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¿Es mejor el renting de un vehículo eléctrico nuevo o de segunda mano?

Vemos las diferencias entre contratar un renting de un coche eléctrico usado o uno a estrenar, los puntos fuertes y debilidades de cada opción

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Cuando te planteas dar el paso hacia la movilidad eléctrica, lo primero que se te viene a la cabeza es la inversión que eso supone. Claro, lo ecológico está muy bien, pero el bolsillo también importa. Por eso, el renting se ha convertido en una alternativa muy atractiva para quienes quieren conducir un coche eléctrico económico y sin complicarse demasiado. Ahora bien, llega la gran pregunta: ¿mejor uno nuevo o uno de segunda mano? Ambas opciones tienen sus cosas buenas y sus desventajas, y en esta comparativa renting coche eléctrico nuevo vs ocasión vamos a ponerlas sobre la mesa, con detalle y sin rodeos.

¿Por qué elegir el renting de un eléctrico nuevo?

Si eres de los que prefiere ir a lo seguro, el renting de un coche eléctrico nuevo puede ser lo que estás buscando. Desde el minuto uno sabes que vas a conducir un vehículo que no ha tenido otro dueño, sin sorpresas raras y sin desgastes ocultos. Además, los fabricantes no paran de sacar modelos con más autonomía, con sistemas de carga más rápidos y con asistencias a la conducción que antes parecían sacadas de una peli futurista. 

Otra ventaja clara es que el mantenimiento suele ser mínimo. Al ser nuevo, durante los primeros años no vas a tener que preocuparte por cambios de batería ni piezas que empiecen a fallar. Y eso en un renting se traduce en tranquilidad. Pagas tu cuota mensual y te olvidas de imprevistos: estos contratos incluyen seguro a todo riesgo, asistencia en carretera y hasta cambio de neumáticos. 

Además, conducir un coche eléctrico nuevo es toda una experiencia. Desde el silencio absoluto hasta el diseño futurista del interior, pasando por las pantallas táctiles, los asistentes de aparcamiento, la conexión total con el móvil… todo suma. Es una sensación muy distinta a la de conducir un coche tradicional, y eso puede hacer que te sientas más cómodo, más seguro y más satisfecho con tu elección. Pero todo esto tiene un precio, y no suele ser precisamente bajo: en general, las cuotas mensuales para el renting de coches eléctricos nuevos oscilan entre los 400 y 500 euros, pudiendo incluso llegar a los 700 en modelos de segmentos premium, y ahí es donde toca valorar si te compensa o no.

Los puntos fuertes del renting de un eléctrico de segunda mano

Vamos con la otra cara de la moneda. Si te interesa más la funcionalidad que el aspecto del coche o las sensaciones de conducción, un eléctrico de segunda mano puede darte todo lo que necesitas sin los extras que encarecen la cuota. Al final, lo importante es que el coche se adapte a tu estilo de vida, no al revés. Hay modelos de hace cuatro o cinco años que siguen funcionando como el primer día y, con un buen contrato de renting, puedes tener todo lo que necesitas sin vaciar la cuenta bancaria. Por tanto, esta opción puede ser para ti si lo que te interesa es moverte por ciudad, no hacer muchos kilómetros y tener un coche que cumpla sin demasiados lujos. Y lo mejor es que muchas empresas están renovando sus flotas, así que encuentras eléctricos usados con pocos kilómetros y en muy buen estado.

Otro punto a favor es que, al ser más baratos, las cuotas mensuales son más bajas (desde los 250 a los 500 euros al mes en función del modelo) y, por tanto, mucho más manejables para quien no quiere meterse en gastos fijos altos. Además, si te estás iniciando en esto de la movilidad eléctrica, puede ser una forma ideal de probar sin comprometerte del todo. Vas viendo cómo funciona, si te apañas bien con los puntos de carga, cuánto tiempo necesitas para recargar y si la autonomía se adapta a tu rutina diaria. A veces se convierte en una especie de prueba piloto antes de dar el salto a uno nuevo. ¿Cuál es el "truco", entonces? ¿Qué factor puede hacer que el renting de vehículo eléctrico de segunda mano no sea la mejor opción? Muy sencillo: la batería.

La autonomía y la batería: el verdadero quid de la cuestión

Este es el punto que suele inclinar la balanza. La batería de un coche eléctrico es su corazón, y su estado determina muchas cosas. En los modelos nuevos, sabes que vas a contar con lo último en tecnología y que, al menos durante los primeros años, no tendrás problemas con la autonomía. Los eléctricos más modernos están superando los 400 e incluso los 500 kilómetros de autonomía con una sola carga, lo que te da bastante libertad para moverte sin estar siempre pendiente del enchufe. En cambio, con un eléctrico de segunda mano, lo primero que hay que mirar es el porcentaje de vida útil que le queda a la batería, ya que el uso previo la ha sometido necesariamente a un desgaste que la batería que un eléctrico nuevo no tiene. Algunos fabricantes permiten hacer test de diagnóstico antes de firmar el contrato de renting, y eso es muy recomendable, porque una batería desgastada no solo reduce la autonomía, sino que también puede afectar al tiempo de carga y al rendimiento general del vehículo. Dicho eso, muchos coches eléctricos de segunda mano siguen rindiendo de maravilla, y si vas a usar el coche para trayectos cortos, por ciudad o para ir al trabajo, probablemente no necesites una batería que dure 500 kilómetros. 

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