Vecinos del Poble-sec ocupan una obra para frenar un desahucio
Protestan contra la empresa inmobiliaria Norvet S.L. que está expulsando a inquilinos del barrio
23 enero, 2018 17:36Noticias relacionadas
Calle Murillo, número 12. Donde antes vivían 20 familias, ahora solo quedan Feliciano Esteves y sus hijas en un edificio en ruinas que pretende convertirse en un alojamiento de lujo. ¿Los propietarios? Norvet S.L.,una empresa de inversiones inmobiliarias. Este martes, un día antes del anunciado desahucio al inquilino que resiste en la propiedad, algunos vecinos de Poble-sec han ocupado un edificio en construcción en el número 23 de la calle Poeta Cabanyes. ¿Los propietarios? Norvet S.L.
Con esta ocupación pretenden frenar el desalojo y llegar a un acuerdo con la empresa que esta absorbiendo edificios enteros. Por el momento, según fuentes presentes, la abogada de Norvet S.L. ha asegurado que no se sentará a hablar con los miembros del Sindicat de Barri del Poble Sec.
La protesta cuenta con el apoyo de varias docenas de vecinos y activistas inmobiliarios que han llegado a Poeta Cabanyes en manifestación. “El Barri es defensa, Feliciano es queda”. Es el cartel que han colgado los vecinos en la parte superior de las obras.
Hem aturat les obres de Norvet SL i no marxarem fins aturar el 2n desnonament del Feliciano.
— SdB - Poblesec (@sindicatdebarri) 23 de enero de 2018
Veniu a donar suport c/poeta Cabanyes, 23. #FelicianoEsQueda pic.twitter.com/baZYKr494Q
Feliciano, el inquilino del inmueble de la calle Murillo que el citado fondo de inversión ha comprado para rehabilitar como pisos de lujo, ha rechazado una indemnización de 5.000 euros para que deje el edificio antes de lo que establece su contrato de cinco años, según comunica la organización vecinal.
El barrio de Poble-sec cuenta con algo más de 40.000 vecinos y 15.728 de ellos son extranjeros. Inmigrantes con bajos ingresos la mayoría.
Se trata de una de las zonas que más incremento en el precio de sus alquileres ha sufrido. La estratégica situación geográfica en la ciudad y el boom de restaurantes en la zona ha encarecido el alquiler y ha expulsado a vecinos que, en algunos casos, llevaban décadas viviendo en el barrio. Los alquileres han aumentado de forma repentina de 500 o 700 euros a 900 o 1.000.