Martes, 10:30 horas de la mañana. Un grupo de personas pasea por el barrio de La Sagrera, a escasos metros de la frontera con La Verneda i La Pau. Algunos, en su camino por atravesar el Pont del Treball Digne, se paran y tuercen la mirada hacia el interior de la zona en obras que será la nueva estación del AVE de Barcelona, hacen algunos comentarios y siguen su camino. Otros, algo más atrevidos, entran en el recinto, observan un campamento donde viven varias personas sintecho, toman algunas fotos y se van.

Y es que Barcelona es una ciudad de contrastes. La capital catalana presenta muchas imágenes y realidades que convergen en sus calles. La modernidad, el turismo y el ritmo vibrante de la urbe chocan de frente con la miseria y el abandono que sufren los más desfavorecidos. En este caso, un descampado dentro de las obras acoge un refugio improvisado que han levantado integrantes de uno de los colectivos más vulnerables de la ciudad.

DEGRADACIÓN

Bordeado por una valla, este campamento, ubicado a escasos metros de la biblioteca de La Sagrera y el espacio social y cultural de la Nau Bòstik, sería inaccesible si no fuera porque se ha abierto un agujero en la verja que permite el acceso al interior del recinto. Dentro, varias tiendas de campaña se funden con una alfombra de restos y basuras. A un lado, se alzan imponentes varios bloques de pisos nuevos. Al otro, las vías de la R2 de Rodalies marcan la separación entre los distritos de Sant Andreu y Sant Martí.

Campamento de sintecho en La Sagrera / SIMÓN SÁNCHEZ

Al pasar el agujero, el lugar presenta un estado muy degradado. El suelo, tal y como ha podido comprobar Metrópoli, está cubierto con basura que va desde fragmentos de botellas de vidrio rotas y restos metálicos oxidados hasta libros antiguos, plásticos y, sobre todo, montañas de bolsas de residuos que evocan una imagen más parecida a un vertedero que a un hogar o campamento.

AISLADOS

En medio de todo el recinto, dos tiendas de campaña sirven para refugiarse del sol en las horas más críticas de calor. Según ha podido saber este digital, este refugio es el hogar de cuatro personas en situación vulnerable. También tiene una zona de cocina improvisada, un tendedero y varios bloques de hormigón que sirven como mesas. Los restos de comida se guardan en un antiguo congelador que sirve como contenedor de basura.

Dentro del propio campamento existe una zona vallada, esta vez con planchas metálicas, que acoge la zona de descanso. Aislado de la calle --la inseguridad que viven quienes duermen en la calle es implacable--, otras dos tiendas de campaña cubiertas solo por una lona como techado sirven como dormitorio para estos jóvenes sin hogar.

Zona de dormitorio en el campamento de sintecho en La Sagrera / GALA ESPÍN

Se trata, sin embargo, de un pequeño campamento que tiene los días contados. Quienes allí viven lidian desde primera hora de la mañana con el ajetreo y el ruido causado por las obras de construcción de la nueva estación de La Sagrera, un proyecto que se pretende que sea un hub de la movilidad en Barcelona y acogerá el AVE, Rodalies, metro y autobuses.

Previsiblemente, a medida que avancen los trabajos, se utilizará este recinto, lo que desplazará a estas personas sintecho en busca de nuevo de una ubicación en la que establecerse, siempre que los equipos de trabajo de atención al sinhogarismo del Ayuntamiento o los voluntarios de la Fundación Arrels no les puedan proporcionar una alternativa.

INSEGURIDAD

La situación que viven estas personas, sin embargo, no es una excepción. Cada mañana, varios puntos de la capital catalana amanecen llenos de personas sin hogar que pasan la noche en la calle. Algunos, como el caso del parque de la Ciutadella, se cierran a diario, convirtiéndose en un refugio temporal para decenas de personas. Otros, como los soportales de la calle de Picasso o los de La Rambla proveen de poco más que un techado que protege de la lluvia. En estos casos, el único método para garantizar la seguridad ante agresiones o robos de las pocas pertenencias que poseen es juntarse, formando grandes grupos para dormir.

Campamento de sintecho en las obras de la estación de La Sagrera / GALA ESPÍN

El número de personas sin hogar en las calles de Barcelona ha pasado de 734 en 2015 a 1.149 en 2023, lo que supone un aumento del 56,54% en ocho años, según cifras del Ayuntamiento. Sin embargo, los últimos datos de la fundación Arrels arrojan una imagen más cruda, pues la ciudad acoge a casi 5.000 personas sin hogar. De ellas, unas 1.230 personas dormirán al raso en esta clase de asentamientos esta noche, mientras que el resto lo hará en albergues o refugios públicos o privados.

A la edición de este artículo, el Ayuntamiento no ha contestado a las preguntas formuladas por Metrópoli.

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