“Verde que te quiero verde”, escribía Federico García Lorca. Y verde es también el color actual del lago del Turó Park: un verde (amarillento) muy intenso. Aunque, en este caso en particular, no es bienquerido. Los vecinos –que anticiparon algunas consecuencias de la reforma del Ayuntamiento de Barcelona– están molestos.
El consistorio que lidera Ada Colau invirtió más de 800.000 euros en la rehabilitación del parque de Sant Gervasi-Galvany que terminó en agosto de 2018, más tarde de lo estimado. Pero, según los vecinos, el resultado no ha sido el esperado. En un principio, las mejoras más importantes pasaban por prohibir la entrada a los perros –que causó una fuerte polémica– y por arreglar el lago.
UNA COSTOSA REHABILITACIÓN
Según la versión municipal, para llevar a cabo la rehabilitación del espacio acuático, lo vaciaron, trasladaron los animales que lo habitaban a un lugar provisional y sustituyeron las plantas acuáticas que lo poblaban por otras nuevas. Por otro lado, impermeabilizaron el suelo para evitar fugas de agua y se instalaron nuevas bombas de agua para favorecer la circulación y el filtrado del agua.
“El lago está más estancado que nunca, no se renueva el agua”, explica Bartolomé Criado, presidente de la Asociación de Comerciantes y Vecinos del Turó Park, a Metrópoli Abierta. Hace unos meses, en una conversación con este medio, ya enumeró los fallos: “Le han dejado solo un palmo de agua, le han quitado profundidad, se calienta más, no se regenera con facilidad, se ensucia mucho y a los nenúfares les cuesta crecer”.
LA SITUACIÓN DEL LAGO SIGUE ESTANCADA
Ahora reafirma sus palabras. “Además, el pH del agua sigue siendo ácido”, comenta. “Y al Ayuntamiento ya no le sirve la excusa de que son los perros los que lo ensucian”, dice en tono jocoso, refiriéndose a la prohibición y recordando el mal estado del nuevo pipi-can ubicado en los Jardines de Piscinas y Deportes. “La rehabilitación se ha hecho mal”, sentencia sobre el lago.
Tras constatar que –con el calor– el lago empeora, se reunieron con el distrito que, finalmente, se comprometió a evaluar el caso. El pasado jueves, técnicos de Parcs i Jardins fueron a tomar muestras y a hacer análisis, aunque los vecinos siguen sin (muchas) esperanzas porque consideran que se trata de un problema de raíz. “Pusieron demasiado cemento, se ha llenado de algas y la fauna autóctona que teníamos antes se ha ido”. Silencio. “No se ve ni una sola garza”.
Este medio ha consultado tres fuentes distintas del Ayuntamiento de Barcelona para saber qué medidas exactas de mantenimiento se llevarán a cabo para solucionar la problemática. Al cierre de esta edición, todavía no ha obtenido una respuesta determinante.