Los vecinos de Sant Andreu, en grave alerta por culpa de un acosador de mujeres. Varias habitantes del barrio barcelonés han sufrido, a lo largo de los últimos meses, de episodios en el que un mismo individuo se ha exhibido delante de ellas e incluso, en algunas ocasiones, les ha llegado a perseguir por la calle mientras se masturbaba a plena luz del día. Según han explicado diversas víctimas a Metrópoli, han comenzado a hacer circular denuncias a través de redes sociales para prevenirse y extremar precauciones.
Es el caso de Mar, una joven de 23 años que el pasado domingo salió a tomar un helado con su hermana. Eran aproximadamente las seis de la tarde cuando, refrigerio en mano, decidieron sentarse en los bancos ubicados en el estanque del parque de Can Fabra. Entre charla y charla, notaron como un hombre les rondaba desde cerca. Al apartar la vista del teléfono, Mar se encontró con que el individuo estaba enseñando sus partes íntimas mientras. El exhibicionista pasaba cada pocos minutos, cada vez un poco más cerca de ellas con la, presumiblemente, intención de hacerse notar.
UN PARQUE INFANTIL
"En ese momento me quedé en shock, no sabía como reaccionar", explica a este digital la joven, que describe la situación como "surrealista" y "asquerosa". El suceso duró escasos segundos. Mar sacó su teléfono para llamar a los Mossos d'Esquadra y, al mismo tiempo, un padre se acercaba con su hija al lugar en el que se encontraba el exhibicionista, por lo que el presunto acosador se subió la bragueta y se fue del parque en dirección a la calle Gran de Sant Andreu.
"Mi cabeza no lo asimilaba. No era una cuestión de miedo, pero era surrealista, de verdad que no me lo explicaba", relata. Sentía "rabia, impotencia, incredulidad... mientras me preguntaba a mí misma, ¿De verdad estamos tan mal?". Tampoco es la primera vez que le ocurre algo parecido, pero siempre había pensado que quizá era un hombre que estaba orinando. En esta ocasión, no obstante, no había ningún margen de duda. Si bien la situación no le ha causado miedo, sí siente algo de inseguridad "porque esto mismo podría habérselo hecho a los niños de la zona".
Más allá de la gravedad de los hechos en sí, está la agravante de que este episodio ocurrió en uno de los mayores parques infantiles del barrio, a plena luz del día y en un momento en el que son cientos los niños que se encuentran jugando por la zona. Los Mossos d'Esquadra, por su parte, han confirmado a este digital que les llegó un aviso por este mismo tema y movilizaron a una patrulla para dar con él, aunque sin éxito.
MASTURBACIÓN EN PÚBLICO
No es la primera vez que actúa. El pasado 31 de marzo, Mónica se encontraba en paseando a su perro por el pipican ubicado detrás de la iglesia de Sant Andreu de Palomar, junto a su hija pequeña, cuando el mismo hombre se le acercó. "Empezó poco a poco, se sentó en un banco y cada pocos minutos se iba cambiando de asiento", cada vez más cerca de la joven madre, su niña de un año de edad y de su mascota.
Cuando se fijó en él, se dio cuenta de que se estaba masturbando en público. Le gritó y le ordenó que parara y que se fuera del lugar. En ese momento, el presunto acosador se subió la bragueta y, manteniéndole la mirada, le contestó: "solo estoy meando". "Me pareció todo surrealista, yo al principio pensaba que me iba a robar, pero es que de pronto se la sacó", añade, al tiempo que aclara que una vez que le gritó, el individuo se fue.
Víctimas y vecinos del barrio han comenzado a contar otras situaciones vividas a través de redes sociales. Una usuaria relata que ella no se lo cruzó pero sí se topó con una mujer, subiendo por la calle de Coroleu, que le avisó: "no vayas por ahí que hay un hombre siguiéndome mientras se masturba".
DESCRIPCIÓN
Por el momento, las personas consultadas coinciden con una descripción del sujeto. Se trata de un varón blanco, alto, con la cara alargada, que aparenta unos 40 años, delgado y que presenta problemas a la hora de hablar. Hasta el momento se le ha visto siempre cerca de parques y plazas, como es el de la iglesia, Can Fabra o la plaza de les Palmeres. Todos esos lugares se ubican a escasos metros de distancia. Una de las víctimas, incluso, comenta que le ha visto salir de una clínica de salud mental que se encuentra en el barrio. "Puedo entender que no esté bien, pero esta persona no puede salir sin acompañante si se dedica a hacer esto", reflexiona Mónica.
Metrópoli ha contactado con la clínica para solicitar información acerca de los protocolos de acompañamiento de los residentes. A la edición de este artículo, no ha obtenido respuesta a las preguntas formuladas.