy clara. Y nosotros la estamos teniendo: trabajamos por combatir la delincuencia, tener una ciudad segura, aumentar la plantilla de la Guardia Urbana y reducir delitos --aunque sepa que todavía queda camino en términos de percepción--.
Y lo está haciendo un partido socialdemócrata con una agenda progresista. De la misma manera, estoy convencido de que la izquierda tiene que defender que haya capacidad económica, ponerse al lado de los emprendedores. Para garantizar la igualdad a través de la distribución de la riqueza, primero tiene que haber creación de riqueza.
¿Qué mensaje mandaría en este momento al resto de partidos de la izquierda progresista?
Creo que los partidos progresistas, los grupos de izquierda, deberían tomar mucha conciencia del momento y del mundo en el que estamos, de los riesgos de involución que tenemos que afrontar. Hemos visto que donde hay cambios de gobierno en otros países europeos o fuera de Europa, ya no hay un cambio de matices o de acentos en las políticas, como pasaba hasta ahora. Hay involución. Y hay involución democrática. Lo estamos viendo en Hungría, en Turquía, en Polonia, en Italia… creo que para no equivocarnos hay que tomar conciencia del momento en el que estamos.