Juno House está inmerso en una nueva etapa. El pasado mayo, Beatriz de Vicente asumió el cargo de CEO tras pasar por grandes compañías internacionales como Nintendo o PepsiCo.
A pesar de que el modelo de negocio de Juno es un club, de Vicente prefiere huir de ese término y prefiere definir su empresa como una comunidad. "Ese es su propósito", aclara en conversación con Metrópoli.
El proyecto, que se fundó hace tres años por y para mujeres y fue pionero en España, nació para impulsar el talento, la colaboración y el liderazgo femenino. No obstante, como precisa la directiva, Juno ha evolucionado y es un espacio impulsado para mujeres y abierto al mundo. "Promovemos la igualdad de oportunidades, por lo tanto, debe haber hombres y mujeres", asegura.
En la siguiente entrevista con este digital, de Vicente aborda los retos a los que se enfrenta como CEO, la sostenibilidad económica del proyecto y cómo han apostado por la cultura con la exposición Beyond Art, entre otras cuestiones.
Entrada de Juno House
Pregunta: Para quien no conoce Juno, ¿cómo explicaría qué es un 'club 'de mujeres como este?
Juno es un espacio donde vienes a crecer personal y profesionalmente a través de la inspiración y la conexión con otras personas. Aquí puedes venir a trabajar, a impartir charlas, a impulsar tu empresa o simplemente a conectar. Muchos lo describen como un oasis en el centro de Barcelona, y es verdad.
Llega aquí en mayo. ¿Cómo han sido los primeros meses y cómo valora el proyecto?
Ha sido una experiencia brutal. Entrar en una red me cambió profesionalmente --formo parte de Netmentora, donde hoy soy vicepresidenta-- y sé el impacto que tiene salir de la zona de confort, conocer talento y aprender de otras personas. En Juno tenemos esa misma filosofía. Además, me he encontrado con un equipo fundador que ha hecho un trabajo excelente y ahora estamos en una segunda fase: crecer e impulsar aún más el propósito y el impacto del proyecto.
¿Cuáles son sus prioridades a corto y largo plazo?
Estamos atrayendo muchos perfiles nuevos y queremos enfocarnos en empresas y directivas que aporten valor acompañando a generaciones emergentes. También queremos visibilizar a mujeres en posiciones de liderazgo que no siempre tienen la exposición que merecen. Vamos a impulsar eventos que aseguren la voz femenina en los retos sociales actuales. Y en cuanto a la escalabilidad, es algo intrínseco al modelo: Juno es una comunidad y una plataforma. Creceremos, pero de forma planificada y coherente.
A nivel de sostenibilidad económica, ¿os preocupa la situación?
No. Es un proyecto emprendedor en el que estamos invirtiendo para crecer. Tiene varios retos por la diversidad de líneas de negocio que alberga, pero también un propósito claro: generar impacto. Nacimos del 50/50 entre hombres y mujeres para impulsar el talento y la colaboración, y ahora es momento de invertir en ese impacto de forma sostenible. La balanza se revertirá, pero estamos dentro de la lógica de un proyecto joven que apenas tiene tres años.
Beatriz de Vicente junto a Blanca Nieto, artista protagonista de Beyond Art
Llega a Juno House cuando Beyond Art ya está consolidado. ¿Cómo nace este ciclo y qué papel juega en el club?
La verdad es que surge de manera bastante orgánica. Nosotras decimos que esto es un espacio en el que el arte, la creatividad y el diseño son facilitadores del diálogo que queremos generar aquí, por lo que tenía todo el sentido que Beyond Art naciera de la mano de Juno.
¿Qué quiere cambiar Juno en el sector artístico de este país?
Lo que promovemos es la igualdad de oportunidades desde la colaboración entre hombres y mujeres. En el caso de Beyond Art ponemos el foco en el mundo del arte por las cifras: el 70% de las exposiciones en galerías y museos están lideradas por hombres. Más allá de ese dato, lo que queremos es dejar de hablar de género cuando hablamos de arte o de talento, y centrarnos en lo que realmente importa. Beyond Art quiere ser una plataforma para cambiar esa realidad.
Uno de los accesos a Juno House
En el caso de esta exposición de Blanca Nieto en concreto, ¿qué aporta a la comunidad y cómo se seleccionan las obras que se exponen aquí?
Me gusta mucho el planteamiento de Blanca porque saca la obra de la galería y la trae a un espacio de diálogo. Su obra está pensada precisamente para eso. Conceptualmente nos atrajeron dos cosas: el uso de técnicas tradicionalmente vinculadas a oficios femeninos, que ella convierte en arte, y la forma en que trabaja la memoria y su impacto en el presente.
Este diálogo conecta directamente con el que queremos generar en Juno. En esta edición hemos tomado dos decisiones muy conscientes: la primera, apostar por el talento femenino emergente --esta es su primera exposición en Barcelona-- y acompañarla en este proceso. La segunda, hacerlo en colaboración para llegar más lejos. Por eso trabajamos con la gente de Kave Home, una plataforma de democratización del arte emergente. Esta colaboración nos permite también formar parte de la Barcelona Design Week y sumar altavoces para promover a las creadoras y darles proyección internacional.
Con acciones como estas se potencia mucho la cultura dentro del club. ¿Lo considera ya un eje estratégico, al mismo nivel que el networking o el emprendimiento?
Totalmente. La cultura es transformación social, y la transformación es lo que queremos generar. Una de las cosas que hacemos con esta exposición es abrirla al público, no mantenerla como algo cerrado, y la colección podrá visitarse hasta finales de año.
Beatriz de Vicente durante la entrevista con Metrópoli
Nació como un espacio concebido para mujeres. ¿Se plantea abrirlo también a hombres?
Ya hemos evolucionado. Promovemos la igualdad de oportunidades, por lo tanto, debe haber hombres y mujeres. Aunque las brechas de género siguen siendo amplias, queremos liderar ese cambio desde la colaboración. Ya hemos dado el primer paso hacia esa apertura.
¿Qué zonas o servicios del club quiere potenciar más?
Lo potente de Juno es su diversidad: muchos perfiles usan el espacio de distintas formas. El eje central es la inspiración, aprender de otras personas y ayudar a crecer. Incluso el estudio, donde se hacen clases en grupo, está pensado para conectar desde otro punto de vista. También estamos poniendo foco en la parte de restauración, gestionada por Cal Blay, porque muchos socios corporativos utilizan Juno para reuniones o comidas fuera del entorno de oficina. Además, recibimos muchas propuestas de eventos y seleccionamos aquellas que promuevan la inspiración y el impacto. Queremos una agenda diversa: hablar de industria o inteligencia artificial, igual que de lifestyle o arquitectura.
¿Cree que Barcelona es una ciudad que facilita este tipo de proyectos?
Sí. La cultura emprendedora y la visión internacional de la ciudad, junto al papel del diseño en su identidad, son una base perfecta para un modelo como este. Era importante hacerlo desde aquí, con esta energía y esta referencia.
En este sentido, ¿cómo es la relación con la administración pública?
Muy buena. Estamos recibiendo mucho apoyo institucional. No hay evento en el que no contemos con su presencia y respaldo. Queremos fomentar la colaboración público-privada para que las mujeres tengan voz en los grandes retos sociales y lo estamos consiguiendo.
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