
Interior de la Sala Bóveda de Barcelona, que recientemente ha dejado de albergar conciertos
Las salas de conciertos, contra el coto al ocio nocturno en Sant Martí: "Somos cada vez menos en Barcelona"
La Associació de Sales de Concerts de Catalunya (Asacc) se suma a las entidades que han presentado alegaciones contra el nuevo plan de usos que pone al límite a discotecas, bares y salas en el distrito barcelonés
La Associació de Sales de Concerts de Catalunya (Asacc), se suma a las entidades que repudian el nuevo plan de usos del distrito de Sant Martí que, se espera, vea la luz este mismo año. La patronal de salas de conciertos ha presentado alegaciones al documento, añadiéndose a varios locales particulares, el Gremi de Restauració y a la Federación Catalana del Ocio Nocturno (Fecalon).
El plan municipal para el distrito, explican en conversación con Metrópoli, no es sino "una continuación de lo que ya había antes. Llevamos años en los que está prohibido abrir prácticamente nada", analiza la entidad.
El documento perpetúa la prohibición de abrir ningún nuevo local con actividad musical en la calle de Rogent y sus alrededores, así como también en la zona conocida como el Triángulo Golfo del Poblenou. Estas son las conocidas como Áreas de Tratamiento Específico (ATE).
El resto del distrito, no obstante, experimentará una regulación que, si bien más laxa, entraña criterios que desde las patronales creen que desincentivará el emprendimiento en el sector.
Regulación
Los nuevos negocios tendrán que respetar una distancia lineal de 400 metros entre establecimientos, no podrán tener una superficie máxima de 150 metros cuadrados y no podrán abrir ni en pasajes ni en calles con una anchura inferior a los 20 metros.
La apertura de nuevos locales, que deben contar con sus respectivas licencias, hará sinergia con la de nuevos establecimientos gastronómicos, de forma que se tendrá que respetar un espacio de 25 metros lineales entre locales y comercios.

Interior de la Sala Bóveda de Barcelona
"El objetivo de los planes de usos es el de regular las actividades, es decir, que debe activarse cuando se detecta que hay sobrecarga, pero en Sant Martí hay cada vez menos salas, porque desde hace años no paran de cerrar", analizan desde la patronal.
De hecho, hoy en día quedan solo "ocho salas de conciertos en el distrito de Sant Martí: cuatro de ellas en las zonas ATE y otras cuatro repartidas por el resto de barrios", puntualizan.
Sector en jaque
Con todo, "da la impresión que lo que se pretende es acabar con estas actividades en el distrito", pero "el problema se extiende a toda Barcelona". "La gente necesita salir, divertirse, socializar... eso también es salud mental (...) y los conciertos son cultura", aseveran.
Y claman: "También es de interés público que los artistas tengan lugares en los que tocar con estándares de calidad y que sirvan también de trampolín para las bandas o grupos emergentes y locales".

La banda 'Testament', en un concierto en la sala Razzmatazz 1 de Barcelona /
Así las cosas, el plan de usos, consideran, pone en jaque el ocio nocturno en todas sus vertientes, también aquellas relacionadas con las industrias culturales que establecen sinergias con grandes, pero también pequeños artistas, que suponen puestos de trabajo para los ciudadanos de la capital catalana
La patronal estima que en los últimos 20 años, se han perdido unos 200 locales de actividad musical, entre ellos salas de conciertos, solo en Barcelona. Ese agujero se añade a "un área metropolitana que está desierta".